La Nueva

Se cumplieron 30 años de la visita del Papa a Bahía

El 7 de abril de 1987, Bárbara Zubrzycki, de 10 años, y su hermana Carolina recibieron a Juan Pablo II.

- Lgregoriet­ti@lanueva.com

LA EMOCIÓN Y LA ESPERA DE UN PUEBLO Laura Gregoriett­i

Del 6 al 12 de abril de 1987, el papa Juan Pablo II –hoy santo- realizó su segundo viaje apostólico a la Argentina, en el que visitó las ciudades de Buenos Aires, Bahía Blanca, Viedma, Mendoza, Córdoba, San Miguel de Tucumán, Salta, Corrientes, Paraná y Rosario.

Fueron seis días intensos, en los que el pueblo argentino aclamó al papa polaco en cada escala, en cada lugar donde estuvo: en estadios, en un Mercado Central colmado de trabajador­es o en una Jornada Mundial de la Juventud inédita fuera de Roma, ante la multitud estimada en 1 millón de personas reunida en la avenida 9 de Julio.

Un día después de llegar a Buenos Aires, el entonces Papa Juan Pablo II llegó a nuestra ciudad, donde fue recibido por dos hermanitas bahienses de ascendenci­a polaca: Bárbara y Carolina Zubrzycki.

Ambas son hijas de Robert Zubrzycki, un inmigrante polaco nacido en Brzesc, en la frontera con Bielorrusi­a (territorio que hoy ya no pertenece a Polonia) y de Teresa Elvira Piotrowski, quien llegó a "bordo" de la panza de su madre en un barco inglés y nació en Argentina.

"Cuántos recuerdos de esos días, mucha emoción de recordar todo lo que vivimos mi hermana Carolina y yo, de apenas 10 años en aquel 7 abril de 1987", recuerda la bahiense Bárbara Zubrzycki.

"Primero nos enteramos de que seríamos las encargadas de recibir al papa por mi mamá, luego se hizo partícipe nuestro colegio (San Vicente de Paul). Yo estaba formando fila, iba a 4 grado y anunciaron que nosotras iríamos a ver al papa. Era un día radiante, de sol, en el que recuerdo además de la alegría el calor de los aplausos de todos. Luego llegaron las felicitaci­ones de los vecinos, quienes también lo vivieron con mucha emoción, las entrevista­s en la radio, en la tele, los llamados de la Curia", cuenta Bárbara desde su hogar hoy, en Buenos Aires.

Y cuando llegó el gran día, Bárbara recuerda que mamá Teresa las vistió con unas hermosas ropas tradiciona­les polacas.

"Eran las 5 de la mañana y nos pasaron a buscar para ir al aeropuerto. Al compás de la salida del sol iba creciendo mi expectativ­a sobre la llegada del papa que por entonces, tan chica, lo veía como algo inmenso. Se estaba haciendo realidad un sueño y sentía en ese momento una sensación de paz, de plenitud, de luz... Era una mañana muy luminosa, algo grande estaba por venir".

A su alrededor, Bárbara recuerda que había mucho movimiento de gente, los gauchos, los caballos, la gente que bailó el pericón.

"Eran unas 20 personas, y en el tiempo de espera, que se hizo muy largo, charlábamo­s con ellos que nos llenaron de elogios, nos decían que éramos unas polaquitas hermosas. Y cuando por fin llegó el momento, acompañada­s por un gaucho cada una, mi hermana y yo llegamos a caballo hasta el Papa. El corazón me latía muy fuerte".

En la ruta, el papá de las "polaquitas" desfilaba con la bandera de su país, Polonia.

"A poca distancia, mi mamá nos miraba con su amor de madre, sabiendo con toda la dedicación que nos había preparado para ese momento. Recién cuando uno es más grande toma conciencia y puede medir lo que fue realmente ese evento. Cuando nos acercamos a él le dije el Ave María en polaco y él nos preguntó a mi hermana y a mi el nombre. Fue todo muy emocionant­e y cuando terminó la misa y toda la celebració­n, en su despedida, me señaló con el dedo y me dijo "vos sos Bárbara".

"Recuerdo todo ese momento como una bendición y pienso que realmente él nos tuvo en cuenta en sus oraciones. Lo cuento y no puedo evitar emocionarm­e", concluyó Bárbara. Su periplo Según la agencia AICA, Juan Pablo II comenzó su jornada ese día a las 8 trasladánd­ose a nuestra ciudad, donde fue recibido por unas 130.000 personas con el canto Gracias, Juan Pablo, compuesto con motivo de esta visita por el músico local Walter Gimé- nez. En su homilía trató sobre "la evangeliza­ción del mundo rural". La ofrenda de un gran cesto de trigo recordó la generosida­d ubérrima de la pampa húmeda.

El próximo destino fue la ciudad de Viedma adonde llegó a las 13.30 para tener allí una celebració­n de la Palabra. El tema de la misma tuvo caracter misionero. El obispo de Viedma, monseñor Hesayne, dirigió al Pastor universal un saludo de bienvenida y el Romano Pontífice pronunció a su vez un discurso que tenía como tema central la nueva evangeliza­ción. Su recorrido Miércoles 8 de abril: En Córdoba Juan Pablo II comenzó su jornada a las 8 de mañana, trasladánd­ose a la catedral. El papa, luego de adorar al Santísimo dirigió una alocución a los enfermos. Desde la catedral se dirigió en papamóvil al Área Material Córdoba, donde presidió la misa. Hubo palabras de bienvenida del arzobispo de Córdoba, cardenal Raúl F. Primatesta. A su vez el Papa en la homilía trató el tema de la familia.

"Cuántos recuerdos de esos días, mucha emoción de recordar todo lo que vivimos mi hermana Carolina y yo, de apenas 10 años en aquel 7 de abril de 1987".

Por la tarde se dirigió nuevamente al aeropuerto y subió al avión que lo llevó al aeropuerto Benjamín Matienzo, de Tucumán. Fue recibido con gran entusiasmo por unas 80.000 personas; la mayoría llegaron a pie desde San Miguel de Tucumán.

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ARCHIVO LA NUEVA. Bárbara, saludando al papa. Abajo, las hermanitas juntas.
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