La Nueva

Más de 20 causas en Bahía por el acoso a menores en Internet

CÓMO UNA MADRE PUDO SALVAR A SU HIJA

- Redacción La Nueva. info@lanueva.com

El grooming se concreta cuando un adulto, a través de las redes sociales, contacta a un menor para engañarlo, con el fin de cometer un delito sexual. En Bahía dejó su sello fatal con el caso Micaela Ortega. Hoy crecen tanto la capacitaci­ón como las denuncias. El Servicio Local recibe entre 10 y 15 consultas semanales y en la fiscalía, en poco más de un año, se iniciaron más de 20 causas. La madre de una chica que fue víctima del delito -descubiert­o la semana pasadarela­tó cómo descubrió el calvario, de qué manera operaba el agresor y dijo que hasta tuvo que hacerse pasar por su hija. Especialis­tas dan consejos.

El instinto maternal hizo sospechar a una mujer que algo no andaba bien en el entorno de su hija de 13 años. No solo advertía su rebeldía de adolescent­e. Suponía que había algo más. Y había algo más.

Andrea -el nombre es ficticioNu­eva. le explicó a La cómo logró abortar a tiempo un caso de grooming, que había empezado, hace un año, de la misma manera que el de Micaela Ortega. Lo hizo casi como un desahogo. Y también para advertir a otros padres a fin de que no vivan su calvario.

Se trata del caso que derivó en el allanamien­to del pasado lunes, en el domicilio de Mitre 3.015, donde se estableció que Daniel Boelia, de 40 años, era quien se hacía pasar por una joven de 17 que había entablado una amistad "virtual" con su hija.

El hecho generó alarma en la población debido a que el sospechoso, que está en libertad porque el acoso cibernétic­o es un delito no detenible, empleaba dos perfiles falsos de Facebook con los que presuntame­nte contactó a “3.000 chicas de entre 11 y 14 años” para supuestos fines de abuso sexual.

Las conductas no sumisas de la menor, durante algunos meses, encendiero­n las luces de alerta.

“Empezó a querer ir a la Plaza del Sol y al Parque de Mayo con amigas que no co-

nozco y que conoció por chat, además de citas en el monumento de la Plaza Rivadavia con grupos de Facebook, atrás de los que estaba este hombre”, expresó Andrea, que vive con su familia, de clase media, en un barrio alejado del agresor.

La mujer no solo impidió esos encuentros, sino que fue más allá. A partir de las sospechas, el 23 de febrero comenzó a investigar el perfil del supuesto depravado, haciéndose pasar por su hija a través del Facebook.

De esa manera descubrió que Boelia, con sus perfiles falsos, también había contactado a otras menores no solo de Bahía sino de Punta Alta, General Cerri y otras localidade­s de la zona.

Andrea intentó localizar al hombre, pero no pudo, porque en ningún momento le dio a conocer la dirección de su vivienda.

“Todo el tiempo me insistía para que nos encontrára­mos e, incluso, quería venir a mi domicilio para tener una cita. Ese encuentro nunca se concretó porque él ponía excusas y me decía 'voy, pero asegurate de que no esté tu mamá'”, detalló.

“Sabía que no había una chica detrás”

“Quería verle la cara y saber si era una mujer o un hombre; estaba segura de que era un posible caso de grooming. Por eso el 2 de marzo radiqué la denuncia en la fiscalía (de Delitos Sexuales) con las pruebas en mi poder. Sabía que detrás de esto no había una chica de la edad de mi hija, sino un hombre. Me di cuenta por su forma de chatear”, sostuvo.

La maniobra de engaño, según la madre, había sido “muy bien planeada”. Inclusive “inventó una familia”, porque dijo que vivía con su mamá y su hermana, cuando en verdad convive con su abuela y una tía.

“Las imágenes de genitales que vi son descargas de internet, por eso no era creíble. Denuncié el hecho, porque detrás de esto puede haber más chicos víctimas. Esta persona también buscaba contactar nenes por Facebook, pero en menor cantidad, y generar vínculos entre ellos, como compañeros de escuela, hasta concretar un encuentro personal”, continuó.

Las conversaci­ones con la niña siempre fueron vía Facebook, dado que la supuesta Figura creada en 2013

Dos condenas en la ciudad, desde que el grooming es ley

Septiembre de 2015: dos años de prisión en suspenso (no va preso) recibió José María Faraoni. Desde nuestra ciudad intentó, durante 2 meses, concretar por internet una cita con dos chicos de Coronel Suárez, aunque lo detuvieron cuando estaba en un hotel de esa ciudad, a punto del encuentro. La mirada atenta de una de las madres, que miró el Facebook de su hijo, frustró la maniobra.

Marzo de 2017: Ricardo Abel Aguirre fue condenado a un año de prisión en suspenso y la prohibició­n de uso de telefonía celular e internet, por acosar a una chica de 10 años, con mensajes de alto contenido sexual. Se probó que entre el 26 y 27 de julio de 2014, Aguirre le envió a la menor casi 300 mensajes con propuestas indecentes.

En los últimos años hubo dos causas similares -de contactos a través de las redes-, que incluyeron figuras delictivas más graves y terminaron con las condenas a Ramiro Tumoletti y Emiliano Pardo, aunque en ambos casos todavía no existía el grooming en el Código Penal (artículo 131), sumado en 2013. adolescent­e siempre manifestó que no tenía un teléfono celular con la aplicación de mensajes instantáne­os WhatsApp ni otra red social para comunicars­e.

“Con el Messenger de Facebook citaba a todas las chicas. A una amiga de mi hija también le envió la misma conversaci­ón y las mismas fotos pornográfi­cas”, dijo Andrea.

“Desde hace casi un año mi nena tenía contacto por Facebook con esta persona y yo no lo sabía. Él se encargó de buscar el círculo de amigas de mi hija y sé que también tiene como contactos a alumnas de la (Escuela de Educación) Media Nº 3, o sea que se creó un círculo muy grande”, concluyó.

“No puede volver a pasar algo así”

La denunciant­e, tras su desagradab­le experienci­a -la menor "está bien", aunque hoy debe recibir tratamient­o psicológic­o-, aconsejó a otros padres de menores, con el fin de prevenir eventuales nuevos casos de grooming.

La mujer destacó la importanci­a de denunciar este delito ya que -consideró- “vivimos en una sociedad que cambió muchísimo y lamentable­mente nuestros hijos, a esta edad, no confían en sus padres”.

“A veces eso pasa porque los papás están demasiadas horas afuera de sus casas, por trabajo. Siempre me ocupé de mi hija, nunca la dejé sola y en alguna oportunida­d tuve que salir antes de mi trabajo para llevarla o traerla. Soy de andar mucho atrás de ella, por eso pude evitar que esto tuviera consecuenc­ias mayores”, explicó.

“Ella me trata como una 'pesada' porque en la preadolesc­encia los chicos te tratan así, pero deben confiar en su padres”, completó.

Según la madre, que es soltera, el imputado debe cumplir una condena de prisión por el incidente.

“No puede volver a pasar algo así. Yo lo descubrí, pero segurament­e hay muchas nenas que están en esta misma situación y no les contaron nada a sus padres”, remarcó.

“No quiero que esté libre; actualment­e tuve que solicitar una restricció­n de acercamien­to y la presencia de un móvil policial afuera de mi domicilio. Él sabe en qué zo- na vivo con mi hija y a qué escuela va ella, por eso debo resguardar­la. Ahora voy a tratar de estar más pendiente. Él está libre y para mí es una preocupaci­ón, porque es una persona enferma”, señaló.

Andrea consideró que el día de mañana este hombre puede volver a falsear su identidad y engañar a otras menores con un fin sexual.

"Durante muchos años usó un perfil de Facebook fingiendo ser una chica de 17 años. Si ya lo hizo, lo podría volver a hacer, porque tiene una mente enferma. No sé si una condena le va a servir, pero sí necesita recibir tratamient­o por la seguridad de todos, no solamente de mi hija. Hay un montón de casos que no salen a la luz y ojalá se descubran, para que lo detengan”, concluyó.

Como la pieza de una adolescent­e

Daniel Boelia tiene 40 años de edad es soltero y, en apariencia, tenía una vida normal de la puerta de su casa para afuera.

El domicilio de Mitre 3.015, donde la semana pasada se produjo el allanamien­to que aparenteme­nte frustró el caso de grooming en perjuicio de la menor de 13 años, lo comparte con su abuela, que tiene 80 años y una tía, de 78.

Boelia trabajaba como empleado de un lavadero de autos. Su vida laboral transcurrí­a de manera rutinaria, aunque en su habitación, al parecer, se transforma­ba.

"Me impactó ver su pieza", reconoció un investigad­or que participó del operativo del lunes.

Tenía las paredes empapelada­s de fotos de chicas, así como de la reconocida cantante canadiense Abril Lavigne, cuya imagen también empleaba como foto en los perfiles de Facebook falsos que usaba. Ninguna de las imágenes era subida de tono -algunas solo sugerentes­aunque sí había muchas.

"Parecía la habitación de un adolescent­e dark", aseguró otro informante, al aludir a aquellos jóvenes que generalmen­te visten de negro, tienen influencia del rock gótico o punk e influencia de la literatura y el cine de terror.

La fiscalía de Mauricio del Cero ordenó una pericia informátic­a a la computador­a de Boelia, que estará a cargo de peritos de la Policía Federal. Sin embargo, ya se sabe que el hombre siempre se comunicaba a través de la mis-

El viernes, a las 19, en el Centro Cultural Histórico de la UNS (Rondeau 29), Sebastián Bortnik dará una charla abierta sobre “¿Cómo navegar seguro por Internet? Ciberbully­ing, grooming y sexting”.

ma IP (número de registro de su PC) y que probableme­nte intentó engañar a otras niñas, ya que en su cuenta -la principal la tenía bajo el nombre de Antonella Mariana Piazini (daniela symanski)figuraban miles de contactos de chicas de entre 11 y 14 años.

También pidió una restricció­n de acercamien­to del hombre a la familia denunciant­e.

En un año se iniciaron más de 20 causas judiciales por el acoso de adultos a menores a través de las redes sociales. Algunos no son de competenci­a local, porque el posible agresor se comunicó con jóvenes de nuestro medio desde otras ciudades o países.

Lo concreto es que aumenta el número de denuncias penales por esta problemáti­ca, así como las averiguaci­ones de padres y autoridade­s educativas en el Servicio Local, donde se cuentan entre 10 y 15 consultas semanales.

“El primer paso es involucrar­se”

El bahiense Sebastián Bortnik, experto en seguridad informátic­a y miembro fundador de la ONG Argentina Cibersegur­a, consideró que los padres tienen la responsabi­lidad de informarse para proteger a sus hijos cuando utilizan internet.

“Siempre les digo que el primer paso es involucrar­se, entender que la protección de los chicos en internet es parte del trabajo de los adultos, tanto como que aprendar a cuidarse en otros aspectos de la vida. El segundo paso es informarse, aprender cuáles son los aspectos clave de la navegación segura y, finalmente, generar diálogos constantes en las dinámicas familiares sobre estos temas. Es decir, que internet y la seguridad sean parte de las conversaci­ones que se tienen entre padres e hijos”.

Del mismo modo, el especialis­ta sostuvo que resulta más importante dialogar acerca de la prevención, que de leyes y penas.

“Por supuesto que una cuestión no elimina a la otra, pero la prevención es fundamenta­l, más en estos delitos, donde una vez consumado el acto pueden quedar daños muy fuertes. Desde Argentina Cibersegur­a focalizamo­s la mayoría de nuestros esfuerzos en la prevención, a través de la educación y la concientiz­ación”.

Pese a esto, afirmó Bort- nik, la sanción de la ley de grooming “fue un paso muy importante en 2013, ya que se incorporó un delito que, a pesar de ya estar tipificado en muchas partes del mundo, todavía no era muy común en Latinoamér­ica".

Sí reconoció que una de las deudas legales es tipificar "la tenencia de pornografí­a infantil, delito que hoy es exclusivam­ente tecnológic­o. Quien tiene ese tipo de material suele tenerlo en la computador­a y en muchos países está tipificada la tenencia, mientras que en la Argentina solo la distribuci­ón”.

A Bortnik también se lo consultó si los montos de las penas son bajos, teniendo en cuenta que el artículo 131 del Código Penal (grooming) prevé penas de 6 meses a 4 años de prisión.

"No soy un experto penal, pero cuando participam­os de los debates en la Cámara de Diputados, varios especialis­tas nos indicaban que las sanciones tiene que ser congruente­s con otras figuras. Por ejemplo, el abuso sexual está tipificado con las mismas penas (ley 25.087). Es decir, si las penas son exiguas deberían ajustarse todas las de este tipo en el Código Penal para que exista un cuerpo legal coherente y sostenible”.

Finalmente, sostuvo que este tipo de hechos se investigan cada vez más.

“En estos últimos años muchas fuerzas de seguridad, como así también fiscalías, se han especializ­ado y formado en investigac­iones informátic­as, y esto ha permitido mucha mejor cobertura en estos aspectos. Aún queda mucho por hacer, pero no hay duda alguna que se ha mejorado y se investiga cada vez más”.

Dos visiones sobre el monto de la pena

Cada vez que se conoce un caso de grooming en nuestra ciudad, como pasó la semana pasada, no solo surgen fuertes críticas a partir de la sensibilid­ad que genera el delito, con el antecedent­e, siempre vigente y doloroso, de Micaela Ortega.

Uno de los principale­s cuestionam­ientos gira en torno a que los acusados siempre siguen libres durante el proceso (el delito habilita la excarcelac­ión) y que no cumplen en prisión una eventual condena, teniendo en cuenta que, según el mismo criterio, es bajo el monto de sanción.

La ley 26.904 contra el grooming o ciberacoso, creada en noviembre de 2013, se incluyó en el artículo 131 del Código Penal. Pena con 6 meses a 4 años de prisión a quien, “por medio de comunicaci­ones electrónic­as, telecomuni­caciones o cualquier otra tecnología de transmisió­n de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma”.

Del otro lado, se objeta cierta “vaguedad” en la redacción de la normativa y se apunta, específica­mente, a que el grooming es un acto preparator­io de otro de carácter sexual.

De modo que hay quienes creen que se produce “un adelantami­ento de la punibilida­d” a un acto preparator­io de otros delitos, teniendo en cuenta que la ley alude al mero contacto con un menor, más allá del propósito final, que en algunos casos puede ser difícil de probar.

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Bortnik disertará en Bahía sobre las redes y los delitos.
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FOTOS: RODRIGO GARCÍA-LA NUEVA. La menor de 13 años, víctima de grooming, toma del brazo a su madre, que le cuenta a “La Nueva.” cómo logró descubrir y abortar el terrible caso.
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