La Nueva

“Me confié”, dijo un jubilado asaltado

Osvaldo Rojas fue víctima de dos sujetos que lo despojaron de 200 pesos y joyas en su casa de España 31.

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Osvaldo Rojas tiene 78 años, es jubilado, y canta tango. La amabilidad de sus palabras y el trato cordial revelan un carácter forjado en una sociedad de otros tiempos, con preceptos diferentes y respeto por los mayores.

“Me confié”, admitió la víctima poco después de que ayer al mediodía un chico de entre ocho y diez años actuara como “carnada”, para engañarla y lograr que abriera la puerta del departamen­to interno que ocupa en la calle España 31.

En ese momento ingresó un hombre que lo amenazó con una navaja y lo condujo hacia su dormitorio, donde lo amarró de pies y manos y se apoderó de unos 200 pesos en efectivos y algunas joyas de valor.

“Lograron entrar al pasillo y el pibe me dijo que venía a entregar la factura de la luz. Abrí la puerta y se me mandó el que era más grande”, ex

Nueva. plicó el hombre a La

Comentó que el mayor tendría unos 30 años y que antes de darse a la fuga abandonó el arma blanca que utilizó para amenazarlo.

“Me pedía plata y yo les decía que no tenía, porque soy jubilado y vivo de mi sueldo. Vieron algunos casetes que grabé con tangos y por ahí pensaron que podía haber algo más, pero voy sacando el dinero que necesito para manejarme”.

Osvaldo admitió que sintió temor por la forma en que pudiera reaccionar el ladrón, por lo que le señaló algunos elementos que podía tomar.

Así el sujeto se apoderó de dos anillos de oro, una cadena del mismo metal precioso, tres relojes y dos gemelos de plata.

“Gracias a Dios y la virgen no me pegaron. Por ahí canto de vez en cuando, allá a lo lejos, pero no tengo guita. Pensaba que me podían dar un cachetazo o pegarme, porque uno no sabe cómo pueden actuar”.

El damnificad­o dijo que los malvivient­es permanecie­ron alrededor de diez minutos en el lugar y que lo ataron con los cordones de las zapatillas y la correa de un maletín.

“Mi hijo vive adelante, pensé que podía llegar y se iba a armar un lío bárbaro. Les di lo que tenía, porque no veía otra escapatori­a. Lo único que quería es que se fueran”, admitió la víctima.

Poco después que los intrusos se dieran a la fuga, el hombre logró liberarse y dar aviso al 911.

Un móvil del Comando de Prevención Comunitari­a llegó hasta el lugar y los efectivos se entrevista­ron con el damnificad­o, quien les relató lo sucedido. Durante la tarde radicó la denuncia penal en la comisaría Primera.

Para finalizar, Osvaldo señaló que lo sucedido deja secuelas y un alto grado de indignació­n.

“Es bravo lo que pasó. Lo peor que te queda es la impotencia por todo esto. Estas personas encima te tratan mal, pero no porque me pegaran, sino porque me decían cualquier cosa”. Comentá esta crónica en lanueva.com

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a la vivienda de la víctima poco después de que diera aviso al 911.
JUAN CORRAL-LA NUEVA. La policía llegó a la vivienda de la víctima poco después de que diera aviso al 911.

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