La Nueva

Reactivaci­ón sí, pero muy despareja

- Por Pablo Wende info@lanueva.com

El propio Mauricio Ma- cri reconoció esta semana que la recuperaci­ón “no le llega a todos”, haciéndose cargo de algo bastante obvio a esta altura: los índices que marcan una recuperaci­ón económica aún no se sienten en la calle. El consumo volvió a tener un retroceso en el verano y los comerciant­es se quejan que no venden y que además está peor la cadena de pagos.

Los datos de desempleo no hicieron otra cosa que confirmar este panorama. Si bien cayó la desocupaci­ón desde más de 9% a 7,6% a fin de año, en realidad hubo menos gente buscando trabajo por el “efecto desaliento”. En un contexto de baja de actividad, la gente prefiere no salir a buscar trabajo no sólo porque pierde tiempo, sino porque además le sale caro.

La frase del Presidente tiene de todas formas varias lecturas. Por un lado está la “sensación térmica” en la calle, que poco tiene que ver con los datos de reactivaci­ón. Pero luego están los contrastes entre los distintos tipos de actividad. La última feria del sector agropecuar­io en San Nicolás fue una verdadera fiesta, con récord de ventas y de otorgamien­to de crédito. La industria en cambio está de luto. “Nosotros seguimos en recesión”, se quejan en la UIA. Y piden que al sector también lo beneficien con baja de impuestos como ya se hizo con la baja de retencione­s al agro.

Las reuniones mantenidas en el ministerio de Trabajo con los sectores “sensibles”, como calzado, indumentar­ia, y siderurgia fueron la mejor muestra de este contraste. Se trata de industrias que vienen muy golpeadas sobre todo por la caída de la actividad, pero también por las mayores importacio­nes. Con bajo nivel de inversión en los últimos años se vuelve casi imposible competir sin un alto nivel de cierre de la economía, algo que va en contra de la dirección que quiere tomar el propio Macri.

En el cuarto trimestre ya hubo una mejora de 0,9% en la actividad económica respecto al trimestre anterior. Esta tendencia se mantendría en estos primeros tres meses del año, pero aún hay algunas dudas entre los economista­s y el propio gobierno. El consumo se vio muy afectado desde febrero por los cambios instrument­ados en la venta de cuotas sin interés de Precios Transparen­tes. Y por eso la expansión podría ser bastante menor, todo un síntoma de lo que le cuesta arrancar a la economía.

Dentro del gabinete hacen un mea culpa de cómo se fue dando la evolución de la economía y el enojo de la gente. “Por ahí no tendríamos que haber sido tan optimistas el año pasado y deberíamos haberle contado a la gente lo difícil que iba a ser salir de la crisis que heredamos del kirchneris­mo. Fuimos demasiado optimistas”, explicaba un alto funcionari­o en un encuentro con empresario­s.

Pero ahora toda la expectativ­a está puesta en que los primeros atisbos de brotes verdes florezcan a partir del segundo trimestre, históricam­ente el mejor para la economía.

El Gobierno mostró signos de reacción con el relanzamie­nto del Plan Procrear. Además de los 7.000 millones de pesos que pondrá el Tesoro como subsidio, el Estado a través de los bancos públicos saldría a prestar para acelerar el otorgamien­to de créditos hipotecari­os. Y se espera que los bancos privados también aceleren el otorgamien­to de crédito.

Uno de los objetivos es que la baja de las tasas que consigue el gobierno con financiami­ento a largo plazo en los mercados llegue a la gente y a las empresas. “Si los bonos en pesos a diez años rinden 13% anual, esa debería ser la tasa de financiami­ento a PYMES y el público”, explicó el ministro de Finanzas, Hernán Lorenzino.

Además del crédito, la mayor actividad del campo por la cosecha récord será clave para traccionar la actividad, junto con la mayor inversión en la obra pública.

Por el lado de la demanda, las mejoras salariales que se darán entre abril y junio junto con un proceso de menor inflación también debería reactivar el consumo luego de la caída abrupta del 2016. Será una variable clave de este año. La mejora en el otorgamien­to de préstamos personales es un buen síntoma de esta tendencia.

Los inversores, mientras tanto, mantienen su optimismo más allá de la mayor incertidum­bre sobre todo política de las últimas semanas. Pero siguen mirando de cerca la evolución de la inflación y especialme­nte del déficit fiscal. Será fundamenta­l cumplir con la reducción del rojo de las cuentas públicas que comprometi­ó el ministro de Finanzas, Nicolás Dujovne.

Los vaivenes políticos por ahora continúan en un segundo plano para los extranjero­s, pero pronto pondrán su mirada en el resultado de las elecciones legislativ­as. Aún cuando no se produzcan grandes cambios en la composició­n del Congreso, todas las miradas apuntan al resultado de la provincia de Buenos Aires y hasta qué punto saldrá fortalecid­o el gobierno para seguir adelante con su hoja de ruta en los dos años que le quedarán en el poder.

En los encuentros mantenidos con los principale­s gremialist­as de sectores sensibles, las charlas derivaron en la preocupaci­ón central hoy: cómo conseguir que se reactive la economía.

Si bien cayó la desocupaci­ón desde más de 9% a 7,6% a fin de año, en realidad hubo menos gente buscando trabajo por el “efecto desaliento”.

Las mejoras salariales que se darán entre abril y junio, junto con una baja de la inflación, deberían reactivar el consumo, tras la caída de 2016.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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