Liga del Sur: un cierre de fecha con empates y pocos goles
Dentro de la paridad, el conjunto de Villa Rosas tuvo las mejores chances de desnivelar. El albinegro jugó mejor por abajo y el local, en el juego aéreo.
La jugada: a los 33m., cuando Partal le tapó un mano a mano a Berra. Del córner llegó un cabezazo de Marino, pero el travesaño le ahogó el grito.
Apenas un par de jugadas con contenido emotivo contuvo el flojo cotejo que jugaron Libertad y Liniers en el Gasómetro de Villa Rosas. De ahí la explicación a un empate sin goles que no conformó ni a los propios protagonistas del espectáculo.
Ni los hinchas locales tuvieron ánimo para expresar sus disgustos, porque hasta el propio árbitro, de buen cometido, pasó casi desapercibido.
En los pocos méritos que acumularon se pueden rescatar un cabezazo en el travesaño de Lautaro Marino, en el último cuarto de hora, y un par de intervenciones de Partal (le tapó un remate a Berra) y Rodrigo Martínez (una estirada para contener un disparo de Juan M. Baranovsky).
Liniers manejó mejor el balón, mostró buen despliegue en la zona media y tuvo un toque de distinción en los pies del juvenil Agustín Seisdedos, pero faltó precisión en los últimos metros para terminar de redondear el círculo.
A Olivi se lo vio contenido en la primera fracción, pero entró en acción en el complemento y demostró su jerarquía cuando se tiró por las bandas para descargar de espaldas y buscar los espacios. Jugó más con la cabeza que con el físico, aunque todavía necesita de mayor acompañamiento.
En Libertad el orden defensivo tuvo aristas salientes en los centrales (Martín Poncetta y Sergio García), a tal punto que Fito Cuello se animó a soltar a Mariano Moreno en el ST (se paró de 8), ubicando a Gustavo Pereyra como hombre libre detrás de los delanteros.
Así se abasteció mejor a Gigena, quien fue importante en los balones detenidos o cuando logró sortear la marca (en el final tuvo una, pero demoró en acomodarse y rematar de zurda) de los firmes zagueros albinegros.
Liniers se llevó un punto valioso, de una cancha difícil, para conservar el invicto.