Todos los detalles de un lugar único en Cantabria
La entrada principal, ubicada en el frente norte, está diseñada a partir de un pórtico con cuatro columnas de piedra que sostienen la ecléctica torre mirador de 20 metros de altura.
Con base de piedra en un terreno en desnivel, la fachada es un museo arquitectónico a cielo abierto con balcones con banquetasmarquesina; ventanas abuhardilladas; chimeneas que sirven de respiraderos para ventilar la casa; y tejados de cerámica, entre otros detalles, todo en vivos colores donde resaltan el verde, el rojo y el amarillo.
A la torre que asemeja al minarete de una mezquita y que resalta sobre el pórtico de 11 metros de altura, se accede por una angosta escalera de caracol hasta llegar al mirador, ornamentado con una baranda de hierro que reproduce claves de sol, y que remata con una cubierta de formas geométricas sostenidas por columnas de hierro.
Son tantos los detalles que adornan el exterior de la casa que sería imposible enumerarlos en una crónica: dinteles, ornamentos con formas vegetales, ventanas en voladizo y mucho azulejo, al estilo Gaudí.
El interior de la mansión cuenta con 8 estancias a lo largo de un corredor, diseñado en forma de U alrededor de un invernadero; un patio exterior; un pequeño vestíbulo de ingreso; y techos diseñados para cada una de las estancias de la casa, que posee 3 niveles.
El Capricho de Gaudí, cuyo nombre original es el de Villa Quijano, conjuga la fantasía de un artista para el deleite de los visitantes.