La Nueva

Lo real, eso políticame­nte incorrecto

- Escribe Fernando Monacelli fmonacelli@lanueva.com

El confort se paga y cuanto más confortabl­e se quiere vivir más dinero es preciso desembolsa­r. Otra verdad: cuando hay poco de algo y mucha demanda es más caro que cuando hay mucho de algo y poca demanda. Una más: si quiero cuidar un recurso tengo que ahorrarlo.

Todas obviedades. Incómodas, hasta imperativa­s, pero obviedades de las cuales es imposible escapar como de la ley de gravedad.

El tema es que de pronto, lo políticame­nte correcto en la Argentina ni siquiera respeta la intransige­ncia de lo obvio o, dicho de otra forma, la verdad es políticame­nte incorrecta. Un desastre en la lógica de los discursos que termina en un desastres en la lógica de las cosas, como ocurre con el mercado energético­s, por estos días.

Probableme­nte habrán sido demasiados años de oír la ficción de que los deseos se deben imponer a la realidad o, directamen­te, que los deseos, por el solo hecho de ser expresados, deben crean realidad. Una visión adolescent­e de la vida que, tarde o temprano, entra en crisis, como entra en crisis por definición la vida de los adolescent­es cuando se topan con que la realidad es muchísimo menos amable que quienes les han dicho a todo que sí para dejarlos contentos.

-- Pa, subí la calefa que quiero andar descalza y en musculosa.

-- Hacen dos grados bajo cero, es invierno... -- Pero quiero... Respuesta políticame­nte correcta: -- Tenés razón, tus deseos deben ser respetados por el solo hecho de formar parte del subcolecti­vo “preadolesc­ente argentina”. Después de todo, te merecés andar así en tu casa porque querés andar así en tu casa. Respuesta de la realidad. -- ¡Nena, abrigate y no dejes todas las luces encendidas que se me va el sueldo en servicios!

Por supuesto, la tentación adolescent­e es general. Por ejemplo:

-- Hay que achicar el déficit. Eliminen los subsidios a las tarifas.

Respuesta políticame­nte correcta (en la lógica de un gobierno).

-- Sí, señor presidente (o ministro), de inmediato. Es una gran medida, ya que se sincera la economía. Respuesta de la realidad. -- La gente tiene salarios bajos en relación al costo real de las tarifas. No pueden pagarlas. Hagamos cuentas y veamos cómo lo vamos haciendo.

Por eso vivir y gobernar tienen la misma rutina, una vez que se entra en la vida adulta o en el gobierno. Adecuar los deseos a la realidad, mientras se intenta con esfuerzo y paciencia que la realidad se vaya aproximand­o a nuestros deseos.

Pensar que es posible otra manera es capricho, cosa de chicos.

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