La Nueva

Petrobras abrió una grieta en el mando brasileño

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BRASILIA - Las ramificaci­ones del caso de corrupción en Petrobras, que salpica a 50 políticos, abrieron ayer una grieta en la coalición que sustenta a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, con el paso a la oposición del líder de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha.

Cunha anunció su ruptura a título individual con el gobierno, aunque pretende inducir a que lo imiten sus correligio­narios del Partido del Movimiento Democrátic­o Brasileño (PMDB), el principal socio de Rousseff.

El PMDB, que tiene la mayor bancada en el parlamento, con 67 diputados y 17 senadores, además de 6 ministros y la vicepresid­encia de Brasil, constató que la decisión de Cunha es personal.

El vicepresid­ente brasileño y presidente del PMDB, Michel Temer, anunció que el partido presentará un candidato propio a las elecciones de 2018, algo que no hace desde 1994.

Desde 2003 el PMDB formó parte de los gobiernos del Partido de los Trabajador­es, primero al lado de Luiz Inacio Lula da Silva y después de Rousseff.

El motivo que esgrimió Cunha para romper relaciones con el palacio de Planalto fue precisamen­te el caso de corrupción en Petrobras, por el que se le abrió una investigac­ión bajo la sospecha de haber recibido sobornos con fondos procedente­s de la petrolera estatal. El diputado acusó al gobierno.

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