La Nueva Domingo

Reciclan bicicletas para regalarlas a carenciado­s

El proyecto, encabezado por Silvina Chisu y Carlos Peña, se denomina “Hospital de Bicicletas” y ya lleva alrededor de 15 entregadas en menos de seis meses. Tres de ellas fueron destinadas a las salas de Pediatría y Oncología Infantil del Penna.

- Pablo Andrés Alvarez palvarez@lanueva.com

Reciclar bicicletas en desuso y entregarla a los niños de barrios carenciado­s. En eso consiste básicament­e el proyecto del grupo de personas que le dan forma al “Hospital de Bicicletas”.

Una idea solidaria simple, pero sumamente efectiva y con ribetes conmovedor­es, ya que algunas de las “bicis” arregladas se ven girando en las salas de Pediatría y Oncología Infantil del Hospital Penna, adaptadas para que puedan ser utilizadas por los niños allí internados.

“La idea surgió de casualidad, mirando un programa de televisión, en el que se reciclaban distintas cosas para donarlas a los más necesitado­s”, contó Carlos Peña, uno de los impulsores de la idea, junto a su esposa Silvina Chisu.

“Yo practico el ciclismo de montaña y de ruta y ella es de familia ciclista, por lo que buscamos por ese lado. Así surgió la intención de buscar bicicletas ya sin uso o abandonada­s y reciclarla­s a nuevas”, agregó.

Con cualquier bicicleta que llega a sus manos comienza un proceso que lleva bastante tiempo, ya que la desarman completame­nte, le cambian los accesorios que ya no funcionan, la repintan, la vuelven a armar, la “tunean” y, finalmente, la entregan a quienes no tienen otra forma de obtener un rodado de este tipo.

“A algunas no hay que hacerle prácticame­nte nada, pero otras llegan en muy mal estado”, contó Silvina, vía teléfonica, ya que en el horario que se pactó la entrevista estaba en plena jornada laboral.

Precisamen­te, así es el día a día de esta familia: Carlos es policía y Silvina se desempeña en el servicio municipal 107.

“Y todos los que se sumaron después a este proyecto solidario están en la misma situación que nosotros. Lo desarrolla­mos en los pocos tiempos libres que disponemos, haciendo malabares”, señaló Silvina.

“Cada uno tiene su ocupación y vamos viendo en qué momentos podemos meter mano en las bicicletas. En Bahía hay muchísima gente solidaria. Porque no sólo están los que do

nan, sino los que ayudan en forma desinteres­ada para que esa ayuda se materialic­e. Sólo buscamos darle felicidad a un chico con algo que a otro ya no lo usaba o no le servía más”, agregó Carlos, quien contó que tienen una hija de 3 años, Luisana, que es la encargada de testear las bicicletas.

A la hora de arremangar­se para los trabajos, ya no están solos.

“Se sumaron muchos amigos a darnos una mano. Por ejemplo, Rodrigo Puchetta es el pintor. Juan Mancini y Emanuel García nos dan una mano grande para desarmarla­s y Claudio Herrero nos hace las calcomanía­s. Y también hay varias bicicleter­ías que nos acompañan en forma desinteres­ada con distintos aportes”.

--¿Cómo buscan a los destinatar­ios?

--Trabajamos en conjunto con ONG, iglesias y comedores,

y ellos nos van diciendo las necesidade­s.

Explican que, detectado el caso, el segundo paso es ponerse en contacto con la familia y coordinar la entrega.

“Y después hacemos el seguimient­o, porque nuestra tarea no termina en entregar la bicicleta, sino que también nos encargamos del mantenimie­nto posterior

en caso de que no lo puedan hacer por si mismos”, esgrimió Carlos, en un alto de su trabajo.

En menos de 6 meses, llevan entregadas alrededor de 15 bicicletas.

“Venimos de entregar 3 en el Hospital Penna, para que la utilicen los niños de oncología y pediatría. Esas las adaptamos para que puedan colgar el suero mientras dan vueltas por los pasillos del nosocomio. Allí nos dieron una silla de ruedas, que también la estamos refacciona­ndo para donársela a Ayuda-Le”, manifestó Silvina.

Y ya hay otras 12 en el proceso final.

“Tenemos alrededor de 80 guardadas en el quincho de otro integrante del grupo, Marcelo Raillaf, que cedió el espacio desinteres­adamente”.

Obviamente que las necesidade­s para seguir adelante son muchas.

“Siempre precisamos grasa, gomines, cámaras, parches, cubiertas y distintos accesorios que llevan las bicicletas. Y para pintar necesitamo­s guantes de látex y tinner. No esperábamo­s una respuesta tan rápida, tanto de la gente para donarnos bicicletas, como de gente que se acercó a darnos una mano para refacciona­rlas”, reconoció Carlos.

El contacto, tanto para donar como para brindar ayuda de alguna manera, se puede realizar por redes sociales.

“Estamos en Facebook e Instragram como Hospital de Bicicletas Bahía Blanca. Para aquel que duda en ayudar, lo único que les puedo decir que es impagable ver las caras de los chicos cuando reciben las bicicletas. La alegría de esa familia es la que motoriza todo ésto”, cerró Carlos Peña.

“Las que entregamos en el Penna las adaptamos para que los chicos puedan usarla con el suero puesto”, señaló Peña.

 ?? PABLO PRESTI- LA NUEVA. ?? RODRIGO PUCHETTA, el pintor del grupo, junto a Carlos Peña, uno de los impulsores de la idea junto a Silvina Chisu.
PABLO PRESTI- LA NUEVA. RODRIGO PUCHETTA, el pintor del grupo, junto a Carlos Peña, uno de los impulsores de la idea junto a Silvina Chisu.

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