La Nueva Domingo

En América Latina, aumentó fuerte la cifra de pobres.

De acuerdo con el organismo dependient­e de las Naciones Unidas, la región latinoamer­icana retrocedió doce años en términos de reducción del flagelo.

- Redacción

El 38,8 por ciento de la población argentina terminó el 2020 en la pobreza y el 8,1 por ciento en la indigencia, aunque la asistencia estatal logró reducir parcialmen­te el impacto de estos flagelos, consideró la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en un informe.

Si se contemplan en el análisis las transferen­cias como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o la Tarjeta Alimentari­a, la pobreza se ubicó en torno al 37% y la indigencia (personas que pasan hambre) en el 5,4%.

El organismo dependient­e de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) dijo que la irrupción de la pandemia encontró a la Argentina en una situación económica particular­mente vulnerable, en medio de una crisis macroeconó­mica que ya llevaba dos años recesivos, con caídas en el empleo formal e incremento de la informalid­ad, así como descensos en los ingresos de los hogares, en un contexto de niveles de inflación cercanos al 50% anual.

"La pandemia profundizó dicha situación e impulsó un conjunto de políticas orientadas a reducir el impacto en la producción y el abastecimi­ento de insumos básicos, y a amortiguar la caída del empleo y los salarios", dijo el organismo.

Y señaló que grupo de acciones el Gobierno se orientó a aumentar los ingresos de las personas que ya se encontraba­n inclui- das en el sistema de protección social (como jubilados y perceptore­s de transfe- rencias como la Asignación Universal por Hijo u otros programas) y a reforzar el acceso a alimentos y a la protección sanitaria de la población de asentamien­tos urbanos más vulnerable­s.

Para garantizar un piso de ingresos para los trabajador­es informales e independie­ntes de ingresos medios y bajos, con fecha 30 de marzo de 2020, diez días después de haberse dispuesto el Aislamient­o Social, Preventivo y Obligatori­o (ASPO)" en todo el país para los trabajador­es no esenciales de la economía, se diseñó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).

Más de 13,4 millones de personas solicitaro­n el programa IFE, lo que representa el 48% del total de la población de entre 18 y 65 años, y el 67% si se considera solo a la fuerza de trabajo (ocupados y desocupado­s).

Para la Cepal, el diseño y la rápida implementa­ción de este programa ha permitido llegar con una transferen­cia, además de a los 3,3 millones de personas que ya se encontraba­n registrada­s, a casi 5,5 millones de personas en situación de trabajo informal o desocupada­s a las que, de otra manera, el Estado no hubiera podido llegar por no tenerlas en sus registros al momento de la irrupción de la pandemia.

"El programa también visibiliza la magnitud de los problemas de precarieda­d que caracteriz­an al mercado de trabajo y las brechas del sistema de protección social".

"Solo el 9,3% del total de perceptore­s del IFE había tenido, por al menos un mes, un trabajo en relación de dependenci­a formal entre febrero de 2019 y el mismo mes de 2020", dijo la Cepal.

Retroceso

La crisis derivada de la pandemia de coronaviru­s en América Latina supondrá un retroceso de 12 años en términos de pobreza y de 20 años en términos de pobreza extrema, de acuerdo con un nuevo informe elaborado por la Cepal.

La región cerró el año con un total de 209 millones de personas en situación de pobreza, 22 millo

nes más que el año anterior, según el informe presentado por la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena.

El informe señala que si bien las medidas de proyección social evitaron un mayor aumento de la pobreza, las consecuenc­ias económicas y sociales de la contingenc­ia sanitaria serán significat­ivas entre los países de la región más afectada por el virus, con el 27,8% de muertes registrada­s por Covid-19 en el mundo.

Ya desde 2014 se observaba un crecimient­o continuo de la pobreza y la pobreza extrema en la región, con altos niveles de pobreza en los sectores rurales, indígenas y afrodescen­dientes, además de descensos continuado­s en el índice de desigualda­d de Gini,

Para la Cepal, el diseño y la rápida implementa­ción de este programa ha permitido llegar con una transferen­cia, además de a los 3,3 millones de personas que ya se encontraba­n registrada­s, a casi 5,5 millones de personas en situación de trabajo informal o desocupada­s

El programa también visibiliza la magnitud de los problemas que caracteriz­an al mercado de trabajo. Solo el 9,3% del total de perceptore­s del IFE había tenido, por al menos un mes, un trabajo en relación de dependenci­a formal. altos niveles de informalid­ad y altos niveles de desigualda­d de género, según la agencia de noticias Europa Press.

Evolución

Entre 2014 y 2019, la pobreza en Latinoamér­ica aumentó desde 162 millones de personas hasta los 187 millones, mientras que en el caso de pobreza extrema el incremento fue desde 46 a 47 millones de personas.

La desocupaci­ón alcanzó el 10,7% en 2020, un incremento de 2,6 puntos porcentual­es respecto del valor registrado en 2019, con una importante salida de personas de la fuerza de trabajo y una escasa posibilida­d de teletrabaj­o, ya que sólo el 21,3% de los ocupados en la región pudo llevar a cabo el trabajo a distancia.

Los países con mayores tasas de desempleo registrada­s a lo largo del año fueron Argentina (20,9%), Colombia (21,8%), Costa Rica (20,1%) y Perú (39,5%), según el informe difundido este jueves, que indica además que la tasa de desocupaci­ón más alta se observó en los hogares más pobres.

"Los grandes perdedores, como siempre, son los pobres", indicó Bárcena, quien indicó que "la gran pérdida que ha tenido la región en términos de trabajo es el informal".

En ese sentido, indicó que del total de empleos perdidos en Brasil, Costa Rica y México, el 76,8%, el 72,5% y el 72,6%, respectiva­mente, fueron informales, lo cual aumentó la vulnerabil­idad de los hogares en 2020.

La Cepal estima que 491 millones de latinoamer­icanos (8 de cada 10) están en una situación de vulnerabil­idad, ya que viven con ingresos inferiores a la línea de pobreza.

Para compensar las pérdidas de ingresos de hogares, en 2020 los gobiernos implementa­ron 263 medidas de protección social de emergencia e inyectaron 86.000 millones de dólares entre marzo y diciembre en transferen­cias monetarias y en especie.

No obstante, Bárcena advirtió que la región no alcanzará la inmunidad de rebaño en 2021, debido al "fuerte acaparamie­nto" internacio­nal al acceso de las vacunas, así como otras restriccio­nes en aspectos logísticos que podrían afectar de manera negativa a las campañas de vacunación.

Ya desde 2014 se observaba un crecimient­o continuo de la pobreza y la pobreza extrema en la región.

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