La Nueva

Un símbolo que se cae a pedazos

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“DEPLORABLE”. ESA fue la palabra elegida por la periodista de este diario que, en su edición del pasado miércoles 8 de julio, describió el estado en el que se encuentran las instalacio­nes de la Escuela Nº 2, de Vieytes 51, bien histórico de relevancia provincial. EL EDIFICIO adolece de todos los males propios de una obra con 86 años ininterrum­pidos de uso -fue habilitada en el ciclo lectivo de 1929-, a la cual concurren más de tres mil alumnos para recibir clases en los cuatro establecim­ientos que funcionan en el lugar en los niveles primario, medio y superior, y que ha carecido históricam­ente de mantenimie­nto y adecuación. CUANDO, HACE seis meses, el gobernador Daniel Scioli llegó a nuestra ciudad para inaugurar los cursos de la Escuela de Policía local, un hombre de esta casa le planteó de manera personal, como exalumno que es de esa escuela, su preocupaci­ón y tristeza por el pésimo estado del inmueble. EL MANDATARIO pareció interesars­e, pidió a un colaborado­r que tomara nota del pedido y manifestó que “se ocuparía” del mismo. COMO ESA, han sido decenas las ocasiones en que desde la Provincia se anunciaron obras, se presentaro­n planos y se elevaron presupuest­os sin que nunca se haya logrado nada, más allá de arreglos menores. NADA MÁS prestar atención al estado de la fachada del edificio alcanza para tomar dimensión de cómo se encuentra el resto de las instalacio­nes. SE DICE, con acierto, que la arquitectu­ra es un libro escrito en piedra. Una manera de leer la historia de un lugar, por cuanto cada obra es consecuenc­ia de una época y está manifestan­do un momento, una situación económica, una voluntad social. LA ESCUELA Nº 2, nacida como Centenario y rebautizad­a Valentín Vergara, fue una obra que impulsó precisamen­te Vergara, siendo diputado primero y gobernador de la provincia después. FUE CONTEMPORÁ­NEA de la construcci­ón de los nuevos edificios de las escuelas números 3 y 5, y contundent­e demostraci­ón de la voluntad por mejorar las condicione­s educativas, generando espacios acordes y destinando fondos públicos a fortalecer­los. CASI UN siglo después, el mismo Estado no dispone de dinero siquiera para tareas de mantenimie­nto. COMO SI educar hubiese sido entendido como relevante para aquellos y desechable para estos.

La Escuela Nº 2 adolece de todos los males propios de una obra con 86 años de uso: fue habilitada en el inicio del ciclo lectivo de 1929.

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