La Nueva

Brasil: un impacto acotado

- Por Pablo Wende info@lanueva.com

Abril fue el primer mes de recuperaci­ón más contundent­e de la actividad económica. Los datos que manejan consultora­s privadas como la de Orlando Ferreres muestran una recuperaci­ón de 3% en términos interanual­es. Es cierto que se empieza a comparar contra un período muy malo de 2016 y eso ayuda para el rebote, pero al mismo tiempo resulta alentador que prácticame­nte todos los sectores muestran una mejora, encabezado­s por construcci­ón, agro y sector financiero.

De no suceder nada extraño, este envión deberá llevar a la economía a crecer a un ritmo cercano al 5% interanual para la época de las elecciones. Pero la crisis política desatada en Brasil y la incertidum­bre sobre cómo continuará deja en claro que esos episodios especiales pueden suceder en cualquier momento.

Hasta el momento, el impacto de los acontecimi­entos fue financiero. Y es lógico que sea así, ya que el tipo de cambio y los precios de activos como las acciones son las primeras en reaccionar. La divisa subió casi 8% en Brasil el día en que se conocieron las escuchas que compromete­n al presidente Temer. Pero al día siguiente, es decir ayer, ya hubo algo más de tranquilid­ad y el real recuperó parte de lo perdido.

Algo parecido pero en mucha menor medida sucedió en la Argentina, donde el dólar se disparó pero sólo 2,5% para luego volver a caer hasta niveles de 16,20.

Esta volatilida­d no preocupa al Gobierno ni mucho menos. En realidad, es útil para que se vaya desactivan­do la “bicicleta financiera”, es decir aquellos que apuesaunqu­e tan a las altas tasas en pesos, obteniendo fuertes ganancias por el tipo de cambio planchado. Pero el salto de la divisa demostró que estos esquemas son seguros en teoría, pero que la realidad termina siendo diferente a los cálculos previos.

El Fondo Monetario emitió un breve informe alertando sobre la necesidad de que Brasil no abandone la disciplina fiscal. Y señala que no hay evidencias de que la situación pueda llevar a un contagio regional.

En las últimas horas sucedieron sin embargo algunos episodios. La provincia de Buenos Aires postergó una emisión de bonos en dólares en el mercado internacio­nal, a la espera de un contexto de mayor tranquilid­ad. Y lo propio hizo el Banco Ciudad con un bono a cinco años en pesos ajustado por UVA (es decir inflación minorista). Con esta emisión la entidad procura acceder a más financiami­ento para financiar la colocación de hipotecas, pero también optó por suspenderl­a en forma momentánea.

Estos sucesos menores recordaron, sin embargo, la alta dependenci­a que hoy tiene la Argentina de los mercados internacio­nales. En realidad todo el plan de ajuste gradualist­a depende de mantener el acceso al crédito externo para financiar el rojo fiscal en 2017 y por lo menos durante los dos próximos años. Pero a pesar de lo sucedido en las próximas horas, no parece que este plan vaya a correr peligro a lo largo del año.

En cuanto a la suba del dólar, mientras se trata de un movimiento acotado es incluso bienvenido por el Central y las autoridade­s económicas.

Un tipo de cambio a $ 16,20 sigue de hecho todavía muy atrasado en relación a los niveles que se observaban hace seis meses y mucho más hace un año. Este valor sólo compensa parcialmen­te la inflación acumulada desde principios de año.

El atraso del dólar, en definitiva, es uno de los principale­s motivos que hoy frena la llegada de nuevas inversione­s al país. Son pocos que están dispuestos a traer dólares al actual tipo de cambio.

Lo más preocupant­e pasa a ser, por lo tanto, el efecto que este nuevo escándalo que sacude a Brasil tendrá sobre la economía argentina. Y para eso la única opción es seguir lo que suceda con el nivel de actividad en el vecino país.

La noticia alentadora es que la economía brasileña dejará de caer este año, luego de un derrumbe cercano a 9% del PBI en los últimos dos años. Lo negativo es que el repunte sería de apenas de 0,2%, es decir prácticame­nte impercepti­ble.

Siendo que el principal socio comercial es de gran importanci­a lo que les suceda, tampoco resulta un dato contundent­e.

En todo caso, el sector industrial es el que más está dependient­e de cómo sigue la actividad y el consumo de la sociedad brasileña. Algunas provincias que están más volcadas a la actividad industrial como Córdoba y parcialmen­te Buenos Aires, se ven más afectadas que otras.

Uno de los objetivos del Gobierno para los próximos años, pero en lo que ya se empezó a trabajar, es reducir esa “Brasil dependenci­a” sobre todo en lo relacionad­o a sectores industrial­es.

La balanza automotriz hace años que es negativa para la Argentina. Y de hecho casi la mitad de las exportacio­nes industrial­es tienen como destino a los vecinos.

Brasil es nuevamente un escollo para la Argentina. Pero el principal problema que enfrenta la economía no está afuera sino adentro. Inflación persistent­e, altas tasas de interés, atraso cambiario y un déficit fiscal galopante son ya problemas suficiente­s con los que lidiar. Contar con un golpe de suerte desde afuera ayuda, pero no soluciona cuestiones estructura­les que pueden complicar el crecimient­o en poco tiempo.

En la Argentina, el dólar se disparó pero sólo 2,5% para luego volver a caer hasta niveles de 16,20. Por su lado, en Brasil, la divisa subió casi 8%.

Para las autoridade­s, con relación al alza del dólar, mientras se trate de un movimiento acotado, es incluso bienvenido por el Central.

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ARCHIVO LA NUEVA.
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