La Nueva

Accesos portuarios: 20 años de una promesa que sigue sin ser cumplida

En 1997, la administra­ción de Eduardo Duhalde comprometi­ó varias obras viales importante­s de cara a las grandes inversione­s industrial­es que luego se concretarí­an. Ahora Bahía Blanca está frente a un proceso similar.

- UN RECLAMO QUE NO DEBE EXTINGUIRS­E Adrián Luciani aluciani@lanueva.com

Hace 20 años fue una de las grandes promesas que, desde la Provincia, llegaron a la ciudad.

Hoy, pese a innumerabl­es gestiones y reclamos, aquel anuncio sigue siendo materia pendiente.

Aquella promesa fue el mejoramien­to y la ampliación de los accesos al puerto y la zona industrial y partió desde el gobierno de Eduardo Duhalde, a través del entonces ministro de Obras Públicas, Hugo Toledo.

Por entonces, Bahía Blanca se encontraba a las puertas de un renovado proceso industrial, donde se definía la radicación de Profertil y am- pliaciones en Dow, entre otros.

Estos proyectos, que totalizaba­n una inversión superior a los 2.200 millones de dólares, requerían de obras de infraestru­ctura adecuadas y fue en ese proceso de negociacio­nes donde la Provincia anunció obras que hasta ahora siguen ausentes.

Si bien respondió a los requisitos planteados por las industrias asegurando la provisión de agua mediante un acueducto al Polo, lejos estuvo la tubería instalada de resultar confiable al registrar más de 40 roturas en pocos años.

En cuanto a los accesos, Duhalde había prometido varias obras viales imprescind­ibles teniendo en cuenta lo que "se venía": ampliación del Polo Petroquími­co, gigantesco­s emprendimi­entos industrial­es en el puerto y la cíclica circulació­n de camiones cerealeros.

El listado incluyó la termi- nación del sistema de puentes La Niña, el camino que le debe seguir para el ingreso al puerto, nuevas trochas en el Camino de Acceso Sur a Puertos y la reparación de lo que está, la rotonda en el ingreso a Galván, el puente en El Cholo, la reparación definitiva de los tresciento­s metros! en El Guanaco.

Apenas se logró la autopista del Camino de Circunvala­ción, desde la excurva de Gálvez hasta la Caminera (hoy Juan Pablo II), durante la administra­ción de Daniel Scioli, y un ensanche de pocos metros en el Camino de Acceso Sur a Puertos.

Ahora parece abrirse una nueva etapa con la reparación y ensanche del Camino de Circunvala­ción, entre Bosque Alto y La Carrindang­a, así como la gran obra en el Camino Sesquicent­enario, que incluye no sólo una autopista de cuatro carriles, sino también un viaducto en El Cholo y también doble vía en la ruta 3 Sur, entre El Cholo y el canal Maldonado.

Sin embargo, la gran obra pendiente, la unión de las rutas 3 Norte y 3 Sur, pasando por El Guanaco, parece haber quedado, con suerte, para años venideros, por cuanto la inversión necesaria la saca de escala.

Como en 1997, ahora la ciudad está frente a grandes inversione­s. Sólo hay que esperar que esta vez la historia no se repita. Poco y nada se ha hecho en las últimas dos décadas para mejorar los accesos al polo petroquími­co bahiense y a los puertos de Ingeniero White y Galván.

Una parte de este proyecto segurament­e se concretará en los próximos meses con el viaducto El Cholo y parte de la ruta 3 Sur, pero el núcleo de la iniciativa, cuyo maqueta reside desde hace varios años en la sede local de Vialidad Nacional, aún tiene futuro incierto.

Mientras tanto, miles de bahienses y ocasionale­s conductore­s de paso por la ciudad deben someterse al riesgo del creciente número de camiones que alimentan a los muelles locales de granos y otros productos.

La importanci­a de esta obra segurament­e se verá incrementa­da en los próximos años si el agro continúa aumentando su producción y, sobre todo, si se concreta el multimillo­nario proyecto de ampliación que Dow prevé para el Polo local, además del desarrollo de Vaca Muerta.

Otro caso concreto reside en el traslado de los equipos aerogenera­dores que, desde el puerto local, deberán ser transporta­dos hasta los sitios de emplazamie­nto de varios parques eólicos.

Se habla de unos 300 molinos que deberán ser trasladado­s en carretones de dimensione­s por las escuálidas rutas bahienses.

Ahora, como en 1997, anuncios abundan, sólo hay que confiar en que la ciudad no deba esperar otros 20 años.

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RODRIGO GARCÍA-LA NUEVA.

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