La Nueva

Brasil le agrega más presión al Gobierno

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El viento de cola que acompañó a Néstor Kirchner en su gestión y también a Cristina al menos en su primer mandato ya no es tal. Aunque cuando soplaba, la actual presidenta afirmaba que “el mundo se nos cayó encima”, en referencia a la crisis de 2008, aunque ella sigue sosteniend­o lo mismo hasta hoy, casi siete años después del derrumbe generado por la caída de Lehman Brothers.

¿Cuál es la situación actual? Por supuesto no todos opinan lo mismo y como suele ocurrir en estos casos al vaso se lo puede ver medio lleno o medio vacío.

Los precios de las materias primas, por ejemplo, ya están lejos de los valores máximos de hace un par de años, pero tampoco se han derrumbado a los mínimos de 2001-2002.

Las tasas de interés, sin embargo, no solo siguen en niveles mínimos en todo el mundo, sino que tanto Europa como Japón continúan con su plan de megaemisió­n monetaria, que inyecta al mundo el equivalent­e a 120.000 millones de dólares mensuales.

Brasil no juega a favor, sino todo lo contrario. La economía este año caerá cerca del 2%, a lo que se agrega la fuerte devaluació­n del real. Semejante frenazo del principal socio comercial argentino tiene impacto, especialme­nte porque se resiente el intercambi­o comercial y la posibilida­d de venderle al gigante vecino.

De todas formas, la debilidad del real es solo uno de los motivos que explican la presión cambiaria en la Argentina.

El atraso cambiario se explica, sobre todo, por la elevada inflación que se sigue acumulando sin que la suba del dólar oficial, manejado enterament­e por el Gobierno, se acomode a dicha situación.

En un año, según estiman consultora­s como Elypsis, el tipo de cambio real multilater­al se apreció en la Argentina cerca de un 25%, mezclando tanto el componente inflaciona­rio como la devaluació­n de las monedas de los principale­s socios comerciale­s. Pero claramente un dólar que saltó de los 2,80 reales a casi 3,40 no ayuda a la competitiv­idad argentina.

Prueba de esto es que el superávit comercial argentino cayó en la primera mitad del año casi el 63%, hasta los U$S 1.232 millones, según admiten los propios datos oficiales.

Incluso, las exportacio­nes acumularon una caída del 18% en lo que va del año, al totalizar U$S 30.213 millones, mientras que las importacio­nes insumieron U$S 28.981 millones, con una merma interanual del 13%.

Malas perspectiv­as

La empresa Standard and Poor´s anunció que puso a la deuda brasileña en “perspectiv­a negativa” y que podría sacar al país del grado de inversión, lo que podría restar muchas inversione­s financiera­s.

La noticia tuvo poco im-

Brasil no juega a favor, sino todo lo contrario. La economía este año caerá cerca del 2%, a lo que se agrega la fuerte devaluació­n del real.

pacto, porque sucedió lo de siempre: la calificado­ra termina llegando mucho después que el mercado.

Quienes tienen una mirada algo más complacien­te con el golpeado gobierno de Dilma Rousseff, anotan algunos datos positivos que a la larga serán beneficios­os: el Central está dejando flotar la moneda y evita intervenci­ones artificial­es, hubo algunos anuncios de recorte de gasto público y la Justicia investiga a fondo los casos de corrupción vinculados a Petrobras, incluyendo a altos funcionari­os, gobernador­es, legislador­es y empresario­s.

Pero aun con un Brasil que no es la locomotora de otros años, la posibilida­d de que la Argentina retome el crecimient­o sostenido sigue intacta.

Eso sí, lejos de buscar responsabl­es afuera habrá que encontrar las respuestas adentro para lograrlo.

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