¿Y por qué no Alfaro?
Me cansa escuchar siempre los mismos nombres. ¿Cuáles son los parámetros para elegir al DT?, ¿que esté dirigiendo en una Liga o a un equipo importante?, ¿que tenga experiencia?, ¿que haya sido el entrenador de un club grande de la Argentina?, ¿que conozca la compe- tencia y el nivel futbolístico de los cinco continentes?
La mayoría de esos requisitos, si se los pueden llamar así, son los contenidos de sólo una parte del envase de capacidad de Gustavo Alfaro.
Porque lo conozco, y mucho, me siento capacitado para ratificar que en nuestro fútbol no es ni ha sido valorado. Lleva 32 años en la cresta de la ola, siempre a cargo de elencos que, con su impronta, han peleado por la grandeza o por la gloria.
Al modesto Arsenal lo sacó campeón a nivel local y le dio una Copa Argentina y una Sudamericana.
Fiel a los planteles "de hombres", las decisiones finales, malas o buenas, siempre fueron de él.
La Selección necesita un cultor del perfil bajo, un idealista, un estudioso de la materia a nivel deportivo y social, y ese es Alfaro.
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