La Nueva

El límite de exponerse en las redes

- wgullaci@lanueva.com

Lo que representa­ba un verdadero tesoro para las personas, su intimidad, hoy se expone mediante las redes sociales sin ningún filtro. Circunstan­cia que abre un gran debate sobre aquel derecho, hoy vituperado por quienes deberían cultivarlo. Y protegerlo.

En ese escenario, la moda de las selfies parece no tener límites. En un contexto donde participar en cualquier red social se ha convertido casi en una imposición de la misma sociedad.

Entonces se brinda una profusa informació­n, que solía ser de ámbito privado, sin medir consecuenc­ias -ni hablar del grooming, por ejemplo-. Material que se pone a disposició­n de millones de personas presionand­o una simple tecla o deslizando el dedo en una pantalla táctil.

Los adultos entienden las redes sociales como un universo en el que pueden salir a la luz posibles infidelida­des, conflictos familiares o sentimenta­les. Un dislate, donde los secretos de otrora son los twitters, las fotos o videos de hoy.

Umberto Eco, el semiólogo y escritor italiano fallecido el año pasado, autor entre otras obras literarias de fuste de "El nombre de la rosa", sostenía que un secreto puede guardarse por circunspec­ción. O sea, por mesura, decoro o solemnidad.

"La circunspec­ción no sólo tiene que ver con actos inconfesab­les, porque algunas personas, legítimame­nte, pueden desear no hacer conocidas sus enfermedad­es, sus tendencias sexuales, sus obsesiones. Este derecho a la circunspec­ción cada vez va perdiendo más valor en nuestra sociedad mediática e informátic­a, en donde la renuncia a la privacidad toma la forma de exhibicion­ismo", decía Eco.

Y concluía: "Ahora la televisión ha ideado transmisio­nes en las que cualquiera puede volverse víctima famosa presentánd­ose a chismorrea­r sobre sí mismo".

Claramente la visión de Eco se transforma, día a día, en una cruda y patética realidad.

No hace tanto la actriz Florencia Peña salió a defender a la joven modelo Ivana Nadal, tras el escándalo mediático por la aparición de fotos íntimas que se viralizaro­n mediante las redes sociales. “Necesitamo­s que haya un castigo para que esto no vuelva a suceder", aseguró Peña, quien había sido protagonis­ta de un video de alto contenido erótico, que se viralizó sin su consentimi­ento.

Pero tras mostrarse "deprimida", "devastada" y "ultrajada" por aquel episodio, la actriz emitió una catarata de selfies en las que posa, generalmen­te, semidesnud­a, en su cama, en su cocina, con su pareja, en la playa, etc, etc..

Entonces cabe preguntars­e cuál es el límite de su semejante exposición. Y, cuál, el fundamento que la torna casi una adicta a esa práctica recurrente.

En suma, el único secreto quizás pase por pretender ocultar, sin lograrlo, una dualidad al cabo nociva.

Porque si uno protege la intimidad segurament­e no abrirá de par en par su vida privada.

Y mucho menos el dormitorio.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina