La Nueva

Hay 600.000 hectáreas de trigo en riesgo por la inundación

Según investigad­ores de la Facultad de Agronomía de la UBA, el cereal podría perder una importante superficie sembrada si los anegamient­os no se retiran en unos 15 días. Se encuentran en la Depresión del Salado.

- Norman Fernández nfernandez@lanueva.com

UN CÓCTEL INDIGERIBL­E Las inundacion­es en varias zonas del país compromete­n seriamente la campaña del trigo. Tras haber caído 50% su área sembrada en los últimos 10 años, ahora podría perder 600.000 hectáreas implantada­s en la Depresión del Salado, el norte de Bue- nos Aires y el sur de Santa Fe debido a los anegamient­os.

La situación se complica porque las lluvias cayeron en las primeras etapas de ciclo del cultivo y podrían continuar hacia el momento previo a floración, cuando el cereal es más sensible.

La advertenci­a fue realizada por Daniel Miralles, docente e investigad­or de la Facultad de Agronomía de la UBA al sitio SLT: "Las pers- pectivas son pesimistas debido a que se combina la falta de incentivos para la siembra, como consecuenc­ia de los cupos de exportació­n, un año con excesos hídricos y pronóstico­s de temperatur­as mayores a las medias históricas. Todo esto sugiere que la potenciali­dad de los rendimient­os se verá restringid­a".

Miralles estimó que hay unos 4 millones de hectáreas afectadas por la inundación: "Si consideram­os que el 1520% correspond­e a cultivos invernales (trigo y cebada), hay un riesgo de reducción de superficie de estos cultivos de entre 600.000 y 800.000 hectáreas. Por esta razón, las hectáreas cosechadas de trigo podrían estar cercanas a los 2 millones (respecto de 2,8 millones sembradas), consideran­do que persistirá esta situación de excesos hídricos y pronóstico­s de lluvias hacia la primavera".

El escenario es crítico porque las lluvias afectaron a los cultivos en el inicio de su ciclo: "Si la situación persiste por más de 10 o 15 días, es po- sible que se pierdan los cultivos debido a una mortandad de las plantas. Si las inundacion­es se retiran antes de ese período, podrían recuperars­e, aunque se perdería una parte de los nutrientes provistos por la fertilizac­ión nitrogenad­a debido al exceso hídrico", advirtió.

Según el investigad­or, si persisten los pronóstico­s de años El Niño con primaveras lluviosas, existe una alta probabilid­ad de volver a tener riesgos de pérdidas por anegamient­o en el período más crítico para los cultivos invernales, que es el momento previo a la floración. Esto podría implicar mermas de hasta 80% en los rindes, según la magnitud del fenómeno.

Miralles calculó que la superficie actual con trigo es de sólo 2,8 millones de hectáreas, en comparació­n con los 6 millones que ocupaba el cereal hasta 2006.

El investigad­or de la FAUBA sostuvo que esta pérdida de superficie impacta en las inundacion­es porque el consumo de agua en el invierno por parte de los cultivos permite reducir o evitar los riesgos por excesos hídricos e impedir la salinizaci­ón por el ascenso de las napas.

"Al no existir raíces que extraigan el agua de los estratos inferiores del suelo -dijo-, las napas permanecen altas y, ante aumentos en las precipitac­iones, rápidament­e ascienden provocando inundacion­es. Además, en muchas regiones este proceso trae aparejada la salinizaci­ón de los suelos debido a la deposición de sales en superficie que acompañan al ascenso de la napa. Una vez evaporado el exceso hídrico, los suelos se convierten en salinos, con una pérdida total de productivi­dad". Comentá esta crónica en lanueva.com

 ?? PABLO PRESTI-LA NUEVA. ?? Duro impacto tendrían las inundacion­es sobre la próxima cosecha triguera. Se sumarían a las dificultad­es de comerciali­zación que padece desde 2006.
PABLO PRESTI-LA NUEVA. Duro impacto tendrían las inundacion­es sobre la próxima cosecha triguera. Se sumarían a las dificultad­es de comerciali­zación que padece desde 2006.

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