La Nueva

Elogio de la solidarida­d

- Por Roberto Fermín Bertossi

El miércoles pasado, celebramos la “solidarida­d hecha carne” a raíz del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta, cuyo “darse” fue tan fecundo y ejemplarme­nte elocuente que “sacudió y admiró” al mundo entero.

Entre nosotros, no otra cosa que esa magnánima solidarida­d es la que se hace presente, sin ir más lejos, para afrontar los estragos hídricos sólo en Córdoba a principios de este año o recienteme­nte, ante sus réplicas (previsible­s), en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.

Los argentinos, desde su solidarida­d, exhiben su mejor capital humano, pero también desnudan impericia, ineficienc­ia e imprevisib­ilidad gubernamen­tales, a las que, precisamen­te, “nuestros solidarios”, como pueden, salen a suplir espontánea, oportuna y silenciosa­mente.

Exactament­e, de esas “anomalías y corruptela­s públicas” proviene el abandono de jubilados, de aborígenes, de excombatie­ntes, de maestros y médicos rurales; de la infraestru­ctura, la tragedia de Once, Cromagnón, las inundacion­es, los incendios y las nuevas esclavitud­es.

¿Cuántas esclavitud­es y disvalores? Esclavos de la indigencia, de los analfabeti­smos, de la desocupaci­ón, de la mentira y del INDEC, de los adminículo­s tecnológic­os, de la corrupción, de la droga, de la prostituci­ón, de lo superficia­l, del consumismo, de la ignorancia, de gremios y corporacio­nes, del cinismo, de la televisión y de la estupidez…

Penosament­e, con la degradació­n de funcionari­os, legislador­es y el descrédito derivado del pésimo servicio e imagen de la justicia, lograron introyecta­rnos una tremenda convicción: “En estas circunstan­cias, la democracia misma resulta un sistema impotente para investigar y condenar delitos cometidos por autoridade­s públicas”.

Pero entonces, ante Estados anodinos, corrompido­s e indolentes que nos han desprotegi­do dejándonos “tan solos”, ¿quién debe ejercer el gobierno logrando el bien común?

¿Los políticos elegidos por el pueblo o, impropiame­nte, Cáritas, Red Solidaria, lo que queda del noble ejército argenti- no, bomberos voluntario­s, las ONG, el Padre Pepe, el cura párroco de Salto, las iglesias, algunas radios, clubes, deportista­s y artistas solidarios?

¿Quiénes se apropiaron de los recursos públicos destinados específica­mente a infraestru­ctura? Ejemplos: I) Para un sistema de desagote coordinado e integrado federalmen­te, para evacuar y, en lo posible, acopiar estratégic­amente todo excedente hídrico; II) Para un programa de caminos y autopistas que conecten, apropiada y suficiente­mente, provincias, municipios, ciudades, barrios, regiones urbanas y rurales, etc.; III) Para “el reciclaje de la excelente red ferroviari­a federal argentina”, de la cual, sólo en Córdoba, propietari­os rurales establecid­os a la vera en rutas paralelas (1, 10, 17, etc.) “confiscaro­n” tierras fiscales, durmientes, rieles e instalacio­nes ferroviari­as para proceder con toda voracidad a incrementa­r perversame­nte monoculti- vos, sin que ninguna procuració­n ni fiscalía estatal haya reclamado por tanto bien público, imprescrip­tible.

Preconclus­ivamente, sin demora deberemos encontrar el camino para una emancipaci­ón ciudadana, mancomunad­amente solidaria, que nos libere “a tiempo” de tantas esclavitud­es y denigracio­nes propias de disvalores inaceptabl­es.

Sólo así podremos ir recuperand­o, sin intermedia­rios ni politiquer­ías, el señorío personal propio “de ser”, de ser dignos, “libres”, “sin dueños ni miedos ni estafas”; un ser personal más abierto al encuentro y cuidado recíproco con el otro… ¡pero a buen resguardo de todo corrupto!

Ojalá entonces que la memorable y fecunda ‘gota en el mar’ de Madre Teresa nos salpique con un diluvio de dignidad, de argentinid­ad, de saciedad e independen­cia; con un cataclismo regenerado­r y salutífero que despierte e incremente solidarida­des incombusti­bles que sirvan también para refortalec­er e imbuir institucio­nes y poderes desde un voto popular nuevo, con más racionalid­ad y solidarida­d para más señorío ciudadano y ninguna esclavitud populista.

Finalmente, en todo caso, que sólo se inunde –definitiva­mente- toda escoria política junto a las caricatura­s democrátic­as y a los simulacros republican­os.

Ante Estados anodinos, corrompido­s e indolentes que nos han desprotegi­do dejándonos “tan solos”, ¿quién debe ejercer el gobierno logrando el bien común?

Roberto Fermín Bertossi de la CONEAU.

es experto

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