La oferta académica bahiense se proyecta más allá de las distinciones
La reciente nominación de la Fundación Konex del investigador Marcelo Avena, a quien consideran entre las 100 personalidades más destacadas de la ciencia y la tecnología argentinas, es sólo la punta del iceberg de un proceso virtuoso.
las particularidades que destacan a la UNS son su modelo organizacional transparente y el estándar científico y académico. grueda@lanueva.com
“Una universidad sólo puede ser buena en la medida en que los hombres y mujeres que la integran son buenos”.
El concepto corresponde al Dr. Daniel Vega, rector de la Universidad Nacional del Sur, a propósito de las numerosas distinciones que recibieron —en estos meses— varios investigadores de nuestro medio, que tiene su punto culminante con la nominación de la Fundación Konex al Dr. Marcelo Avena como una las 100 personalidades más destacadas de la ciencia y de la tecnología argentinas de la última década.
“A nivel internacional, las instituciones universitarias de más relevancia y de mayor calidad privilegian como eje de su misión la investigación; es decir, la producción de conocimientos”, añadió.
“Tal prioridad cobra particular vigencia en la llamada sociedad del conocimiento, en la que la capacidad de generarlos en la ciencia y la tecnología es crucial para la supervivencia de un país”, sostuvo.
El Dr. Vega comentó que sólo una universidad que investiga puede, también, ofrecer a sus alumnos de grado y posgrado una docencia de calidad, crítica, actualizada y, además, transmitir los conocimientos producidos por su propia comunidad académica e incorporar aquellos desarrollados por el ámbito mundial.
“¿La verdad? No me lo esperaba. Creía que alguien te debía postular, pero no tenía información ni nadie me lo había preguntado. Además, en mi disciplina hay gente de muy buen nivel que puede estar normalmente en estas consideraciones”, admitió el Dr. Marcelo Avena.
Se refiere a la nominación de la Fundación Konex, en la categoría Fisicoquímica y Química Inorgánica. Junto a Raúl Carbonio, Fabio Doctorovich, Ezequiel Leiva y Marta Litter se disputarán el Konex de Platino en la ceremonia de entrega de diplomas, a desarrollarse el venidero martes 12 de septiembre.
En caso de ser elegido, el Dr. Avena pasará a competir con los ganadores de las 20 disciplinas restantes de la última década, entre
quienes saldrá el ganador del Konex de Brillante.
La distinción no es menor en nuestro país y sólo dos bahienses han logrado la máxima distinción: el científico César Milstein, en 1993, y el basquetbolista Emanuel Ginóbili, en 2010.
“A los nominados los conozco muy bien, ya que con frecuencia nos cruzamos en los congresos y en las comisiones del Conicet. Son colegas y, en algunos casos, amigos”, añadió.
“¿Si tengo expectativas? No creo que gane. Bueno, en realidad tampoco pensaba que me iban a incluir en este grupo de cinco”, sonrió.
El Dr. Avena —cordobés de General Cabrera— también hizo un poco de historia porque, aseguró, se relaciona con este presente.
“La ciencia que hacemos es reconocida, el equipo con el que trabajo también lo es, incluso internacionalmente, pero lo que hace una diferenciación es haber salido de mi zona de confort. Podría haberme quedado en Córdoba y apostado al desarrollo de otro grupo de trabajo con nuevas temáticas. Pero no. Y siempre me lo dicen; por eso lo comento”, afirmó.
Elinvestigadorhabíasido incluido por la plataforma research.com, en este noviembre, en el Top 1.000 de las ciencias químicas a nivel mundial, donde aparecieron sólo 24 argentinos en base al impacto de los trabajos que publican en revistas especializadas. Entre ellos, están los doctores Jorge Marcovecchio, Gerardo Perillo y Rubén Lara, pertenecientes al IADO (Instituto Argentino de Oceanografía, UNS-Conicet).
Hoy, el Dr. Avena es docente de Química de la UNS e investigador del Conicet y del Instituto de Química del Sur (Inquisur).
“Llegué a Bahía Blanca a través de un concurso. ¿Si podría haber ido a otro lado? Sí, pero para rendir por el cargo de profesor acá estaba la oportunidad. Había venido a un congreso en 2001 y me gustaron la ciudad y la universidad. Y concluí que era un lindo sitio paradesarrollarmeporque, además, había un dato clave: la UNS y el Conicet tenían infraestructura suficientemente importante como para trabajar”, contó.
“Si hacés ciencia y no tenés el apoyo e infraestructura de una universidad o de los institutos de investigación, porque es lo que se necesita para hacer química experimental, no podés avanzar”, agregó.
“Además,nosotrostrabajamos con instrumental caro, como microscopios electrónicos y equipos de rayos X, que tienen un valor de hasta un millón de dólares. Esa infraestructura básica estaba acá; es decir, en 2002 sabía a dónde venía”, expresó.
Ese mismo año, su esposa Graciela Zanini, quien también es cordobesa —de Río Cuarto— y profesora del departamento de Química e investigadora del Conicet, se fue a perfeccionar a España. Luego, se reunieron en Bahía Blanca.
El investigador ponderó que aquella línea de trabajo continúe hasta estos días.
“Siempre hemos crecido, aunque no hay que desconocer que todo se hace al ritmo del país. Los presupuestos para ciencia no son muy altos, pero se llega a un punto en que nos acostumbramos”, aseveró.
“Bahía Blanca nunca ha estado detrás de otras universidades importantes, como Buenos Aires, La Pla
“En presupuesto, Bahía Blanca nunca ha estado detrás de universidades importantes como Buenos Aires, La Plata, Córdoba o Rosario”, sostuvo Avena.