Los 90 y el recambio generacional en la “fiesta neoliberal”
En aquella década, muchos artistas se animaron a probar nuevas sonoridades y estéticas lo que desembocó en originales propuestas como caldo de cultivo.
uando en 1991 el líder de Juana la Loca Rodrigo Martín proclamó a su banda como "el primer grupo sónico" se oficializó la llegada de una nueva camada de artistas que, con disímiles abordajes sonoros, provocaron un nuevo recambio generacional en el rock argentino que, sin saberlo,
Ciba a operar como resistencia estética al ascendente modelo neoliberal que marcaría esa década.
La camada que ocupó el centro de esa escena, a la que con extremo reduccionismo la prensa la llamó "movida sónica" o "alternativa" y la ubicó dentro de un "nuevo rock argentino" sin atender a la diversidad de sus propuestas, incluyó también a Los Brujos, Babasónicos, Martes Menta, Peligrosos Gorriones, El Otro Yo, Illya
Kuryaki and The Valderramas y Fun People, entre tantas.
Con bandas que, en muchos casos, paradójicamente habían tenido su origen en los '80 y habían transitado esa escena, como el caso de Massacre o Todos Tus Muertos; estos artistas consolidaron el segundo gran recambio generacional en el rock argentino, luego del ocurrido en el período que fue desde los últimos años de la dictadura a la "primavera democrática”.
“Madchester”
El periodista especializado Marcelo Fernández Bitar caracterizó a esa escena como "un conjunto de bandas muy originales, con identidad propia, que estaba realizando un recambio generacional a partir de la incorporación de cosas que pasaban afuera, desde los sonidos de Seattle hasta los coqueteos electrónicos de 'Madchester'".
"Ese cocktail de influencias lo agarran esas bandas antes que los artistas establecidos, que tardaron un poco más en incorporar esos elementos".
Esta camada contó con el
Contrastes
una de las bandas de la época que al
padrinazgo musical de Melero y tuvo su gran espaldarazo cuando Soda Stereo, luego de su ultra exitoso "Canción Animal", de 1990, convocó a varias de estas bandas para que lo acompañen en la presentación en Obras Sanitarias de "Dynamo", el disco de 1992 en el que sorprendió a los oyentes.
Precisamente, esa misma noche de diciembre de 1992, a pocas cuadras de
allí, en el estadio de River Plate, se producía la reunión de Serú Girán, lo que evidenció notables contrastes en el rock argentino.
"Lo que vi fue diversidad, nuevas intenciones y mucho sacrificio en el mejor sentido de la palabra. Hecho con una sonrisa, sin sentido de tener un objetivo final pero sí con un objetivo de partida", puntualizó Melero, quien arriesgó que "hubiera sido un tonto" si no se hubiera sentido "seducido" para realizar su aporte a estas propuestas.
Pero el artista, que en esos años marcó también un rumbo con la realización del disco conjunto "Colores santos", junto a Gustavo Cerati, advirtió que "asimilada la información que el rock argentino había estado entregando durante los '80, con una nueva generación que se nutrió de eso, había muchísimas probabilidades de crear algo distinto”.
No todos
A pesar de que todas esas propuestas artísticas, al día de hoy sigan siendo englobadas bajo el rótulo de "movida sónica" o "nuevo rock argentino", sus propios protagonistas advierten sobre lo endeble de estas definiciones.
"No creo que haya habido una movida sónica, Creo que Juana la Loca era el único grupo sónico, y esto no lo digo como una virtud sino como una elección de concepto artístico. Lo que creo que hubo fue una movida de renovación de bandas, pero no todos elegían el camino de la actividad sonora", dijo Rodrigo Martín.