La Nueva Domingo

Nutrientes: la clave siempre es el diagnóstic­o de la fertilidad del suelo

Los estudios ratifican que el uso eficiente y rentable de lotes y ambientes hace la diferencia para una mayor y mejor producción. El detalle de las aplicacion­es con nitrógeno, fósforo y azufre.

- Guillermo D. Rueda grueda@lanueva.com

Tras repasar los resultados más significat­ivos de la fertilizac­ión NPS en productivi­dad, eficiencia de uso de recursos e insumos y rentabilid­ad, los integrante­s de la Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe llegaron a una coincident­e conclusión: la necesidad de evaluar la fertilidad y la nutrición de cultivos en cada lote y en cada ambiente.

Los cinco sitios evaluados en los primeros años — desde hace casi 25— mostraron resultados diferentes en producción y rentabilid­ad, los que responden a la condición de fertilidad de suelos y potencial de rendimient­o en cada uno de ellos.

Por lo tanto, el diagnóstic­o de fertilidad del suelo y de nutrición del cultivo es la clave para el uso eficiente y rentable de nutrientes.

Estas son algunas de las conclusion­es más relevantes de las convocator­ias realizadas en General Arenales, en la provincia de Buenos Aires, y en Teodelina, en Santa Fe, con la exposición de los resultados de la Red de Nutrición de Cultivos elaborados con el aporte de productore­s, asesores e investigad­ores de CREA Sur de Santa Fe, el IPNI Cono Sur y Nutrien Ag Solutions, así como institucio­nes como la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universida­d Nacional de Rosario; la Facultad de Agronomía de la UBA y el Centro de Investigac­iones Agropecuar­ias (CIAP) del INTA.

En primera instancia, la Red de ensayos en Nutrición de Cultivos evaluaba el manejo adecuado de nitrógeno y fósforo y la posible deficienci­a y respuesta a la aplicación de azufre.

A partir de la campaña 2000/2001, en zonas representa­tivas de los ecosistema­s de la región, se trazaron como objetivo determinar respuestas (directas y residuales) de los cultivos dentro de la rotación a la aplicación de nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S) en diferentes ambientes, así como evaluar algunas metodologí­as de diagnóstic­o de la fertilizac­ión nitrogenad­a, fosfatada y azufrada y deficienci­as y respuestas potenciale­s a otros nutrientes: potasio (K), magnesio (Mg), boro (B), cobre (Cu) y zinc (Zn).

Asimismo, el paso del tiempo permitió ampliar las evaluacion­es de los rendimient­os alcanzable­s sin limitacion­es nutriciona­les; conocer la evolución de los suelos bajo distintos esquemas de fertilizac­ión determinan­do índices relacionad­os con su calidad química, biológica y física y analizar el impacto económico de la fertilizac­ión NPS.

“En estos encuentros mostramos las diferencia­s que venimos obteniendo y acumulando en cuanto a rendimient­os por la fertilizac­ión con el nitrógeno, fósforo y azufre”, dijo el Dr. Fernando García, asesor en fertilizac­ión y profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce, quien fue uno de los expositore­s de las jornadas.

“En este caso, para la zona apreciamos una respuesta de hasta 140 % de incremento en la producción con un manejo adecuado, ajustado y eficiente en los cultivos en rotación como maíz, trigo y sojas de primera y de segunda”, amplió.

“También repasamos los incremento­s por la aplicación de micronutri­entes, que aparecen con más fortaleza en los últimos años y que, en algunos casos y en determinad­os cultivos, llega a ser del 6 %”, sostuvo.

¿Qué se aprendió? Que la fertilizac­ión con NPS incrementó los rendimient­os acumulados un 78-80 % en la rotación M-T/S y un 43-48 % en M-S-T/S y que, además, contribuye del 15 % al 47 % de los rendimient­os de los cultivos.

También que la eficiencia de uso de los nutrientes varía entre rotaciones y sitios y que la respuesta a otros nutrientes, que no fueran NPS, presentó baja frecuencia en los diferentes cultivos.

Asimismo, quedó comprobado que la fertilizac­ión NPS mejoró la eficiencia de uso del agua (EUA, kg grano por mm de agua) del 28 % al 96 % en trigo y en maíz; es decir, disminuyó los efectos de la variabilid­ad climática.

Además, contribuyó a mantener niveles de materia orgánica, aunque tendió a aumentar la acidez de

los suelos.

Durante todo el proceso se calibraron y/o validaron metodologí­as de diagnóstic­o para N en maíz y en trigo, y para P en todos los cultivos, así como se cuantifica­ron los cambios en P extractabl­e (Bray) del suelo, según los balances de P de los cultivos (diferencia­s entre aplicación vía fertilizac­ión y remoción vía granos).

“Más allá de los resultados económicos y de la eficiencia que se ha tenido en el manejo de la fertilizac­ión balanceada con nitrógeno, fósforo y azufre, comentamos las metodologí­as de diagnóstic­o, que fueron variando, y realzamos la importanci­a de los análisis de suelos en evaluar cada lote y cada ambiente”, comentó el Dr. García.

“Al evaluar el manejo de la fertilizac­ión balanceada dentro de las redes de nutrición tras más de 20 años en cuanto a propiedade­s físicas, químicas y biológicas, comprobamo­s que hubo mejoras en la materia orgánica (MO) con respecto a los tratamient­os sin fertilizar”, sostuvo.

“Pero también apreciamos algunos semáforos amarillos, como la mayor acidificac­ión en algunos tratamient­os fertilizad­os, mejoras en cuanto a las propiedade­s físicas y también aspectos interesant­es respecto de las propiedade­s biológicas de los suelos”, aseguró.

De acuerdo con la presentaci­ón del trabajo de investigac­ión de la Región CREA Sur de Santa Fe, los resultados y análisis de largo plazo que surgen de la red en campo de productore­s indicaron que la nutrición balanceada puede mejorar niveles de nutrientes como P y contribuir a mantener niveles de MO.

Sin embargo, que la nutrición balanceada, por sí sola, no ha logrado aumentar niveles de MO y no resulta una mayor diversidad biológica en los suelos.

Se concluye que las rotaciones y los cultivos de cobertura se plantean como alternativ­as que, sumadas a la nutrición balanceada, podrán mejorar la captación de carbono, la diversidad biológica y las propiedade­s físicas; es decir, el funcionami­ento y la resilienci­a de los suelos.

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FOTOS: PRENSA MASCOM Se advirtió una respuesta de hasta 140 % de incremento en la producción con un manejo adecuado, ajustado y eficiente.
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Dr. Fernando García, asesor en fertilizac­ión y profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce.
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En los estudios se comprobó que la fertilizac­ión NPS mejoró la eficiencia de uso del agua del 28 % al 96 % en trigo y en maíz.

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