Gas del bueno
Hace 98 años, en agosto de 1917, varios profesionales de la Capital Federal llegaron a nuestra ciudad para estudiar cómo elaboraba su gas de calidad la fábrica de Villa Rosas, a pesar de la falta de carbón.
Inaugurada en 1907, la fábrica de gas significó un adelanto notable para la ciudad. Por un lado, por su trascendencia para alimentar cocinas y artefactos de calefacción, y por otro, como alternativa al alumbrado público a kerosene.
La fábrica contaba con un gasómetro cilíndrico de 8 mil m3, desde donde salían las cañerías hasta el centro, Villa Rosas, Ingeniero White y Villa Mitre.
La Primera Guerra Mundial generó sin embargo un importante inconveniente. El gas se obtenía haciendo pa- sar una corriente de aire a través de una masa de carbón ardiendo. Desde 1914, ese elemento comenzó a escasear y las fábricas de gas debieron utilizar su ingenio para generar la temperatura necesaria a fin de obtener un producto de calidad y suficiente poder calórico. La usina local recurrió a dos ele- mentos: leña de madera dura de la pampa y el petróleo que una década antes se había encontrado en Comodoro Rivadavia.
El resultado era un gas de calidad, lo cual generó la llegada de expertos para analizar y aplicar el sistema en la Capital Federal. Las empresas porteñas no habían querido usar leña sin una prueba previa. Dotados de aparatos especiales, los ingenieros analizaron, durante diez días, los faroles del alumbrado y los artefactos domésticos. “Se llevan la mejor impresión de los procedimientos de la usina, al punto que creen que definitivamente podría solucionarse el problema de generación de gas de calidad con materiales nacionales”, se informó.
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