La Nueva

Acavallo en el Salón

- Por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

Hace 50 años, en julio de 1965, se presentó en el Salón de los Deportes -Soler 444- el boxeador Horacio Acavallo, campeón argentino y sudamerica­no de la categoría mosca.

“Velada pugilístic­a de real jerarquía”, señaló este diario cuando, para su habitual cartelera de los viernes, anunció la llegada de Acavallo, por entonces seguro retador del italiano Salvatore Burruni, campeón mundial de la categoría.

A sus 31 años de edad y con casi 9 de trayectori­a, el púgil enfrentó al correntino Juan Carlos Moreyra, a quien había vencido en tres ocasiones, pero que no nunca le resultaba un rival fácil.

El Salón, con tribunas competas, fue marco adecuado para su actuación, ratificand­o “sus virtudes de consumado boxeador”, al tiempo de demostrar “ha- llarse en la plenitud de sus medios”. La pelea, sin embargo, fue calificada como “monótona”.

En el noveno asalto Moreyra estaba en tan malas condicione­s que Acavallo decidió casi por no golpearlo, limitándos­e a bailotear a su alrededor.

El campeón ganó ampliament­e, por puntos. Al abandonar el ring, dijo a un cronista de este diario: “Quiero dedicar mi próxima pelea con Burruni a esta ciudad, por la que siento un gran afecto”.

Acavallo, cartonero en su juventud, le ganó a Burruni por puntos en el Luna Park, aunque no estaba en juego la corona. Se consagró campeón mundial (el segundo en la historia de ese deporte en el país) el primero de marzo de 1966, al vencer por puntos, en Tokio, a Katsuyoshi Takayama.

Se retiró del boxeo como campeón. Defendió tres veces su corona, en diciembre de 1967, luego de defender por última vez su título frente a Hiroyuki Ebihara. Con 81 años de vida, un record de 83 peleas y 75 victorias, es considerad­o entre los cinco mejores boxeadores que dio el país.

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