¿Peligran los talleres de aparado de Coronel Suárez?
Desde Uticra aseguran que las empresas apenas pueden sostenerse. La importación, en la mira.
Agencia Coronel Suárez
Tras un duro 2016 en el que se perdieron más de 250 puestos de trabajo, la crisis de la industria del calzado en Coronel Suárez parece haber alcanzado su punto más oscuro, y no parece que pueda aparecer una solución en el corto plazo.
Incluso, para la delegada regional del gremio Uticra, Mariela Holzmann, la gravedad es tal que puede llegar a desaparecer esta industria en el distrito.
“Seguimos esperando con expectativas algún cambio que pueda implementar el gobierno de (Mauricio) Macri. Las negociaciones siguen entabladas y las medidas no llegan”, denunció.
Al respecto, manifestó que el aparado es el sector más afectado y que hay empresas que apenas pueden sostener esta situación.
“Las que no cerraron el año pasado quedaron con muy pocos empleados. Se está perdiendo la industria del calzado: año tras año se pierden puestos de trabajo, desde la apertura de las importaciones irrestrictas. El mayor golpe lo sentimos el año pasado donde se perdieron 250 puestos de trabajo”, dijo.
Con preocupación también alertó sobre la posibilidad de que el Estado abra aún más las importaciones.
“No pedimos que las cierren, pero sí queremos que se restrinjan”, señaló.
Holzmann dijo que para 2017 no hay expectativas de crecimiento, teniendo en cuenta la situación de las empresas madre en Capital Federal.
En negro
En cuanto al trabajo en negro, remarcó que antes las cooperativas de trabajo absorbían a los operarios que se quedaban sin trabajo, mientras que ahora los mismos empresarios montan talleres clandestinos, con trabajadores sin registrar.
“El año pasado quedaron 250 personas sin trabajo y no hubo ningún estallido social; eso se debe a que muchos empresarios aprovecharon para volver a tomarlos pero en negro” dijo.
Según el delegado, Dass pretende llegar a un objetivo productivo de 15.000 pares de zapatillas por día, una cifra que no está lejos pero para la cual necesita una mejor productividad de los trabajadores. Tallercito. Según Holzmann, “con los últimos despidos mucha gente se acomodó en un lugar en donde se montó un tallercito y ahí trabajan. Quien debe actuar es el ministerio, porque entendemos que la gente no diga nada porque quiere trabajar”. Cuotas. “Ya no hablamos del pago del salario en dos cuotas; ahora se habla de siete u ocho cuotas para terminar de cobrar. Tenemos casos de gente que no ha cobrado el aguinaldo, ni la suma fija ni las vacaciones. Estamos mal, no estamos tranquilos, estamos preocupados”, advirtió. Villa Iris. Los talleres de aparado de Villa Iris no dejaron de funcionar más allá de la falta de pedidos de capelladas. Allí, los operarios continuaron trabajando, confeccionando bolsos, carteras, almohadas. "De ese modo se mantuvieron a flote", dijo Castillo.