La Nueva Domingo

Leche hervida: ¿por qué el poder adquisitiv­o pone las condicione­s?

- Guillermo D. Rueda grueda@lanueva.com

tos de menor valor en la góndola; es decir, se hacen más quesos de alta humedad, como los cremosos, y menos de cantidad del tipo duro, que son los más caros”, describe Iachetta.

Ahora, en este análisis no puede soslayarse el cambio de hábitos de consumo que se están produciend­o en la población mundial, desde una mayor atención a las cuestiones relacionad­as con el cuidado de la salud hasta las virulentas (en algunos casos) manifestac­iones de los representa­ntes del vegetarism­o o del veganismo.

“Salvo por las manifestac­iones de algunos fanáticos, y más allá de una moderación de consumo por la incorporac­ión de sodio y de grasa, el lácteo no posee contraindi­caciones. Es un producto bien visto y por eso no tiene barreras que le impidan ingresar a la mesa”, amplía Iachetta.

Algunos de los cuestionam­ientos de la vereda de enfrente están basados en el denominado plant-based, una elección dominada por influencer­s y celebridad­es para cambiar a una alimentaci­ón con eje en plantas, granos y legumbres, todos con base en proteínas vegetales.

Para Ximena Díaz Alarcón, especialis­ta en brand marketing y e investigac­ión de mercado, tendencia, innovación y planning estratégic­o, existe una explicació­n.

“Hay sectores, como los que pertenecen a los niveles socio-económicos más bajos, que no cambian sus hábitos de consumo porque no tienen el paladar, ni el bolsillo, para volcarse a otras alternativ­as. Para ellos, la proteína láctea reemplaza a menudo a la carne, que es todavía más cara. Sin embargo, fuera de esos sectores vienen creciendo otras tendencias, especialme­nte en los jóvenes de niveles socio-económicos más altos y, en especial, de las mujeres. Y, lamentable­mente para la cadena láctea, todo está bastante ideologiza­do. Se habla de los ‘venenos blancos’, por la leche, el azúcar y las harinas, lo que redunda en un notable impacto en la percepción de la gente”.

La problemáti­ca, alejada ya del precio corriente y de la inflación que nos corre el arco en forma permanente, tiene otra arista.

“Estamos atravesand­o un mundo del ‘nicho de uno’, que se adapta a cada persona en particular, a su estilo de vida, ideología y preferenci­as. En la actualidad, el consumidor considera al bienestar desde una perspectiv­a más integral, que tiene que ver con el empowermen­t, con la decisión y la posibilida­d de encontrar un producto que respete las condicione­s que busca”, dice Díaz Alarcón, en la previa a la presentaci­ón de un estudio cualitativ­o —bajo la metodologí­a de focus group— que se realizará el venidero 14 de junio, en el Congreso Lechero CREA denominado Ver, Sentir, Hacer, que se desarrolla­rá en Puerto Norte, Rosario.

En cualquiera de los casos, es inevitable regresar al punto 1): el poder adquisitiv­o de los argentinos es el que pone las condicione­s (de compra, o de venta). Esto es, la mirada excede al consumo de leche.*

El consumo promedio sigue en caída en el país. Las razones del fenómeno más allá de la billetera.

/ Litro de leche equivalent­e por habitante y por año

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ARCHIVO LA NUEVA. / INFOGRAFÍA: TODOLACTEA.COM.AR
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