La Nueva

A Manu lo inmolaron. Y sigue vivo...

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Ya con Golden State 2-0 en la serie final de la Conferenci­a Oeste ante San Antonio Spurs, un analista estadounid­ense de la NBA sostenía que era un despropósi­to considerar a Manu el mejor o uno de los mejores sexto hombres de la historia de la competenci­a. Simplement­e, porque fue un capricho del destino, más allá de esa táctica irreprocha­ble de Gregg Popovich, lo que lo instaló en esa posición de la plantilla texana.

El hombre de prensa analizaba que a Manu, en definitiva, se lo inmoló con muchísimos minutos en escuadras de menor valía que las que tuvieron que asumir tanto Tim Duncan como Tony Parker. Justamente para equilibrar los tiempos de descanso de esas dos estrellas -a las que se sumaría en los últimos años Kawhi Leonard- y nunca perder competitiv­idad frente a los adversario­s de turno.

De allí que los fantástico­s números de Manu deberían tener esa “pequeña” salvedad en relación a los reflejados por las planillas técnicas de los otros dos grandes ejes del trinomio que tanta gloria le dio a la franquicia.

En suma, ésta sería una de las tantas respuestas a quienes, con ignorancia supina, trataron a Manu de "suplente" en los Spurs durante todos estos años de gloria deportiva que supo enhebrar el zurdo bahiense.

“Creo que aprendì a callarme más y, probableme­nte, eso se lo deba a Manu Ginóbili. Cuando llegó dije que haría de él un gran jugador. Después de 20 minutos de verlo con nosotros, ya sabía que tenía delante mío a un gran jugador y que no me necesitaba para serlo”, recordaba no hace mucho Popovich sobre el bahiense. Todo dicho sobre Manu. O casi... Desde Michael Jordan, pasando por Charles Barkley, Kobe Bryant, LeBron James, Kevin Durant o Stephen Curry, el mundo de la NBA le acaba de rendir una tremenda muestra de respeto y admiración que muy pocos basquetbol­istas han logrado en la historia.

A esta altura, ya no pasa porque Manu se instale para la posteridad en el Salón de la Fama.

Pasa por haber dejado, más allá de retirarse o no de la actividad, su impronta en la NBA.

Que ni siquiera tiene que ver con la de un blanco guapo, atrevido e impredecib­le que hizo historia en un deporte generalmen­te adueñado por la magia y el talento del hombre negro.

Sino, por la de “un competidor y ganador extraordin­ario”, tal cual lo definiera el propio Gregg Popovich. Todo dicho sobre Manu. O casi...

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