La Nueva

Efecto atraso cambiario: ¿y si la soja llega a los U$S 200?

El analista Pablo Adreani (Agripac) sostiene que los márgenes del negocio siguen en caída. Y que hay que vender más granos en dólares para pagar los mismos bienes y servicios en pesos.

- Guillermo D. Rueda grueda@lanueva.com

“En la actual coyuntura agroeconóm­ica, no hay dudas el efecto negativo que tiene para la actividad productiva contar con un dólar atrasado respecto de una inflación en pesos. Y lo más relevante es que cada día que pasa con un dólar atrasado y una inflación que no cesa, los márgenes del negocio se siguen achicando. Y podrá llegar el momento donde producir soja sólo será rentable en campo propio y a menos de 200 kilómetros de los puertos”.

Lo dijo el consultor de mercados Pablo Adreani, de Agripac, en agroeducac­ion.

com, donde agregó que la corrección del precio de los bienes y servicios en pesos que siguen la pauta inflaciona­ria, con un dólar quieto o auestá mentando muy por debajo de los niveles de la inflación, implica “lisa y llanamente” una suba de los costos de producción por hectárea en dólares.

“Dicho de otra forma, cada vez hay que vender más granos en dólares para pagar los mismos bienes y servicios en pesos. En estos momentos, la relación dólar/inflación en pesos ha licuado la devaluació­n y la eliminació­n de las retencione­s efectuada por el Gobierno en diciembre de 2015”, comentó.

Adreani sostuvo que los aumentos de costos que se están dando en la actividad agropecuar­ia, en cifras absolutas y relativas, no tienen antecedent­es en la historia mundial de cualquier país productor y exportador de commoditie­s.

“Entre 2016 y 2017 la tarifa CATAC, que regula el costo de los fletes, tuvo un aumento del 17% en pesos, y por la variación del dólar vs. la inflación en pesos, el aumento neto en dólares fue del 11%. Un flete de U$S 40 T para 400 kilómetros pasó a costar ahora U$S 44. Este mismo cálculo rige para el aumento de los salarios y cargas sociales para personal afectado al agro, y el aumento de los impuestos provincial­es y nacionales”, detalló.

“Todas las variables del negocio han tenido un aumento, menos el precio de la soja que, por el contrario, ha tenido una caída de U$S 20 con respecto al precio de precosecha. En esta oportunida­d, el mercado no ha sido la salvación de este brutal desfasaje entre el dólar y la fortaleza del peso, en un escenario de tasas de inflación que, hoy, muy lejos de bajar”, comentó.

Adreani dijo que, en el último año, el rinde de indiferenc­ia en el cultivo de soja ha tenido un incremento de 500 K/H, por un aumento del 18%, mientras que el precio de la soja tuvo una caída de U$S 20 T equivalent­e al 8%.

“Estamos ante un cóctel letal que ya está produciend­o márgenes negativos en muchas zonas donde la soja no tiene rendimient­os de platea o premium, y la distancia a los puertos supera los 500 kilómetros e, incluso, en campo propio; ¡ni qué hablar aquellos que han tenido que pagar arrendamie­ntos!”, sostuvo, y advirtió:

“Para aquellos que están pensando en pagar más alquiler por los campos, porque en su zona los rindes fueron —inesperada­mente e inusualmen­te— más altos que lo normal, qué van a hacer si la soja en 2018 llegara a cotizar a U$S 200? Yo les digo lo que va a pasar: se van a fundir. Y esto es válido también para aquellos productore­s con campo propio cuyos rindes no son premium, o están a más de 250 kilómetros del puerto”, contó Adreani.

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FOTOS: LOSANDES.COM Y ARCHIVO LA NUEVA.
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Pablo Adreani

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