Efecto atraso cambiario: ¿y si la soja llega a los U$S 200?
El analista Pablo Adreani (Agripac) sostiene que los márgenes del negocio siguen en caída. Y que hay que vender más granos en dólares para pagar los mismos bienes y servicios en pesos.
“En la actual coyuntura agroeconómica, no hay dudas el efecto negativo que tiene para la actividad productiva contar con un dólar atrasado respecto de una inflación en pesos. Y lo más relevante es que cada día que pasa con un dólar atrasado y una inflación que no cesa, los márgenes del negocio se siguen achicando. Y podrá llegar el momento donde producir soja sólo será rentable en campo propio y a menos de 200 kilómetros de los puertos”.
Lo dijo el consultor de mercados Pablo Adreani, de Agripac, en agroeducacion.
com, donde agregó que la corrección del precio de los bienes y servicios en pesos que siguen la pauta inflacionaria, con un dólar quieto o auestá mentando muy por debajo de los niveles de la inflación, implica “lisa y llanamente” una suba de los costos de producción por hectárea en dólares.
“Dicho de otra forma, cada vez hay que vender más granos en dólares para pagar los mismos bienes y servicios en pesos. En estos momentos, la relación dólar/inflación en pesos ha licuado la devaluación y la eliminación de las retenciones efectuada por el Gobierno en diciembre de 2015”, comentó.
Adreani sostuvo que los aumentos de costos que se están dando en la actividad agropecuaria, en cifras absolutas y relativas, no tienen antecedentes en la historia mundial de cualquier país productor y exportador de commodities.
“Entre 2016 y 2017 la tarifa CATAC, que regula el costo de los fletes, tuvo un aumento del 17% en pesos, y por la variación del dólar vs. la inflación en pesos, el aumento neto en dólares fue del 11%. Un flete de U$S 40 T para 400 kilómetros pasó a costar ahora U$S 44. Este mismo cálculo rige para el aumento de los salarios y cargas sociales para personal afectado al agro, y el aumento de los impuestos provinciales y nacionales”, detalló.
“Todas las variables del negocio han tenido un aumento, menos el precio de la soja que, por el contrario, ha tenido una caída de U$S 20 con respecto al precio de precosecha. En esta oportunidad, el mercado no ha sido la salvación de este brutal desfasaje entre el dólar y la fortaleza del peso, en un escenario de tasas de inflación que, hoy, muy lejos de bajar”, comentó.
Adreani dijo que, en el último año, el rinde de indiferencia en el cultivo de soja ha tenido un incremento de 500 K/H, por un aumento del 18%, mientras que el precio de la soja tuvo una caída de U$S 20 T equivalente al 8%.
“Estamos ante un cóctel letal que ya está produciendo márgenes negativos en muchas zonas donde la soja no tiene rendimientos de platea o premium, y la distancia a los puertos supera los 500 kilómetros e, incluso, en campo propio; ¡ni qué hablar aquellos que han tenido que pagar arrendamientos!”, sostuvo, y advirtió:
“Para aquellos que están pensando en pagar más alquiler por los campos, porque en su zona los rindes fueron —inesperadamente e inusualmente— más altos que lo normal, qué van a hacer si la soja en 2018 llegara a cotizar a U$S 200? Yo les digo lo que va a pasar: se van a fundir. Y esto es válido también para aquellos productores con campo propio cuyos rindes no son premium, o están a más de 250 kilómetros del puerto”, contó Adreani.