La residencia estudiantil que no fue
En 1959, los arquitectos Manuel Mendoza y Alberto Cignoli, docentes de la UNS, expusieron un proyecto de residencia estudiantil en los terrenos donde por entonces se pensaba desarrollar la ciudad universitaria, sobre la avenida Urquiza, donde hoy se ubica el barrio Comahue.
La propuesta buscaba dar respuesta a las necesidades de una creciente masa de estudiantes de la región, por lo cual se planteó un edificio de 7 pisos, con 36 habitaciones individuales por cada uno. El diseño era de líneas modernas, con estructura de hormigón y frente vidriado.
El trabajo se inspiraba en La Mansión de Brasil o el Pabellón Suizo, dos propuestas diseñadas por Le Corbusier en París. El propio Cignoli, becado en Francia, remitió a Mendoza sugerencias adicionales, por caso considerar una conserjería --tipo hotel-- en planta baja, ubicar teléfonos públicos en cada piso y pensar espacios para comedor y salas de estudio.
La construcción se inició diez años después (1969), aunque para entonces la universidad había concretado un cambio radical en cuanto a su emplazamiento, luego de adquirir 140 hectáreas en proximidades del Palihue.
Con la obra en ejecución, la UNS decidió dos modificaciones sustanciales: redujo el número de pisos a 5 y anunció que el inmueble serviría para oficinas administrativas y aulas del Departamento de Ciencias Agrarias. Se terminó en la década del '80 --con importante modificaciones en relación al diseño original-- y se convirtió en el primer habitante de un campus que recién en la última década comenzó a consolidarse.