No todos los querían
Las tareas. En la misión hay cascos azules de más de 20 países, con contingentes distribuidos por toda la isla. Los argentinos están en Gonaïves, una de las ciudades principales, donde compartían espacio con los paquistaníes. Custodiar y trasladar cargamentos de comida y medicinas, patrullar la ciudad, mantener puestos de control, brindar seguridad a la población… esa era su tarea como casco azul. Con brasileños y chilenos. “Nos ha pasado de tener que hacer custodia de alimentos, ir al límite de una ciudad en la que estaba instalada la comisión de Chile, y ahí transportar el cargamento a otro lugar donde quizás había un contingente brasileño, desde donde ellos continuaban con la custodia hacia otra ciudad”, cuenta.
Lo entendieron. “Había gente que estaba a favor y otros que estaban en contra de que estén las Naciones Unidas. Con el tiempo, empezaron a entender de que no estábamos para hacerles mal, sino para darles una mano".
En el medio de la nada. “Un día íbamos en una patrulla de largo alcance al pueblo AnseRouge a cubrir las elecciones. Caminos de montaña sin asfaltar, se hacía realmente muy difícil llegar hasta ese sitio. Nos trasladábamos en dos camiones, uno llevaba alimentos y el otro era el que transportaba al personal. En una bajada, el camión de alimentos se quedó sin frenos y se accidentó. El conductor quedó atrapado dentro del camión y se nos complicó sacarlo. Estábamos en medio de la nada y teníamos que esperar a que la base mandara apoyo para que atendieran al conductor herido”.