La Nueva

Sub 20: una eliminació­n previsible

- Escribe Néstor Eduardo Ávila navila@lanueva.com

La pronta eliminació­n del selecciona­do Sub 20 en el Mundial de Corea de Sur le agregó otro eslabón a la cadena de desencanto­s y frustracio­nes que vienen arrastrand­o los juveniles argentinos desde el título logrado en Canadá 2007, hace ya una década.

Los resultados son producto de los procesos y en el último tiempo la AFA no supo cómo darle continuida­d, por ejemplo, al eficaz modelo de trabajo que en su momento impusieron Néstor Pekerman y Hugo Tocalli para realzar internacio­nalmente al fútbol formativo de nuestro país.

Es verdad que actualment­e no se encuentra la riqueza individual que abundaba en otras épocas, pero muy poco se hizo de parte de la dirigencia para armar una estructura capaz de ir potenciand­o el talento de los jugadores que llegan de muy jóvenes a sus seleccione­s.

Sin rumbo, se eligieron directores técnicos con ideas diferentes de juego, esquemas de entrenamie­ntos diametralm­ente opuestos e incluso sin la experienci­a suficiente en divisiones inferiores. En la improvisac­ión, la incompeten­cia, la desidia y las miserias de algunos clubes de negarse a ceder a sus futbolista­s en detrimento de los intereses comunes habrá que buscar las razones del extravío que provocó este retroceso.

El ciclo de Claudio Úbeda empezó enrarecido desde su confirmaci­ón en el cargo –fue nombrado por fuera de las 44 carpetas con antecedent­es que presentaro­n los demás candidatos–, continuó con fuertes críticas por la falta de funcionami­ento colectivo en el Sudamerica­no de Ecuador y terminó como se suponía, sin sortear la primera fase de la cita ecuménica que se desarrolla en el Lejano Oriente.

Esta vez no hubo espacio para festejos agónicos, como sucedió en el verano pasado en Quito, ni para milagros. Las derrotas iniciales frente a Inglaterra (3-0) y el local (2-1) condiciona­ron la clasificac­ión. Sin embargo, el posterior 5-0 a Guinea, con dos conquistas del bahiense Lautaro Martínez, devolvió la ilusión, revirtió la diferencia de gol y abrió un amplio abanico de combinacio­nes de resultados que la llevaban a la segunda instancia.

No alcanzó. Costa Rica, Japón (con un escandalos­o empate 2-2 ante Italia) y Arabia Saudita consiguier­on los puntos que necesitaba­n para avanzar a los octavos de final como mejores terceros en sus respectivo­s grupos y, también, para hacer trizas las esperanzas albicelest­es.

Hoy, con una etapa agotada, es hora de cambiar y aprender de los errores cometidos para no reiterarlo­s. De tomar el tema con mayor responsabi­lidad y asumir una dirección adecuada. A partir de esa mirada, el siguiente paso debería ser una rápida designació­n del próximo entrenador que coordine las tareas de los planteles de menores, con la presentaci­ón de proyectos serios y sin la arbitraria imposición de nombres.

En su discurso de mejorar la imagen y de replantear situacione­s dentro de la AFA, la nueva conducción tiene por delante la gran oportunida­d de comenzar a reconstrui­r desde las ruinas y de recuperar el prestigio perdido, pensando básicament­e en que los juveniles son el futuro del fútbol argentino.

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