La Nueva

El Obamita de Kenia juega y quiere ser médico

“Obama es un héroe en su país y en el nuestro. Quiero que mi hijo tenga ese mismo espíritu. Por eso decidí llamarlo así”, dice el padre del chico de 8 años.

- Comentá esta crónica en lanueva.com

LE DICEN “MR. PRESIDENT”

En el pequeño pueblo de Nyang'oma Kogelo (Kenia), perdido en medio de las verdes colinas que rodean el lago Victoria, hay un niño que sobresale por encima de los demás. No por su currículum académico ni por su físico, pues sólo tiene 8 años, sino por su nombre: Barack Obama Okoth.

Su nombre, mucho menos habitual de lo que cabría esperar en la aldea natal del padre del actual presidente de los Estados Unidos, le da una singularid­ad artificial que se basa más en el deseo paterno de infundirle ambición que en una distinción real, pues Barack es un niño corriente en todos los sentidos.

"Obama -que el próximo fin de semana visita Keniaes un héroe en su país y en el nuestro. Quiero que mi hijo tenga ese mismo espíritu para que en el futuro sea un héroe. Por eso decidí llamarlo Barack Obama", explica Edwin Okoth, un padre de familia con 2 esposas y 9 hijos.

"Mr. president", como le apodan algunos en casa y en la escuela en una mezcla de reverencia y burla cariñosa, anda siempre con el ceño medio fruncido, aunque parece más una expresión involuntar­ia que invade su cara cuando analiza lo que ocu- rre a su alrededor que una muestra real de enfado.

Sin ser del todo consciente de porqué suscita tanto interés que comparta nombre con uno de los hombres más poderosos del planeta, Barack Obama Okoth está incómodo y resignado a partes iguales ante las cámaras y la preguntas un tanto absurdas de los periodista­s.

-¿Qué querés ser cuando seas grande?

-Médico -responde Obama.

Contesta con una voz casi inaudible tras la inestimabl­e ayuda de su padre, que lo anima a superar la timidez con un cariñoso choque de hombros.

En la escuela primaria Senador Obama están acostumbra­dos a las visitas de la prensa y se prestan a seguir el juego porque son gente hospitalar­ia.

"Aquí siempre son bienvenido­s, pero tenés que espe- rar al recreo, si no los chicos se descontrol­an demasiado", dice el director del centro, Manasseh Oyucho.

Tras el recreo, Obama Okoth se sienta junto a 2 compañeros, uno de los cuales es el otro Obama que hay en la escuela, y se disponen a retomar la clase. Inglés, suajili y matemática­s ocuparán el resto de su día antes de volver a casa, donde lo espera una de sus grandes pasiones: ayudar a su padre en el campo.

El pequeño Obama, que sólo piensa en jugar con sus amigos y en regar las verduras del huerto, siempre tendrá un nombre que todo el mundo recordará y podrá contar un sinfín de historias.

A pesar de la superstici­ón generaliza­da que vincula el famoso nombre del chico con un brillante porvenir, por ahora los Okoth a duras penas pueden costear la educación de sus 9 hijos, por lo que parece impensable que algún día puedan pagar los millones de chelines que cuesta la carrera de medicina.

 ?? ARCHIVO LA NUEVA. ?? Barack Obama Okoth se resigna ante las cámaras y las preguntas un tanto absurdas de los periodista­s.
ARCHIVO LA NUEVA. Barack Obama Okoth se resigna ante las cámaras y las preguntas un tanto absurdas de los periodista­s.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina