Hay clima para que el infierno se repita en los campos de la región
Casi 2 M/H se quemaron este verano entre Buenos Aires y dos provincias linderas. Las lluvias y el pasto en recuperación obligan a levantar la guardia.
OTRA VEZ EL CICLO DE EL NIÑO
Los incendios del último verano en el sur del sudoeste bonaerense y en las provincias de La Pampa y de Río Negro, mayormente, que afectaron casi 2 millones de hectáreas y provocaron la pérdida de alrededor de 2.000 animales, dejaron secuelas de las cuales los productores aún intentan recuperarse.
“Estamos encarando el invierno como podemos”, dijo Erica von Hinke, ganadera, con un campo de 2.500 hectáreas —1.000 de ellas consumidas— a la vera de la ruta provincial 24, a 35 kilómetros de Perú, La Pampa, a 198 kilómetros de Bahía Blanca.
“Se me quemó una planicie y por eso se redujo el pasto que tenía reservado para el verano. Debí hacer un destete precoz y alimentar 350 terneros. Como se recuperó el campo, a esos animales los tengo comiendo en uno de los potreros quemados”, agregó.
A Von Hinke le quedó un pasto llorón, con algo de natural, y con manejo espera consolidar el estado corporal de los 1.200 vacunos y los 100 caballos que lograron sobrevivir.
La productora admitió que "la naturaleza es sabia" y que, por eso, "mandó bastante agua" tras el fuego.
“Nuestro campo es muy noble. Tiene un banco de semillas natural y con un poco de agua se recupera. Si bien hay mucho pasto que está viniendo, no podemos usar todos los potreros porque no hay recursos económicos para alambrar”, sostuvo.
Von Hinke dijo que hubo muchas promesas de apoyo gubernamental, pero que sólo consiguió cinco rollos.
“Los pedí y pagué por el traslado más que por los rollos. Al final tuve que comprar balanceado; me lo banco sola. Los fardos son más caros, pero más sencillos de transportar”, contó.
Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), de las casi 2 millones de hectáreas afectadas, más de un millón involucró a La Pampa, 610.000 Has. a Río Negro y casi 200.000 Has. a Buenos Aires, mayormente a los distritos de Villarino, de Patagones y de Puan.
Lo peor, de todos modos, parece que está por venir.
“El ciclo puede repetirse”, dijo Von Hinke.
“Hay que tener mucho cuidado. El año pasado veníamos con un muy buen régimen de lluvias y con bastante pasto. Al final, eso nos afectó porque el fuego volaba (sic)”, aseguró.
“Debemos concientizarnos respecto de las picadas. Sin ellas no se puede parar nada. Está claro”, agregó.
Pero el tiempo parece que es un aliado.
“Ahora, con el año por delante, hay que apelar a los legisladores, que la mayoría votó, para que revean la ley de bosques de La Pampa”, indicó Rafael Ferrari, ganadero y apicultor de La Colorada Chica, en el departamento de Caleu Caleu, a 60 kilómetros de Jacinto Aráuz.
“Se debe hacer algo nuevo con opinión de gente que sepa y con experiencia en incendios. Con una ley hecha detrás de un escritorio y con un monitor de computadora, se está muy lejos de la realidad que se vive en los campos pampeanos”, dijo.
De sus 3.300 hectáreas, Ferrari vio 600 Has. consumidas por el fuego, aunque sin llegar a provocar daño en las 600 vacas de cría.
“Por ejemplo, para hacer un picada hay una serie de trámites burocráticos que se resuelven después de varios meses”, dijo Ferrari.
“Para hacer un contrafuego hay que considerar cuatro veces la altura del bosque que exista al lado”, agregó Von Hinke.
“Si tenés un chañar de medio metro, no te da demasiado margen. Deberían dejar 25 metros (NdR: por lateral), lo cual sería considerable. La ley de bosques quiere preservar el bosque nativo pero, lamentablemente, con estos fuegos van quedando cada vez menos. Con un buen contrafuego es más fácil apalearlo (sic) y conservarlo”, explicó la productora.
“Otro tema que hay que agilizar, y desburocratizar, es el de las vacunaciones en caso de emergencias como estas”, comentó Ferrari.
“Hay situaciones en que debíamos sacar la hacienda de un día para otro y la agen- cia del Senasa estaba cerrada, o con el sistema caído; siempre había un problema. Los animales no se pueden mover sin ese aval, como tampoco se pueden se pueden quedar sin comer porque se mueren”, redundó.
Ferrari administra un campo familiar y, según dijo, el verano no los tomó desprevenidos.
“Se trató de hacer un buen trabajo de prevención. Pero acá el tema es mirar el cielo para ver cuándo viene la tormenta y dónde va a caer el rayo”, sostuvo.
“De cuatro vecinos que tenemos uno solo quedó sin quemarse. Pudimos contener el fuego en las picadas, pero un rayo nos afectó 600 hectáreas”, comentó, para destacar el aporte solidario de los bomberos araucenses y de localidades vecinas.
“No todos los productores hacen lo que deben con los contrafuegos. Por eso estoy de acuerdo con que haya premios y castigos, a la hora de pedir los créditos para alambrados y demás, por ejemplo”, aseguró Ferrari.
Eduardo Oliver es uno de los titulares del establecimiento San Severino, a la vera de la ruta provincial 24, a 11 kilómetros de Perú. De las 12.500 hectáreas de la explotación, 3.200 quedaron bajo el fuego.
“¿Las previsiones para ahora? Las de siempre”, dijo.
“Las lluvias importantes que se prevén para la primavera van a generar pastizales enormes y, acaso, otra sequía con tormentas eléctricas en el próximo verano”, sostuvo.
“Las herramientas son conocimientos, gente capacitada, vigilia y mucha solidaridad con contrafuegos hechos en forma adecuada. Los eventos son naturales y van a seguir existiendo. No se pueden evitar los incendios y el motivo de los incendios, así como no se puede parar la lluvia o el crecimiento del bosque o de los pastizales”, relató.
En el campo de Oliver se realizó una jornada de campo del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), donde se
El fuego entró por el campo de un vecino, y ahí nomás prendí el mío. A todos los potreros los combatí con fuego”. ERICA VON HINKE GANADERA PAMPEANA
No todos saben manejar el fuego. Y ahí se provocan situaciones de tensión que se evitarían si ese conocimiento existiera”.
mostró la recuperación del establecimiento tras el fenómeno, así como distintas herramientas para el negocio ganadero.
“El conocimiento del manejo del fuego y de los contrafuegos es un tema complejo”, indicó.
“No todos saben manejarlo. Y ahí se provocan situaciones de tensión que no se deben producir si ese conocimiento se difundiera, porque todos sabrían qué hacer, cuándo y cómo. Sería más fácil”, aseveró Oliver, quien además posee campos en los distritos bonaerenses de General Belgrano y de General Viamonte.
En la zona pampeana, y aun en los distritos bonaerenses situados en el sur, la precipitación desde fines de enero hasta los primeros días del corriente mes, superan los 220 milímetros. El promedio anual aquí es de 650 milímetros anuales.
“El período de verano es normalmente crítico y siempre tenemos vigilia en enero. Este año, como consecuencia de los excesos hídricos de primavera, había mucho pastizal, fuertes vientos y bastante por quemar. Los calores fueron más intensos y las tormentas típicas, secas y eléctricas, determinantes”, contó.
Oliver pudo controlar el incendio con su gente.
EDUARDO OLIVER GANADERO DE PERÚ
Ahora, con el año por delante, hay que apelar a los legisladores, que la mayoría votó, para que revean la ley de bosques”. RAFAEL FERRARI GANADERO DE CALEU CALEU