Cómo se vive tras un año de la llegada del virus
Temas vitales. La miseria y los miserables, protagonistas de otro año diffi cil.
¡Marzo! Sin dudas es el mes del retorno para los Temas Vitales. Hace un año hablar de tapabocas, “ASPO”, “DISPO”, testeo, hisopado, 70/30 de alcohol, eran conceptos extraños, lejanos, hasta desconocidos. Con ansias e impaciencia contamos los días para finalizar un inaudito año 2020, un año que nos dejó perplejos; aunque sumergidos casi en un pensamiento mágico nos ilusionamos con que 2021 nos proporcione un respiro.
Psicología y Psicopedagogía, como si quisieran abrirse paso a los gritos, vuelven a la escena para responder preguntas y acompañar procesos de aprendizaje obturados, cancelados, politizados...
Según mi editor 2021 se asemejará al anterior, a lo que mi respuesta fue rotunda: “sólo que con más miseria y miserables”.
No hace falta ser experto para advertir el deterioro, la pandemia sacudió al mundo y a los bolsillos y los países pobres sentimos un mayor impacto.
En medio de la miseria cabe preguntarse por los miserables; o como le gusta decir a “muches” ¿y “les miserables”?
La Psicología ahonda el tema, Freud, Lacan, entre otros, tienen miles de páginas al respecto, pues miserables siempre existieron.
Hace poco más de un año quedábamos azorados porque arrojaban un chancho desde un helicóptero a una piscina, pero el ser humano “siempre se supera” y este año “les miserables” son varios, y se destacan por “saltearse un turno”, “aceptar la invitación” y lograr estar “vacunades”.
Miserable, adjetivo que no solo hace referencia a un estado de infelicidad o desdicha, sino que se lo emplea para describir conductas perversas, canallas, mezquinas. Estudios revelan que quien es miserable a su vez se percibe como benévolo, justo y con cierto poder por sobre los otros, o “los otres”.
Velar por los vulnerables o necesitados, no está entre las prioridades del miserable; funciona igual que el cínico solo que para el miserable o canalla él se transforma en “ese otro” y ahí reside lo miserable, la canallada.
Vemos en los momentos críticos “de qué madera estamos hechos”, y esta cruel pandemia se ha encargado de dejarnos al desnudo; un breve aplauso y nulo reconocimiento al personal de salud.
“Miserable no solo hace referencia a un estado de infelicidad o desdicha.”
A su vez, poco se abordó el impacto de la pandemia en la salud mental, hoy asistimos a una verdadera crisis que alcanza desde niños hasta a ancianos; especialistas definimos al problema como la otra pandemia con consecuencias ya visibles.
Mientras tanto, entre miseria y miserables se multiplican las discusiones y las peleas, oficialismo y oposición “aprovechan” el escenario, entre ataque y contrataque, entre “bolsas” y “vacunatorios” juegan su juego, casi como un síntoma que se reitera, como una patología propia del sistema político de nuestro país.
Mientras tanto, y en el medio, millones completan un formulario y esperan la vacuna, no es una simple vacuna, es la que habilita una esperanza de vida, pues es la vida es lo que está en juego.
Mientras tanto, intentando disfrutar mi retorno y por momentos sumergida en un pensamiento mágico imagino qué propicio sería que hubiera una vacuna contra la irresponsabilidad.