En la primera mitad del año, la economía volvió a foja cero
El excesivo gradualismo y la falta de un ordenamiento de las cuentas públicas más contundente son responsables de que la reducción del déficit fiscal demore tanto en llegar, y, con ello, la recuperación de la macroeconomía.
EVALUACIÓN Las vísperas del bicentanario de la Independencia sorprende al Gobierno volviendo al mismo punto de arranque donde se hizo cargo del país.
La trama judicial que envuelve a los ajustes de tarifas en los servicios de gas y luz, deja al Tesoro sin otros instrumentos para atender esos gastos, más que mayor emisión monetaria o endeudamiento.
Cada barco de GNL o de Gas Oil que amarra en estas playas y cada millón de BTU que se inyecta desde Bolivia o Chile debe ser cancelado al momento y para eso es preciso contar con las divisas.
La gran apuesta de la administración Macri de disminuir el déficit fiscal heredado mediante la disminución de los subsidios a los servicios públicos, se esfumó y con ella la posibilidad de hacer más atractiva las condiciones macroeconómicas.
Volver a empezar. El gradualismo aplicado desde el Palacio de Hacienda resultó estéril para controlar el déficit fiscal y la inflación. Todo terminó muy rápido y con un agravante: la economía se paralizó y el endeudamiento aumentó.
La deuda en pesos subió 58.000 millones y el endeudamiento en dólares aumentó 37.000 millones de dólares, que incluyen las emisiones provinciales.
Macri no se animó a desarmar la grosera red de subsidios y prebendas que existen en la producción nacional y que motorizan la inflación.
Por caso, los incrementos de combustibles respondieron lisa y llanamente al mantenimiento de un alto nivel de vida en la región patagónica -una de las de mayor ingreso per cápita-, y al financiamiento de los déficit provinciales, en detrimento del resto del país.
Tampoco Macri dio por tierra con las multimillonarias transferencias que hace todo el país hacia el "polo atornillador" de Tierra del Fuego que vende al mercado doméstico, productos más caros y de menor desarrollo tecnológico que sus similares importados.
La inflación acumulada al primer semestre supera ampliamente la hipótesis prevista por Alfonso Prat-Gay para todo el 2016 y nada hace prever una brusca frenada de los precios que transforme esa velocidad en negativa.
La marcha inercial de los precios arrojaría una tasa anual que se ubicaría cerca del 35 por ciento.
Pero el gran motor de la inflación continúa funcionando a pleno porque se sigue alimentando con el combustible que lo alimenta que es el gasto público.
Un viejo problema
El gasto creció en la primera mitad del año a un ritmo superior al 34 por ciento mientras que los ingresos lo hicieron por debajo del 30 por ciento.
La AFIP no da abasto a recaudar mientras por otra vía los recursos se esfuman en gasto improductivo. En tanto, el BCRA aumenta el déficit cuasi fiscal expandiendo el stock de LEBAC para contener a un mercado que se muestra impaciente y renuente frente a la baja de tasas.
De no haber sido por las transferencias de la Anses y del Banco Central -en este último caso por ganancias contables no realizadas-, el desequilibrio hubiera sido mayor.
Si se mide de manera interanual, los subsidios al sector privado treparon 63 por ciento, muy por encima de la inflación del período que ronda el 45 por ciento y el déficit operativo de las empresas estatales -básicamente Aerolíneas Argentinas Ferrocarriles y AySA-, superó el 125 por ciento.
Estos números desbordaron las hipótesis de Marcos Peña y Prat Gay, encargados del manejo de la hacienda pública.
Macri no se animó a po- Alerta Cuestión de cifras. La semana anterior, al difundir las Cuentas Nacionales correspondientes al primer trimestre de este año, el INDEC reconoció que la economía nacional está técnicamente en recesión, pues encadena tres trimestres consecutivos (el primero fue el tercero del año pasado) de retroceso en la serie desestacionalizada del PBI. Mala noticia. De acuerdo con la consultora FM & Asociados la mala noticia es que estimaciones preliminares propias sugieren que la recesión se habría profundizado de manera notoria en el segundo trimestre de este año. Si entre el tercer trimestre de 2015 y el primero de 2016 el PBI acumuló una contracción cercana a 1,3%, en el trimestre que acaba de culminar la retracción habría sido superior a 2%. Urgente. Analistas provados insisten en que la administración de Mauricio Macri necesita de manera urgente frenar la inflación, para contener la caída de los ingresos y aspirar a la estabilización del nivel de actividad en el 2º semestre. Si bien desde el BCRA bajaron las tasas por posibles señales de desaceleración, se espera mayor evidencia de consolidación de la misma. ner en caja el déficit y el gradualismo llevó a la economía a la banquina.
¿Pero la fiesta continúa? Ahora, la gran apuesta es ahora el blanqueo de capitales y la esperanza de poder contar con recursos extraordinarios a partir de los nuevos ingresos por la manifestación de bienes.
Sin embargo, el jubileo previsional amenaza con absorber todos esos recursos.
Este nivel de gasto es insostenible en el tiempo. Para hacer sustentable estas erogaciones hace falta que la actividad privada arranque y con esta presión fiscal parece poco probable que ocurra.
El gasto público va a aumentar con el plan de obras que lanzó el Gobierno.
Si bien, los recuros aumentarán -vía blanqueo y un mayor consumo derivado de los aumentos de sueldos y del pago de los aguinaldos-, el gasto también subirá por el pago a los jubilados y de las nuevas obras públicas, todo ello en un contexto de mayor necesidad de financiamiento fiscal y de una aceleración inflacionaria.
Con todo, ¿el dólar seguirá a 15 pesos?
Macri no se animó a desarmar la grosera red de subsidios y prebendas que existen en la producción nacional y que motorizan la inflación".