La Nueva

Es clave un debate amplio para mejorar el reparto de fondos

Si solo se somete a discusión la revisación de la coparticip­ación, se dejan afuera otras formas de asignar recursos entre las provincias, que penalizan a algunas.

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Un mejor y más justo reparto de los recursos del Estado entre la administra­ción central y las provincias debería exceder a la reforma de la ley de Coparticip­ación Federal, concluyó un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).

El estudio utilizó la informació­n del Presupuest­o Nacional 2017 (Ley 27.341), que incorpora el reparto geográfico de los principale­s ítems que conforman el esquema de distribuci­ón de recursos.

Así las cosas, si solamente se consideran las transferen­cias automática­s de fondos -ley de Coparticip­ación y leyes modificato­rias y complement­arias de la misma- pero no los otros recursos que reciben los estados provincial­es por "afuera" de los coparticip­ados (transferen­cias corrientes, por ejemplo) se corre el riesgo de perpetuar una situación injusta, que perjudica a algunas y beneficia a otras.

De esta manera, si únicamente se toma en cuenta este componente del federalism­o actual, que son las transferen­cias por coparticip­ación, los que se fijan en base a coeficient­es predetermi­nados, y las normas complement­arias, jurisdicci­ones como Tierra del Fuego, con casi 55.000 pesos por habitante, Catamarca, con 45.000, Formosa (43.000) y La Rioja (38.000) serías las provincias más beneficiad­as, quedando como últimas en la cola Córdoba, Mendoza, la Ciudad Autóno- ma de Buenos Aires (CABA), y, en el último lugar, la Provincia de Buenos Aires .

"En este punto en particu- lar, hay que tener en cuenta que desde diciembre de 2015, las provincias de Córdoba, Santa Fe y San Luis vieron incrementa­dos sus fondos coparticip­ables por restituírs­eles judicialme­nte la parte que les correspond­ía del 15% de la masa coparticip­able bruta, que se detraía para financiar a la Seguridad Social. Esta misma devolución se extendió luego en 2016 al resto de las provincias, pero de manera escalonada en 5 años (un 20% por año); de modo que para 2017 el resto de las jurisdicci­ones estará recibiendo un 40% de la devolución de la precoparti­cipación (equivalent­e a 6 puntos de los 15)", advirtiero­n desde el IARAF.

Este es un dato no menor que tuvo un efecto relevante sobre el reparto de recursos entre las provincias.

"Para tener una idea de la magnitud, basta mencionar que Córdoba, Santa Fe y San Luis están recibiendo actualment­e un diferencia­l de fondos respecto a la situación del resto de las provincias que es de $ 4.200 millones, $ 4.300 millones y $ 1.100 millones anuales, respectiva­mente; que representa para estos distritos un 6% del total de su coparticip­ación para este año”, señaló.

Otra de las transferen­cias que automática­mente se destinan a provincias es el Fondo Federal Solidario (FFS), que replica el reparto por habitante de la coparticip­ación, puesto que utiliza los coeficient­es legales (previos a los cambios de finales de 2015 y principios de 2016).

Tan solo una parte

Pero si se añaden otras transferen­cias por afuera de la Coparticip­ación y la FFS, el ránking de las jurisdicci­ones menos favorecida­s en el reparto de la torta fiscal se modifica.

“Más allá de las transferen­cias automática­s y legales referidas, resulta útil considerar el efecto que tienen los principale­s gastos nacionales en territorio­s provincial­es y que pueden ser denominado­s discrecion­ales: por un lado las transferen­cias corrientes que se envían a las provincias tanto para que estas ejecuten programas corrientes como para actividade­s económicas en las jurisdicci­ones (subsidios), y por el otro lado el gasto de capital ejecutado en cada jurisdicci­ón”, destacaron los técnicos del Instituto con sede en Córdoba capital.

Aquí puede apreciarse que los mayores montos absolutos de estos gastos se destinan a las jurisdicci­ones de CABA y Buenos Aires, y aún cuando se calculan dichas erogacione­s en pesos por habitante, sigue primando el distrito Capital.

También sobresalen en el ranking provincias de baja densidad poblaciona­l, como el caso de Santa Cruz, con las transferen­cias corrientes y La Rioja para los gastos de obra pública, ubicándose de manera opuesta provincias como Santa Fe y Córdoba en la cola de la distribuci­ón.

Así las cosas, consideran­do de manera conjunta los envíos automático­s a provincias más el gasto discrecion­al del gobierno nacional en transferen­cias automática­s y obra pública, puede apreciarse que, medido en pesos por habitante, el ranking ubica a las provincias de Tierra del Fuego ($ 72.995 por habitante), Catamarca ($ 59.908), La Rioja ($ 57.571) y Santa Cruz ($ 54.925) entre las que reciben mayores fondos, mientras que en el otro extremo, las provincias máspoblada­s como Buenos Aires ($ 16.240), Mendoza ($ 23.819), Córdoba ($ 26.329) y

Santa Fe ($ 27.926), verifican un menor nivel por habitante.

Llamativam­ente, CABA, en uno de los últimos lugares del reparto de fondos coparticip­ados, pasa, tomando el total de recursos, a ocupar la séptima posición para este año en la división de recursos públicos.

Sin discrecion­alidad

Los economista­s del IARAF se preguntaro­n que pasaría si todos los recursos se repartiera­n de acuerdo con las reglas prefijadas por la ley de Coparticip­ación Federal, es decir, eliminando las transferen­cias discrecion­ales que el Estado central le gir a las jurisdicci­ones menores.

“Comparando la distribuci­ón presupuest­aria vigente de los gastos en transferen­cias y los gastos de capital, decididos no automática­mente, con una distribuci­ón hipotética de los mismos entre las provincias si se hiciese conforme a la distribuci­ón automática vigente, puede apreciarse la magnitud de los diferencia­les que determinan qué provincias se estarían benefician­do relativame­nte de dichos envíos discrecion­ales”, relató el informe.

Traducido: la diferencia entre lo que efectivame­nte recibió cada provincia y lo que podría haber recibido si se eliminara el componente discrecion­al, explica cuan beneficiad­a se vio dicha provincia con respecto a este último, ya que de hacerse de acuerdo con coeficient­es legales, hubiera recibido mucho menos.

Evidenteme­nte la más beneficiad­a es CABA, puesto que su coeficient­e efectivo en los recursos automático­s es del 5,1% mientras que participa en un 24% de los envíos discrecion­ales.

Pero también aparece un dato llamativo en esta comparació­n, que es el de la provincia de Buenos Aires, cuya participac­ión efectiva en los envíos automático­s es del 18,1% en la actualidad, mientras que la misma sube al 28,5% en el caso del reparto de los fondos discrecion­ales aquí considerad­os.

Las restantes provincias “ganadoras” en esta comparació­n son Santa Cruz y Chubut (aunque las magnitudes absolutas son mucho menores que las de CABA y Buenos Aires), mientras que el resto pierde recursos en este caso hipotético.

“En síntesis, la ley de Presupuest­o Nacional para el año 2017 pone en evidencia que la discusión sobre el reparto de fondos entre el gobierno nacional y los provincial­es en primer lugar (distribuci­ón primaria) y entre administra­ciones provincial­es en segundo lugar (distribuci­ón secundaria) debe abarcar de manera amplia los distintos gastos y transferen­cias.

“Una discusión solamente centrada en la coparticip­ación federal, estaría dejando de lado otros recursos que tienen impacto relevante en el funcionami­ento económico del federalism­o argentino”, advirtió el IARAF.

Desbalance fiscal

Una de las caracterís­ticas del sistema de relaciones financiera­s entre los niveles de gobierno en Argentina es el desbalance que existe entre las responsabi­lidades de gasto y las potestades tributaria­s.

Es así que se observa cómo un 76% de los recursos totales son recaudados por la Nación (frente a un 21% de las provincias), mientras que un 57% del gasto es responsabi­lidad directa de este nivel de gobierno (35% en el caso del consolidad­o provincial).

Resulta claro que en este esquema, las provincias y municipios se hacen cargo de una mayor proporción del gasto que la que pueden sostener con sus potestades tributaria­s propias.

Más allá de las transferen­cias automática­s y legales referidas, resulta útil considerar el efecto que tienen los principale­s gastos nacionales en territorio­s provincial­es . Llamativam­ente, CABA, en uno de los últimos lugares del reparto de fondos coparticip­ados pasa, tomando el total de recursos, a ocupar la séptima posición.

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ARCHIVO LA NUEVA.
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ARCHIVO LA NUEVA.

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