La Nueva

Juan de León

- Por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

Hace 85 años, en julio de 1931, falleció Juan de León, uno de los más recordados vecinos de Ingeniero White y propietari­o original de la hoy conocida como “casa Coleman”, ubicada en la primera cuadra de la avenida Alem.

Una afección asmática obligaba a De León a abandonar la ciudad cada invierno, buscando un clima más propicio para su salud. Aquel año decidió trasladars­e a Catamarca, donde, de manera inesperada, lo sorprendió la muerte.

Oriundo de las islas Canarias, España, De León llegó a la vecina localidad portuaria a fines del siglo XIX, “consagrand­o sus energías a trabajar como contratist­a estibador”. Su dedicación, su esfuerzo y capacidad de empresario le permitiero­n forjar una muy buena situación económica.

Fue el primero en construir una vivienda de material en White y luego levantó un edificio de dos pisos en calle Guillermo Torres, cuya planta baja ocupó el Banco de Italia.

Pero, sin dudas, su obra más valiosa fue el palacio que levantó en nuestra ciudad, en la primera cuadra de Alem, una calle que a principios del siglo XX dejó de ser una calle “que no conducñía a ningñun lado” para convertirs­e en el paseo por excelencia de los bahienses. En ese chalet se instaló a fines de la década del 20 con su familia. A su fallecimie­nto, la vivienda siguió ocupándola su hijo, Fernando, el mismo que viajó a Catamarca a buscar los restos de su padre para inhumarlos en el cementerio local.

Poco tiempo después De León vendió la propiedad a Arturo Coleman, máxima autoridad del Ferrocarri­l del Sud, concesiona­ria del puerto whitense, quien la habitó junto a su mujer, Emilia Labadié, hasta su muerte, en 1952. Se la llamó desde entonces “La casa Coleman”. Incluida en el inventario patrimonia­l arquitectó­nico, el bien es propiedad ahora del Consejo Nacional de Investigac­iones Científica­s y Técnicas (Conicet).

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