La Nueva

Carta escrita con bronca

- OTRAS VOCES por Miguel Ángel Asad

usted le hablo, señor presidente, por la deuda que contrajo por más de 80.000 millones de dólares (Videla,un poroto); a usted, que recibió para su campaña 500.000 dólares de Odebrecht; a usted, señor intendente, que en mala ley les quitó a los chicos ciegos deportista­s (Las Aguilas) el lugar cedido por el poseedor veinteañal y, subsidio mediante, favoreció la instalació­n de un pub en calle Falucho; a usted, presidente, que ordena a la Afip no impulsar el cobro de 300 millones en impuestos impagos por “La Nación”; a vos, diputado o senador nacional que después de la amnistía encubierta que hicieron con el 2x1, a iniciativa de Duhalde (muerte de miles de causas penales), hoy -presionado por la cúpula de los genocidas setentista­s, de sus familiares y sus amigos- sacás este desprolijo e inconstitu­cional remiendo de aquella ley de exclusión de los delitos de lesa humanidad. ¿Por qué no te animás y ponés lo que hay que poner y sancionás una ley que derogue la ley de amnistía dictada por Campora en 1973?

Y, así como derogaron la ley de obediencia debida, la de punto final y los indultos de Menem, ahora también por “lesa humanidad” (doctrina del Tribunal Europeo, ONU, etc) hacen juzgar a todos los genocidas de la guerrilla, algunos de los cuales están sentados en bancas a tu lado, otros dando cátedra en España y la mayoría, como si aquí no hubiera pasado nada, pasaron a ser idealistas, humanistas y empresario­s (unos,como los negocios sucios de la princesa de Creta en “Sueños Pervertido­s”), otros -vivos- cobrando indemnizac­ión de desapareci­do (Dra. Argibay Molina).

Otros camaleónic­os periodista­s como Magdalena, robando cámara en la ATC de la dictadura, o Mauro, o Chiche, Sabato, Borges y mil más que corrieron a chuparles las medias a Videla y a toda su runfla de genocidas tras el golpe del 76. A todos ustedes les espeta Maslow: “El miedo a saber no es mas que el miedo a hacer”.

A usted, presidente, que se reunió apichonado con Trump y le consintió, a cambio de limones, que en octubre próximo empiece a lanzar misiles en Malvinas, o justificar la bomba contra Sirios -ancestros de su propia esposa- y mutis para con sus marines, que en Colombia ya tienen 15 bases, y que sus “paramilita­res” ya hayan asesinado a cientos de líderes sociales y ahora trajeran 2.000 efectivos de la OTAN, reviviendo el sueño de Madeleine Albright (Clinton) para armar un nuevo Vietnam; usted, que arregló con los fondos buitres (uno de los cuales era su presidente del Banco Nación y futuro ministro de Economía después de Octubre).

A vos, Cristina, y De Vido, con el afano consentido de la obra publica con Lopecito, los bolsos para las falsas monjas del falso obispo, del falso salesiano y la falsa sanción ejemplariz­adora vaticana falsamente prometida; a vos, Randazzo, y el afano de los falsos durmientes chinos y su delfín creador de falsas leyes; a vos, Boudou, con la fabricació­n de billetes falsos que se frustró por la torpeza de falso amante enquistado en la vicepresid­encia de la Nación. La lista sería mucho más larga. A todos ustedes les quiero regalar a su conciencia bipolar esta carta que les escribió en 1930 Roberto Arlt, tomada de Aguafuerte­s porteñas.

“Aspiro a ser diputado, porque aspiro a robar en grande y a acomodarme mejor. Mi finalidad no es salvar al país de la ruina en la que lo han hundido las anteriores administra­ciones de compinches, sinvergüen­zas; no señores, no es ese mi elemental propósito, sino que, íntima y ardorosame­nte, deseo contribuir al saqueo con que se vacían las arcas del Estado, aspiración noble que ustedes tienen que comprender es la más intensa y efectiva que guarda el corazón de todo hombre que se presenta a candidato a diputado. Robar no es fácil, señores.

“Para robar se necesitan determinad­as condicione­s que creo no tienen mis rivales. Ante todo, se necesita ser un cínico perfecto, y yo lo soy, no lo duden señores.

“En segundo término, se necesita ser un traidor, y yo también lo soy, señores. Saber venderse oportuname­nte, no desvergonz­adamente, sino “evolutivam­ente”.

“Me permito el lujo de inventar el término que será un sustitutiv­o de traición, sobre todo necesario en estos tiempos en que vender el país al mejor postor es un trabajo arduo e ímprobo, porque tengo entendido, caballeros, que nuestra posición, es decir, la posición del país no encuentra postor ni por un plato de lentejas, créanlo .

“Abarquen la magnitud de mi sacrificio y se darán cuenta de que soy un perfecto candidato a diputado.

“Cierto es que quiero robar, pero ¿quién no quiere robar? Díganme ustedes quién es el desfachata­do que en estos momentos de confusión no quiere robar. Si ese hombre honrado existe, yo me dejo crucificar. Mis camaradas también quieren robar, es cierto, pero no saben robar. Venderán al país por una bicoca, y eso es injusto. Yo venderé a mi patria, pero bien vendida. Ustedes saben que las arcas del Estado están enjutas, es decir, que no tienen un mal cobre para satisfacer la deuda externa; pues bien, remataré al país en cien mensualida­des, de Ushuaia hasta el Chaco boliviano, y no sólo traficaré al Estado, sino que me acomodaré con comerciant­es, con falsificad­ores de alimentos, con concesiona­rios; adquiriré armas inofensiva­s para el Estado, lo cual es un medio más eficaz de evitar la guerra que teniendo armas de ofensiva efectiva, le regatearé el pienso al caballo del comisario y el bodrio al habitante de la cárcel, y carteles, impuestos a las moscas y a los perros, ladrillos y adoquines ¡Lo que no robaré yo, señores! ¿Qué es lo que no robaré?, díganme ustedes. Y si ustedes son capaces de enumerarme una sola materia en la cual yo no sea capaz de robar, renuncio ipso facto a mi candidatur­a.”

“Aspiro a robar en grande y a acomodarme mejor. Mi finalidad no es salvar al país de la ruina, sino que deseo contribuir al saqueo.” (Roberto Arlt)

Miguel Ángel Asad es abogado. Vive en Bahía Blanca.

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