Residuos valiosos
ace 60 años, en julio de 1956, la Municipalidad recibió una interesante e inédita propuesta de representantes de la firma italiana Boggiano Pico para montar en nuestra ciudad una planta destinada a la industrialización de la basura.
Que la basura (redefinida por estos tiempos como “residuos urbanos”) es una potencial fuente de ingresos a través de su reutilización es algo que ya se advirtió a principios del siglo pasado. Boggiano Pico, por caso, venía desarrollando un sistema de tratamiento bioquímico de residuos, de manera de transformarlos en abono orgánico animal, mejorado, inodoro, bacteriológicamente inerte, factible de ser almacenado al aire libre sin peligro de fermentación o de formación de focos infecciosos. Garantizaba, además, la no contaminación del personal ocupado en la planta y que la fermentación no generaría olores ni gases por realizarse en un ambiente hermético.
La propuesta no se limitaba únicamente al tratamiento de basura, sino que, además captaría, para su conver- sión, barros de pozos ciegos, mercaderías averiadas, sobras de mercados y mataderos, papeles, trapos, animales muertos “de cualquier talla” y “cualquier otro material sujeto a descomposición”.
De acuerdo a los cálculos realizados por los inversores, el abono obtenido en Bahía Blanca alcanzaría las 20 mil toneladas al año y sería “utilísimo para toda clase de cultivos”, evitando incluso la importación que hasta entonces se verificaba para ese tipo de productos.
En materia urbanística, la intervención serviría para eliminar la basura orgánica y suprimir la existencia de los siempre contaminantes basurales a cielo abierto.
Reciclado de basura e industrialización. Una propuesta de 1956 que todavía hoy, nuevo milenio, busca convertirse en realidad por estas tierras.