Existe una mística en torno de esta extraña enfermedad
En la antigüedad muchos consideraban a la epilepsia como una maldición o afirmaban que la epiléptica estaba poseída por el demonio.
Incluso, muchos enfermos eran sacrificados.
Dicha demonización persiste en nuestra época.
Hoy, la gente le teme al paciente con epilepsia y el paciente teme contar su enfermedad por miedo a ser discriminado.
Es así como se autodiscrimina por miedo a perder el trabajo o el colegio.
Hay quienes creen que es una enfermedad contagiosa.
Todo se debe a la ignorancia que existe respecto a al epilepsia porque aún es un tabú.
A pesar de todos los avances que ha habido en los últimos años, la epilepsia continúa siendo una enfermedad con mucho misticismo y que genera discriminación y temores, con la consecuente falta de inserción social. Es por eso que se hace imperioso promover campañas de educación para que todos sepamos más sobre esta enfermedad.
En cuanto al aura que experimentan algunos pacientes es el conjunto de sensaciones que vive una persona con epilepsia antes de sufrir una crisis generalizada.
El aura puede ser muy útil al permitir a la persona afectada prepararse para la crisis y evitar caídas o lesiones. y temblores violentos.
De ahí la importancia del diagnóstico, que es clínico y se basa en el interrogatorio.
Para conocer las causas se investigan antecedentes familiares y personales y lo ocurrido antes, durante y después de la crisis.
Además, el médico puede solicitar análisis de sangre y orina, un electroencefalograma (EEG) y estudios por imágenes del cerebro, como resonancias o tomografías.
La importancia de un diagnóstico de certeza radica en que, una vez establecido y comenzado el tratamiento con la medicación apropiada, alrededor del 70 por ciento de los pacientes deja de tener crisis.
Esto hace que las personas puedan desarrollar sus actividades cotidianas en forma habitual, salvo algunas excepciones.