La interna K bonaerense se mantiene al rojo vivo
Los precandidatos a gobernador del FpV, Aníbal Fernández y Julián Domínguez, recrudecieron su puja electoral con más acusaciones cruzadas.
Los precandidatos a gobernador bonaerense del oficialista Frente para la Victoria (FpV) Aníbal Fernández y Julián Domínguez recrudecieron ayer la interna con acusaciones cruzadas por supuestos "aprietes" a dirigentes y un "festival de chamuyo" detrás de las advertencias sobre robos de boletas, con lo que radicalizaron la puja de cara a las primarias de agosto.
Fernández volvió a apuntar contra Domínguez al acusarlo de "llamar a intendentes" y "apretar dirigentes" para que no lo reciban en sus distritos, además de "pedirles", dijo, que "no repongan" su boleta en las PASO.
En tanto, Domínguez evitó polemizar pero aclaró que "no" entraría en "un festival de 'chamuyo'" que, según advirtió, "no lleva a ningún lado", a la vez que aseguró que la presidenta Cristina Fernández "ha sido clara" en que "se va a mantener neutral" ante las dos fórmulas K "hasta el día 9" de agosto.
Por su parte, Fernando Espinoza, compañero de fórmula de Domínguez, también cargó contra Fernández al advertir que si el jefe de Gabinete se impusiera en las PASO, el precandidato presidencial kirchnerista Daniel Scioli "perdería" en los comicios de octubre.
Espinoza planteó que "las mejores encuestadoras serias de la Argentina dicen que si Fernández ganara" en las primarias "le restaría entre 5 y 7 puntos" a Scioli debido a la "imagen negativa" del ministro coordinador.
Fernández se abstuvo de responder a esas críticas y se limitó a difundir el encuentro que mantuvo, junto a su compañero de fórmula, Martín Sabbatella, con el presidente de Bolivia, Evo Morales, con quien analizaron la "situación política de ambos países".
Tras insistir en que su fórmula junto a Sabbatella se impone "por 20 puntos" de cara a las PASO, Fernández apuntó al sector de Domínguez al remarcar que "ellos son los que no nos pueden sacar de su boca, y será porque están muy preocupados".