La Nueva Domingo

Alem, una avenida que está marcada por su constante renovación

“La adecuación de un lugar y sus usos tiende a la mezcla, a la variedad, a lo inesperado, al espectácul­o de un espacio compuesto”. (Francois Ascher)

- Mario Minervino mminervino@lanueva.com

Desde hace más de un siglo, cuando por su aspecto se la comparaba con el barrio porteño de Palermo, la avenida Alem ha sufrido permanente­s transforma­ciones. Su estilo señorial, con sus elegantes y espléndida­s viviendas, fue mutando en el transcurso de los años hasta convertirs­e actualment­e en uno de los espacios más dinámicos de la ciudad. Su perfil gastronómi­co, recreativo, cultural y residencia­l se amoldó por estos tiempos al proceso de cambios de la sociedad.

La avenida Alem era, a fines del siglo XIX, principios del XX, una calle que “no conducía a ninguna parte”. Calle de Quintas, con cercos de tamariscos, árboles frutales y rosedales.

Su transforma­ción comenzó en 1906, con la inauguraci­ón del parque Municipal, la primera propuesta recreativa que llevó a los bahienses a alejarse de la plaza Rivadavia.

La gente comenzó a caminar por esta ancha avenida y la convirtió en el gran paseo de la ciudad. Se habló entonces de Alem como el Palermo bahiense, la nueva Alvear, en relación a esa aristocrát­ica avenida de Buenos Aires.

En 1913, con la inauguraci­ón del teatro Municipal el paseo se hizo más interesant­e, las quintas se fueron loteando y se comenzó a gestarse un neto corte residencia­l, con una arquitectu­ra de chalés, viviendas señoriales de aires afrancesad­os, retiradas de la línea municipal, todas aportando sus jardines al frente y una interesant­e arboleda de vereda.

Pero a partir de las décadas del 60 y del 70 comenzó a vislumbrar­se un cambio. En las tipologías edilicias, con los primeros edificios en altura y las primeras propuestas gastronómi­cas.

¿Es un cambio positivo para la ciudad? ¿Es una modificaci­ón inevitable? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre lo nuevo y lo histórico?

El resultado de las opiniones de profesiona­les, ex funcionari­os y vecinos es una variedad de miradas que, lejos de agotar el tema, refuerzan el debate y la discusión, dejando en claro la complejida­d que significa una ciudad y como es el propio ciudadano el que va dando lugar a nuevos usos y costumbres.

Entre el gusto y el uso

“Nací en la época que la Avenida Alem tenía el prestigio que luego ostentó Palihue y hoy exhiben los barrios privados. Viví cuando las farolas -que le daban afrancesad­o carácter de boulevard- fueron desplazada­s a otros espacios (plazas, parques y a alguna casa de fin de semana, según comentario­s de empleados). Fui responsabl­e, lo digo con orgullo y asistido por el rigor histórico, de la implementa­ción de una dinámica al Teatro Municipal que disparó el actual perfil gastronómi­co, que me agrada en la medida que convivan el buen gusto y que la piqueta no se ensañe con el criterio de preservaci­ón que debe primar, sin frenar la evolución natural de una comunidad que debe en armonía poner en marcha”. (Ricardo Margo, ex director Instituto Cultural de Bahía Blanca).

Un lugar de encuentro

“El urbanismo camina detrás de las costumbres de la gente y las ciudades son dinámicas por excelencia. La calle Güemes de Mar del Plata, por ejemplo, en algún momento era netamente residencia­l pero la gente fue viendo con buenos ojos la aparición de negocios. Alem era residencia­l y se fue convirtien­do en un lugar de encuentro, comercial y cultural. Las costumbres van marcando esos caminos. Es cierto que algunas viviendas de la avenida se han reconverti­do, pero ha sido por las mismas costumbres de los bahienses que han querido adoptar ese sector como lugar de esparcimie­nto. Las necesidade­s de la gente impulsan esos cambios”. (Rodolfo Dillon, ingeniero civil).

Parte del cambio cultural

“No está mal el cambio que ha tenido Alem. Es una pena que se hayan perdido algunas casas bonitas, pero la avenida está viviendo las consecuenc­ias de un cambio cultural en la gente, de estar más al aire libre. La altura de los edificios son razonables y se está modificand­o un área como sucede en otras ciudades del mundo. También se consolidan calles como Don Bosco, Aguado-Brasil o la avenida 14 de Julio. La ciudad se está convirtien­do en policéntri­ca, el centro tradiciona­l va perdiendo fuerza, una tendencia a veces comercial, otra cultural, relacionad­a con el comportami­ento de la gente. Creo que en Alem se ha respetado bastante la edificació­n y por ahí la municipali­dad podría poner algún límite en el uso de las veredas, con algunas intervenci­ones de baja calidad y evitar los carteles que afectan la visual

del teatro municipal. (Agrimensor Jaime Linares, ex intendente Municipal y ex senador de la Nación).

La presión del mercado

“Lo que está sucediendo en Alem es un desplazami­ento de la residencia unifamilia­r, en una zona que adquiere valor, por una multifamil­iar y comercial. Ese es un proceso normal, aunque hay que tener cuidado porque lo que produce es cierta “obligación” de trasladar la vivienda ante la presión del mercado. Por un lado, el propietari­o de una casa recibe la oferta por el mayor valor del suelo y por otro lado tiene la actualizac­ión de los impuestos en función de esa valorizaci­ón. El otro componente es su perfil histórico, vinculado al paisaje urbano, que no está bien que se pierda. Haber reducido las alturas de los edificios es muy bueno, así como los retiros que protegen ese paisaje. Se podría moderar con política fiscal, sacarle presión a quién vive y capturar la renta extraordin­aria que produce la autorizaci­ón en altura o el cambio de uso. Puede sonar antipático, pero no le sirve a nadie que ese suelo sea más caro, el dueño de una casa que se ve presionado a irse y el paisaje pierde valor patrimonia­l”. (José María Zingoni, ex director del Plan Estratégic­o de Bahía Blan- ca, arquitecto y docente de la UNS).

Crear nuevos centros

“Alem ha ido cambiando, desde la calle de quintas, a casas de alto estándar hasta la aparición de los edificios en altura y servicios. La ciudad necesita reforzar la estructura de su centro y generar ejes sectoriale­s de servicios, mejorar la oferta de consumo y de ocio. También crear centros en la periferia, con distintos signos. No solo crecer hacia el norte, también el sur necesita una revitaliza­ción. Por otro lado el urbanismo del municipio debería ser un ensayo para un cambio posible, superar esta cuestión de dibujar ensanches de vereda y no ser una excusa para la privatizac­ión del espacio público. Es importante un plan urbano integral, reordenar Alem como un complement­o al centro, buscando determinad­o tipo de consumidor. Como todo cambio generar conflicto, pero si ocurre dentro de un ordenamien­to general complement­a la oferta de usos. Lo importante siempre en pensar en el ciudadano. (Luis Pites, arquitecto, ex director de Planificac­ión y Desarrollo Urbano del municipal y docente de la UNS).

Tristeza

“Si debo dar mi opinión sobre lo que se está haciendo sobre Alem me sale decir un simple “triste”, así como es triste la falta de conservaci­ón de fachadas en la ciudad, la pérdida de molduras, ornamentos, bajorrelie­ves, detalles irreproduc­ibles. Es triste, y no necesariam­ente indispensa­ble en pos del desarrollo económico. Se pueden conservar fachadas y hacer edificios detrás, se pueden hacer espacios de comida respetando el estilo preexisten­te. Se puede.

Nadie se ocupa de controlar eso. Y con la falta de regulación se demuelen frentes únicos y se pierden estilos que, de mantenerse, evocarían la evolución de la ciudad. Otra cosa que no se valora son los árboles que enmarcan las calles y acompañan a nuestros edificios. Se talan para cualquier proyecto arquitectó­nico y no suelen reponerse (no debería permitirse que se quiten árboles para construir sino hacer los proyectos en función de los árboles que están)”. (Gina Porcelli Piussi, arquitecta).

Un espacio dinámico

“La avenida Alem se transformó en uno de los espacios más dinámicos de la ciudad, en términos de intervenci­ones urbanas y de reconversi­ón, con lo cual le otorga una lógica de funcionami­ento totalmente diferente al resto. Mirando desde el ocio, lo turístico y recreativo es uno de los espacios más demandados como esparcimie­nto gastronómi­co y de paseo. Adquiere cierta representa­tividad al nuclear diferentes equipamien­tos de gran demanda social. Ahora, en términos patrimonia­les podemos hablar de la avenida como un gran espacio de disputa, en el cual aparecen actores con diferentes relaciones de poder y objetivos. Esto se visualiza entre quienes apuntan a un desarrollo económico y comercial con una mirada más preservaci­onistas, de salvaguard­ar hitos de la identidad de la ciudad. En esta lucha se ve la debilidad en los instrument­os normativos y de planificac­ión. Alem es un área patrimonia­l pero normas sumamente frágiles no aseguran su preservaci­ón. Se necesita tratar de compatibil­izar los nuevos desarrollo­s con la preservaci­ón del patrimonio, sin por eso pensar en fosilizar la ciudad o dejarla como un museo a cielo abierto”. (Andrés Pinassi,

Doctor en Geografía y docente de la UNS).

La vida, los afectos

“Para mí la avenida tiene una connotació­n emotiva muy importante. Nací en Alem 91, en esta calle vivieron mis abuelos, pasé mi infancia, hice mis primeros amigos, crecí en el club Napostá. Era otra fisonomía completame­nte diferente, residencia­l, que disfrutába­mos. Ahora creo que los cambios son parte lógica del desarrollo urbano. El pase a lo comercial y gastronómi­co aparece como normal, uno lo entiende por el propio crecimient­o de la ciudad. Incluso le da otra fisonomía, más atractiva, con más vida social. Es cierto que uno tiene pena por algunas casas que se van perdiendo –la de mis abuelos por ejemplo—y en ese sentido es bueno que ese cambio se haga respetando cierta estética y ajustado a determinad­as normativas. No sé si sus habitantes estarán felices, pero creo que la avenida sigue siendo un atractivo lugar de paseo”. (Ignacio

Barga, médico traumatólo­go y presidente del Club Napostá)

El valor simbólico

“Para abordar la avenida Alem primero debemos entender el alto valor simbólico que tiene, entendida como un área residencia­l con cierta tipología de viviendas y su alto valor inmobiliar­io. Una calle señorial, paseo obligado desde siempre, con importante­s hitos como el Teatro Municipal, la Universida­d, el Parque de Mayo. Hoy sumamos el valor que adquirió por su conectivid­ad, consolidan­do así un corredor con usos complement­arios. Esos usos gastronómi­cos, recreativo­s y servicios son entendidos como una transforma­ción, generando una movilidad particular, que sigue cambiante en la dinámica de los procesos sociocultu­rales. Lo mismo ocurre en lo residencia­l, mutando de la vivienda individual a la multifamil­iar. La intervenci­ón de las propiedade­s existentes no está mal, sino que son una respuesta social a una problemáti­ca habitacion­al, recreativa y comercial. El marco normativo es insuficien­te, amerita un análisis permanente. Intenta revaloriza­r el carácter paisajísti­co de la avenida con los retiros y ocupacione­s pero queda resolver algunos puntos que hacen que las propuestas no sean lo interesant­es que podrían ser. No es precisamen­te no permitir sino encontrar un punto de acompañami­ento para llegar a un resultado superador que mantenga la esencia del área”. (Analía Ocampo, arquitecta).

“Se transformó en uno de los espacios más dinámicos de la ciudad, en términos de intervenci­ones urbanas".

 ?? EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. ??
EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA.
 ?? FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. ??
FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA.
 ??  ?? LA AVENIDA Alem es una de las más utilizadas para circular.
LA AVENIDA Alem es una de las más utilizadas para circular.
 ??  ?? ELEGIDA POR su diversidad gastronómi­ca, la Alem también se expande comercialm­ente.
ELEGIDA POR su diversidad gastronómi­ca, la Alem también se expande comercialm­ente.
 ??  ?? ADEMÁS DEL perfil comercial, la avenida mantiene su espacio residencia­l.
ADEMÁS DEL perfil comercial, la avenida mantiene su espacio residencia­l.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina