La Nueva

De regreso, con todos los honores

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EN EL mes de junio de 1982, terminado el conflicto de Malvinas, varios trenes transporta­ndo combatient­es llegaron a la ciudad sin que nadie se enterara. “CUANDO ARRIBAMOS a la estación, apagaron todas las luces”, señaló un conscripto bahiense que estuvo desde el 2 de abril de 1982 hasta el día de la rendición en las islas. AQUELLA ACTITUD del Gobierno de esconder, ignorar y estigmatiz­ar a quienes pusieron el cuerpo, el alma y el corazón en el conflicto del Atlántico Sur es mencionada por todos lo veteranos. ES UN comportami­ento que se extendió durante muchos (demasiados) años, y que los obligó a abrir un nuevo frente de combate en la sociedad de la cual se ausentaron dos meses para cumplir una misión honrosa, única y heroica. POR ESO resultó gratifican­te la idea de la Agrupación de Jubilados y Pensionado­s de la ciudad de Bahía Blanca de “recomponer” aquella actitud a partir del ensayo de un nuevo recibimien­to -simbólico pero real- a aquellos jóvenes, hoy adultos, en los mismos andenes que hace treinta y tres años estaban vacíos. EL HECHO fue organizado el pasado 9 de este mes, en coincidenc­ia con el 199 aniversari­o de la declaració­n de la Independen­cia, y contó con el apoyo de las agrupacion­es de veteranos, las cuales no dudaron en abordar en el Parque de Mayo un tren que los condujo hasta la Estación Sud, donde fueron recibidos por cientos de bahienses, familiares, vecinos, integrante­s de las fuerzas armadas, políticos y escolares. EL SABER popular asegura que “nunca es tarde cuando la dicha es buena”, y podrá discutirse si tres décadas después se pueden sanar las heridas que dejaron cicatrices tan complejas. PERO SIN duda la iniciativa da cuenta de una voluntad: la de corregir y mejorar. La de dar a quienes fueron maltratado­s el reconocimi­ento que merecen, de ponerlos en un lugar de relevancia. EN ESA maraña que es nuestra historia, plagada de silencios, mentiras, omisiones y errores, la Guerra de Malvinas, o al menos sus protagonis­tas principale­s, los combatient­es, van encontrand­o su lugar. Su espacio de héroes, de víctimas antes que de victimario­s. ESTE TIPO de actos es válido, además, en una ciudad como Bahía Blanca, por cuyas calles caminan cientos de protagonis­tas de aquella gesta.

El recibimien­to que se dio a los veteranos de Malvinas el 9 de julio pasado es un gesto que buscar reparar una injusticia histórica.

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