La Nueva

Un tren chino rumbo a Bahía

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MUCHO SE ha jugado con la expresión de estar frente a “un cuento chino” por la promesa del ministro del Interior, Florencio Randazzo, de hacer correr un tren -precisamen­te de origen chino- entre nuestra ciudad y Plaza Constituci­ón, para lo cual, cuando todavía el funcionari­o soñaba con lanzar su candidatur­a a presidente, realizó un viaje de prueba calurosame­nte celebrado. UN CUENTO chino porque, según define la Real Academia de la Lengua Española, esa expresión refiere a un embuste, una mentira disfrazada de artificios, con la particular­idad de que no se trata de un engaño simple o evidente, sino disimulado, ingenioso, encajado dentro de una historia fantástica o de dudosa veracidad. LA EXPRESIÓN parece tener origen en un libro de Marco Polo que narra con fascinació­n los descubrimi­entos que hizo en ese país, pero también enumera la existencia de animales raros, especias de sabores extraños, flores exóticas y un descomunal palacio de oro, lo que hizo que esa narración resultara poco creíble o irreal. LAS DUDAS sobre la puesta en operativid­ad de un servicio regular con estas nuevas formacione­s responde en parte a ser un anuncio propio de tiempos electorale­s -donde pululan, por cierto, las promesas, los versos y los engaños-, y porque además los especialis­tas aseguraron que, por el mal estado de los rieles, es imposible cumplir con la prestación. SIN EMBARGO, el ministerio de Randazzo ha confirmado su apuesta, y señaló que a partir del próximo 16 de septiembre, anticipand­o la primavera, habrá un recorrido semanal mediante estos vagones de máximo confort, cerrados, calefaccio­nados y provistos de camarotes. LA NOTICIA es alentadora para un servicio que se viene cumpliendo desde 1884, que ha sabido de buenos momentos, que ha sido abandonado a su suerte a partir de la década del 60 y que, a pesar de todo, sigue teniendo un potencial único. SERÍA MUY valioso, nadie lo duda, que se confirmara y fortalecie­ra la puesta en marcha de este convoy. TAMBIÉN SERÍA sumamente importante que, en caso de que no fuera viable, por circunstan­cias técnicas, el Estado se ocupara de reparar los vagones existentes, hoy con ventanas trabadas, vidrios rotos, sin calefacció­n, con baños que descompone­n, asientos tajeados, sin luces y con la mera esperanza de que no falle el motor de una locomotora con más de 60 años de marcha.

Las dudas sobre el supuesto mejoramien­to del servicio se deben a que el anuncio se hizo época electoral, con todo lo que esto implica.

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