El oso Arturo murió en Mendoza tras varios días de sufrimiento
El ejemplar, que se encontraba en el zoológico, tenía 31 años y hace varias jornadas estaba en un proceso de descompensación y marcado deterioro irreversible.
Arturo, el último oso polar de la Argentina, murió ayer en el Zoológico de Mendoza. Tenía 31 años y su nombre e historia llenaron páginas de cientos de medios de comunicación. Pedidos de traslado y largos enfrentamientos entre funcionarios y defensores de los animales marcaron sus últimos años.
Según se informó oficialmente, el oso había entrado en un delicado estado de salud. Sus últimas horas las pasó bajo supervisión y atención constante en su recinto en el paseo mendocino.
“Presentaba un cuadro clínico terminal debido a su avanzada edad y que, pese a todo lo realizado por el cuerpo médico veterinario el animal, desde hace varios días había entrado en un proceso de descompensación y marcado deterioro irreversible. El viernes el equipo de veterinarios y los funcionarios de Ambiente se apostaron junto al animal para acompañarlo y que su deceso fuera tranquilo", informó el Gobierno en un comunicado difundido pasadas las 19 de la víspera.
Se le había diagnosticado pérdida de apetito, consecuente con la disminución de su peso en los últimos días y pérdida de visión y olfato.
El Zoo provincial suma otra muerte en un año en el que explotaron las polémicas en torno al encierro y el cautiverio de animales exóticos.
El paseo ubicado en una de las laderas del Cerro de la Gloria está cerrado y no es por duelo, sino por el preocupante estado de sus jaulas, el estado de salud de cientos de animales y los desmanejos gubernamentales gestión tras gestión.
El proyecto para reconvertir el paseo en Ecoparque, el atrincheramiento de algunos empleados del Zoo para que no deje de funcionar y el cruce de denuncias entre gremios estatales y el Ejecutivo provincial, forman el telón de fondo para el último adiós a Arturo.
El pasado 10 de mayo la alerta por la salud de Arturo ya estaba en roja. Los estudios realizados indicaron la presencia de osteólisis del hueso nasal, es decir, desgaste del hueso. El mismo presuntamente se produjo por infección ocasionada por una combinación de bacterias y hongos, por lo que se realizó un tratamiento antibiótico específico prolongado.
Hace 23 años que vivía en Mendoza. Había llegado desde Estados Unidos Hasta 2012 fue la compañía de Pelusa, la osa polar que también murió pasados los 30 años.