Dos años sin el fiscal Nisman
EL FISCAL Alberto Nisman cumplió 52 años de vida el 5 de diciembre de 2014. ESTABA A 39 días de hacer pública su denuncia por un supuesto intento de encubrimiento de varios sospechosos de haber atentado contra la AMIA y a 45 de concurrir a la Cámara de Diputados de la Nación para exponer, ante una comisión de legisladores, los fundamentos de esa presentación. ESTABA TAMBIÉN a 44 días de morir. O a 45. Porque, a dos años de su fallecimiento, la justicia todavía no logró establecer la hora posible de su muerte, con teorías que van de la noche del sábado al mediodía del domingo. Mucho menos cerca se está de confirmar si al funcionario lo asesinaron o si se suicidó. EL 18 de enero se cumplieron dos años del día de su muerte, en el baño de su departamento de Puerto Madero. LUEGO DE varias horas sin que sus custodios lograran ser atendidos por Nisman y tomando decisiones tan singulares como la de ir a buscar a la madre del fiscal para que les dé una llave y poder abrir la puerta del departamento. LO OCURRIDO con la muerte de Nisman es bochornoso, vergonzante y patético. La escena de la muerte fue ferozmente alterada y contaminada. La fiscal a cargo de la investigación, Viviana Fein, llegó al lugar cuando personas de todo tipo caminaban por el inmueble. EL SECRETARIO de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, ya había abierto la puerta del baño para verificar, según dijo, “si Nisman estaba con vida”. Hoy está, junto con Fein, denunciado por un posible delito de acción pública por su pésimo comportamiento. HUBO LUEGO ataques lamentables a Nisman. A su vida, a sus conductas, a sus modos. Aníbal Fernández lo calificó como un “sinvergüenza” y mujeriego. “Un turro”, dijo. EL DIPUTADO Carlos Kunkel mencionó que la exmujer de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, “necesitaba que no fuera un suicidio “para poder cobrar los seguros”. Otros lo trataron de homosexual. HAN PASADO dos años de la muerte de Nisman y no hay ninguna certeza sobre lo ocurrido. O SÍ: se sabe que la escena de la muerte se convirtió en un circo y que la mano derecha del fallecido no tenía marca alguna de plomo, bario o antimonio, alguno de los componentes de la pólvora que debió haber dejado el Bersa .22 al salir la bala fatal.
Con el paso del tiempo, las dudas sobre lo ocurrido en el departamento del funcionario fallecido siguen arrojando sombras.