Ganadería argentina: ¿por qué es el peor año de los que están por venir?
Los antecedentes sugieren amplias posibilidades de aumento de producción. ¿De qué manera? Si se utilizan las tecnologías disponibles para diseñar estrategias forrajeras de cara a la demanda.
La propuesta de los ingenieros agrónomos Fernando Canosa y Mateo Hopff, al afirmar que estamos en el inicio de una nueva época para la ganadería argentina, es clara, concreta y fuertemente argumentada. Veamos:
—La producción de pasto es un regalo de la naturaleza para, a través del proceso de la fotosíntesis, lograr fijar carbono y producir el recurso más barato. Y que, de esta forma, las máquinas únicas de la naturaleza (léase, los rumiantes) produzcan proteínas de alto valor biológico.
—Van de la mano la tecnología de insumos, en relación a pasturas, verdeos y campo natural y la de procesos, en cuanto a gestión del pastoreo y cadena forrajera, a fin de potenciar la producción de carne por hectárea.
—El resultado final de esta suma natural positiva es que, en el caso de nuestro país, puede traer el aumento de la producción de carne.
Asimismo, se puede llegar a las 5 millones de toneladas; a los 10.000 millones de dólares y una mayor demanda de mano de obra con una presunción de 200.000 puestos de trabajo extra.
“Las tecnologías están disponibles para dar este gran paso; sólo hace falta el gran cambio macroeconómico para retomar el camino del crecimiento por el bien de toda la Argentina y desarrollar en todo su esplendor la cadena de la carne vacuna generadora de trabajo, arraigo y divisas”, explicó Canosa, el reconocido consultor de Conocimiento Ganadero, en la Fundación Producir Conservando.
Inevitablemente, tam- bién hay que analiza el contexto. Los analistas también lo hicieron:
—Estamos ante un mundo demandante de carne vacuna en forma sostenida y permanente.
—La Argentina es uno de los pocos países con posibilidades de aumentar su producción.
—El crecimiento sólo será viable en la medida de que se aumente la oferta de pasto, el recurso más barato para alimentar al ganado.
—Todos los antecedentes indican las amplias posibilidades de aumento de nuestra producción, siempre y cuando se utilicen las disponibles.
—El corriente año y 2024 serán claves para diseñar las estrategias forrajeras de cara a esta demanda y el crecimiento posible.
“A este escenario se le suman los cambios de política económica que se avecinan a partir de diciembre”, amplió el Ing. Hopff.
“Hay que recordar que, desde 2015 a 2019, la Argentina cuadruplicó su nivel de exportaciones de carne vacuna, pasando de 200.000 toneladas a algo más de 800.000 Tns.”, añadió el especialista, tamtecnologías bién del espacio Conocimiento Ganadero.
“Por eso insisto en que estamos en el inicio de una nueva época; seguramente, en el peor año de los próximos por venir”, aseguró el Ing. Canosa.
Los expertos coinciden en que la Argentina se encuentra a las puertas de un gran cambio, donde más que nunca será necesario producir mayor volumen de carnes para seguir abasteciendo —en forma fluida— nuestro consumo, el mayor del mundo por persona con alrededor de 50 kilos por habitante por año, así como para exportar a las diferentes góndolas del mundo.
“Está claro que estamos ante una demanda estructural insatisfecha de carne en el mundo, más allá de la guerra y del efecto del COVID-19. Son pocos los países con posibilidades de abastecer esta demanda
“Está claro de que estamos ante una demanda estructural insatisfecha de carne en el mundo, más allá de la guerra y del COVID-19”, sostuvo Canosa.
creciente, y la Argentina es uno de ellos, junto con el resto de los integrantes del Mercosur”, dijo el Ing. Canosa.
En los últimos 20 años la producción mundial creció un 27 % y las exportaciones del comercio internacional lo hicieron en un 110 %, pero la oferta no alcanza a la demanda.
En ese mismo lapso, el precio internacional creció un 60 % por encima de la carne aviar y porcina, aunque las posibilidades biológicas de adecuar la oferta a la demanda son escasas.
Hasta el año 2012, China no existía en el mercado mundial. De todos modos, se prevé que en 2023 demandará 3,5 millones de toneladas; esto es, un 24 % más que lo que se preveía por las restricciones del COVID-19.
Por otro lado, África pasó de demandar 400.000 toneladas en el año 2000 a unas 800.000 Tns. en la actualidad. Mas: se espera que llegue a importar 1,2 millones de toneladas en 2030.
“Ante estas buenas noticias sobre la demanda, veníamos avanzando en nuestro país en mejoras productivas con el aumento del peso medio de faena alcanzando valores récord mes tras mes, llegando a los 232 kilos por cabeza, así como la venta de vacas improductivas y su reemplazo por vaquillonas llevó a mejorar la relación ternero/ vaca a valores por encima del 66 %”, detalló el Ing. Hopff.
“Con los importantes cambios nos tocó una tercera La Niña consecutiva (NdR: lluvias, generalmente, por debajo de los promedios normales) que trajo aparejada una importante disminución de la producción forrajera y, por ende, a dos caídas: del índice de preñez de este último servicio y de la oferta de terneros del año 2024”, agregó.
“Por eso debemos tener en cuenta que la producción ganadera argentina centralmente es sobre el pasto”, dijo.
“El 90 % de la energía de cualquier corte de carne proviene del pasto que producimos. La variable prin
cipal y de mayor peso en nuestra producción de carne es la producción de pasto”, indicó el Ing. Canosa.
“Desde ese lugar y teniendo en cuenta que la demanda global de nuestro rodeo es de 36,6 millones de raciones; considerando un 65 % de destete y la oferta promedio es de 38,7 millones, el impacto de la sequía será importante”, sostuvo.
“El antecedente más cercano es lo ocurrido con la seca de 2007 a 2009, donde los índices de destete promedio nacional cayeron al 59 % y 57 %, sobre un promedio histórico del 64 %. Esta caída de 5 a 7 puntos de terneros logrados podría significar, para el año 2024, una pérdida de más de un millón de terneros respecto a 2023”, describió.
“Teniendo en cuenta la gran importancia del pasto en la producción de carne, cuando comparamos 2022/2023, año La Niña, de gran sequía en amplias zonas de país, nos encontramos con que la producción forrajera cayó en todas las regiones CREA, en mayor o menor medida, si se compara con los promedios de 2018 a 2022”, aseveró.
También señaló que las pérdidas de forraje son importantes en todas las zonas evaluadas, siendo menores hacia el oeste, semiárida y de mayor magnitud en las zonas sudeste y sudoeste de la provincia de Buenos Aires, donde está la mayor proporción de vacas del país.
La zona centro es la que más impacto tiene por una pérdida —en promedio— de 3.800 kg/MS/ha/año de todos los recursos. Los campos naturales y las alfalfas puras tuvieron una caída cercana al 40 % respecto al promedio, siguiendo los agropiros y las pasturas consociadas.
La zona semiárida es la que tuvo menor impacto en la pérdida de producción de forrajero con un 17 % respecto al promedio, principalmente en alfalfa y llorón. Y la región sudeste sufrió una pérdida del 30 % respecto al promedio, afectando —por igual— a los campos naturales y a las pasturas consociadas.
La zona sudoeste vio disminuida su producción en un 23 %, con mayor impacto en pasturas consociadas y campo natural y un menor impacto en las pasturas de gramíneas.
“El uso de este tipo de tecnología nos permite tener una evaluación más cabal del impacto de la sequía en los sistemas ganaderos que, sin dudas, se verán afectados en los índices de parición y las posibilidades de recriar”, indicó.
“La producción ganadera argentina se encuentra en un equilibrio muy ajustado en lo que se refiere a la oferta de forraje. Es decir, no sólo debe crecer, sino mantener una producción media estable a través de los años”, aseguró el Ing. Canosa.
De acuerdo al trabajo de potencial de producción de carne vacuna —realizado para la Fundación Producir Conservando—, hace unos años se planteaba que se podía llegar a producir unas 5 millones toneladas. De todos modos, sólo será posible alcanzar esos niveles si hay un aumento considerable de la producción y el uso del forraje producido.
“Ante todas las buenas noticias sobre la demanda, en el país ya veníamos avanzando en mejoras productivas con el aumento del peso medio de faena”, dijo Hopff.