Bahía Blanca, una de las ciudades del país más elegidas por los inmigrantes chinos
En 2016 se radicaron siete nuevos supermercados abiertos por personas asiáticas que optan por nuestra ciudad. Ya hay cincuenta funcionando. En principio, la cercanía con la Capital Federal y la hospitalidad son algunos de los motivos.
A menos de 10 años de que empezaran a llegar de manera masiva a la ciudad, la cifra de supermercados chinos en Bahía Blanca ya supera los 50 y, gracias al ritmo presente, se espera que ese número continúe incrementándose.
Reconocidas por su sentido del trabajo y del ahorro, decenas de familias asiáticas encontraron en Bahía una oportunidad laboral, tierras y facilidades para construir sus comercios, esos que no saben de francos ni feriados y en los que sus propios dueños dedican 15 horas diarias al trabajo.
“En los últimos 3 años, Bahía se ha convertido en una de las principales ciudades elegidas por los chinos que llegan al país. Por eso en los últimos meses se está trabajando tan bien, gracias a lo cual reinvierten en la ciudad e invitan a sus compatriotas para que se sumen a explotar el rubro”, explicó Santiago Vecchi, abogado y asesor permanente de comerciantes chinos que desembarcan en la ciudad.
Vecchi, quien también es apoderado de inmigrantes ante la Dirección Nacional de Migraciones, se dedica desde 2008 a abrirles las puertas comerciales a los asiáticos, asesorándolos legalmente, seleccionando lugares estratégicos y acondicionando sus locales de acuerdo a las necesidades de cada emprendedor.
“Ofrecer Bahía Blanca a comerciantes que desarrollaban su actividad en el Gran Buenos Aires no fue tarea sencilla. Sin embargo, la condición de una ciudad en crecimiento y con muchas oportunidades de negocio fue una propuesta seductora que hizo que de las primeras 10 familias de hace casi una década se pasara a las 50 que hay en la actualidad”, explicó el abogado.
Sobre las diferencias culturales que, según él, explican cierto rechazo de la comunidad argentina hacia los orientales, Vecchi sostiene que uno “nunca se acostumbra a tratarlos”, sino que simplemente “aprende a hacerlo, siendo comprensivo y tolerante con esta gente que tiene costumbres lógicamente distintas por venir desde el otro extremo del planeta”.
“Es gente que valora la confianza, actúa por repetición y, si bien pelea por cada peso, cumple como pocos. No todos son iguales, si bien pasan muchas horas del día trabajando y algunos no llegan a socializar con los bahienses, hay otros que por ejemplo festejan sus cumpleaños haciendo una fiesta para todo el barrio”, agregó.
La familia inmigrante china promedio --describe Vecchi-está compuesta por una pareja joven --de entre 25 a 30 años--, sus padres --40 a 45-- y un bebé, que alrededor de los 3 años habitualmente regresa con sus abuelos a su país para ser criado durante algunos años, mientras sus padres continúan con su trabajo en la Argentina.
“Desde hace unos 4 años, lo normal es que compren el inmueble en el que luego instalan su comercio. Ya no quieren más ser socios del propietario. Muchos vienen con alguna meta económica que, según las variables, termina transformándose. Algunos demoran más años de lo que esperaban, pero perseveran, mientras que los más afortunados expanden su red de comercios o hasta incursionan en otros rubros, lo que pronto se va a empezar a ver en Bahía y el país”, señaló Vecchi.
“En Bahía el circuito está funcionando. En junio se abrió un local y para el segundo semestre se espera, como mínimo otras 6 inauguraciones. Micro y macrocentro ya están muy bien cubiertos, ahora decidieron empezar a abarcar toda la ciudad”, concluyó el letrado.
“Desde hace unos 4 años, lo normal es que compren el inmueble en el que luego instalan su comercio”, dijo Santiago Vecchi.