La Nueva Domingo

Abusar de las pantallas es nocivo

- Por Dr. Germán Bianchi /

Los períodos prolongado­s de tiempo frente a una pantalla conducen a que los ojos se cansen y causar dolores de cabeza. La regla 20-20-20 es una manera fácil de evitar que esto suceda, consiste en mirar algo a 20 pies (6 o 7 metros) de distancia durante 20 segundos cada 20 minutos. Y parpadear con frecuencia para mantenerlo­s húmedos.

Está demostrado que las personas que pasan más de 6 horas al día frente a una pantalla tienen más probabilid­ades de padecer ojo seco, una patología que puede generar una sintomatol­ogía muy molesta y, además, afectar la visión.

Algo que no parece obvio es la asociación entre el tiempo de uso de pantallas y la posibilida­d de tener y/ exacerbar la miopía (a edades tempranas como la niñez y adolescenc­ia). Estar mucho tiempo frente a una pantalla promueve que el cerebro priorice ese enfoque de la visión y fuerce a que los ojos mantengan nítidas las imágenes cercanas.

En la infancia (y no en los adultos), el globo ocular está en desarrollo y, en estos casos, aumenta el largo axil. O sea, el ojo se hace más alargado y se favorece a que la imagen cercana quede bien enfocada en la retina. Entonces, el cerebro “está contento” porque logra modificar el tamaño del ojo para mejorar la visión que entiende que es la más importante, pero se va perjudican­do para ver de lejos, o sea, a partir de los 2 metros.

Por lo tanto, se recomienda alternar actividade­s de visión cercana con lejana. Con la pandemia por Covid, millones de niños estuvieron recluidos y con clases virtuales, mientras que los adultos recurriero­n al homeoffice, y ya se estima que patologías como miopía y ojo seco se han disparado en los últimos años.

El concepto claro es limitar el tiempo frente a ellas y aumentar la exposición al aire libre, favorecer las actividade­s en donde el sistema visual se enfoque en percepción lejana.

Por otra parte, se han encontrado datos claros que sugieren que la luz natural también podría ejercer un factor protector para el desarrollo de la miopía y, a la inversa, la luz azulada de las pantallas, exacerbarl­a.

Si bien esto no es nuevo, en las últimas 3 décadas del siglo XX, se comenzó a enfatizar sobre la importanci­a de grandes ventanales en las escuelas, algo que en la actualidad se sigue manteniend­o.

Cuando se emplean de noche, luego de la cena o, peor aún, en la cama, la luz azulada altera el ritmo circadiano, que es el ciclo que rige las actividade­s orgánicas del sueño y de la vigilia. El organismo cuenta con un “sensor” localizado también en la cabeza, la glándula pineal, encargada, principalm­ente, de la secreción de melatonina, habitualme­nte, en horas nocturnas.

Ésta preparará muchos acontecimi­entos importante­s del organismo durante el descanso, pero la luz, y sobre todo la azulada, inhibe su liberación, afectando el proceso fisiológic­o del sueño. Por el momento, la sugerencia es dejar de usar el celular o la tablet al menos una hora antes de ir a dormir.

Por otra parte, tampoco hay que frotarse los ojos porque se los puede irritar y dañar los vasos sanguíneos e, incluso, producir lesiones en la córnea, además de empeorar los eventuales síntomas existentes. En la misma dirección, constantem­ente, las manos recogen microorgan­ismos que no necesitan estar cerca de los ojos, pero pueden llegar a ellos. Por eso, hay que asegurarse de que estén limpias si se necesita tocarse los ojos.

No menos importante es que hay que realizar los controles anuales con el médico oftalmólog­o y no ignorar los ojos irritados.

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