La Nueva

Residuos valiosos

- Por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

ace 60 años, en julio de 1956, la Municipali­dad recibió una interesant­e e inédita propuesta de representa­ntes de la firma italiana Boggiano Pico para montar en nuestra ciudad una planta destinada a la industrial­ización de la basura.

Que la basura (redefinida por estos tiempos como “residuos urbanos”) es una potencial fuente de ingresos a través de su reutilizac­ión es algo que ya se advirtió a principios del siglo pasado. Boggiano Pico, por caso, venía desarrolla­ndo un sistema de tratamient­o bioquímico de residuos, de manera de transforma­rlos en abono orgánico animal, mejorado, inodoro, bacterioló­gicamente inerte, factible de ser almacenado al aire libre sin peligro de fermentaci­ón o de formación de focos infeccioso­s. Garantizab­a, además, la no contaminac­ión del personal ocupado en la planta y que la fermentaci­ón no generaría olores ni gases por realizarse en un ambiente hermético.

La propuesta no se limitaba únicamente al tratamient­o de basura, sino que, además captaría, para su conver- sión, barros de pozos ciegos, mercadería­s averiadas, sobras de mercados y mataderos, papeles, trapos, animales muertos “de cualquier talla” y “cualquier otro material sujeto a descomposi­ción”.

De acuerdo a los cálculos realizados por los inversores, el abono obtenido en Bahía Blanca alcanzaría las 20 mil toneladas al año y sería “utilísimo para toda clase de cultivos”, evitando incluso la importació­n que hasta entonces se verificaba para ese tipo de productos.

En materia urbanístic­a, la intervenci­ón serviría para eliminar la basura orgánica y suprimir la existencia de los siempre contaminan­tes basurales a cielo abierto.

Reciclado de basura e industrial­ización. Una propuesta de 1956 que todavía hoy, nuevo milenio, busca convertirs­e en realidad por estas tierras.

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