“Una vez más el equipo demostró coraje, astucia y personalidad”
“En un aluvión de 30 minutos deglutimos a Huracán”, sostuvo Mario Sciacqua, el DT que se quiere convertir en el “salvador” de Olimpo. “Estamos más vivos que nunca”, esgrimió.
Pasó el partido con mayor presión del campeonato. Y lo ganó. Y volvió a salir de la zona de descenso directo. Y sigue dependiendo de sí mismo para continuar ilusionándose con permanecer en Primera división. Y sigue, y sigue, y sigue... "¡Viste que estamos vivos! Era ganar o... mejor dejálo ahí...", le manifestó el DT de Olimpo Mario Sciacqua a este cronista antes de dirigirse a la sala de prensa, esta vez colmada de periodistas.
"Ante Huracán era un partido complicadísimo porque se jugaba tres días después del fierrazo que nos había dado Arsenal. En Sarandí nos faltó mucho de lo que había- mos mostrado ante Estudiantes y en el segundo tiempo frente a Newell's. Pero el plantel entendió que era una de las últimas chances que nos quedaban de salir del infierno, dieron vuelta la página rápidamente y asumieron el choque contra Huracán como un desafío contra ellos mismos, contra sus virtudes y contra sus defectos, y que para ganar había que jugar como una final, dejando la piel y trabando con la cabeza si era necesario", sostuvo el entrenador olimpiense, esta vez tratando de controlar la euforia y no haciendo respuestas tan largas.
"Hoy (por ayer) era un partido con una carga emocional terrible, y más allá de lo futbolístico, teníamos que dominar el aspecto psicológico y ser inteligentes para ganar. Empezamos perdiendo y las dudas aparecieron todas juntas, pero el equipo se repuso con coraje, astucia y personalidad, y en un aluvión de 30 minutos en el primer tiempo se deglutió a Huracán con intensidad, agresividad y voracidad. Fue el equipo que a mí me gusta, y se lo manifesté a los jugadores en el vestuario", agregó el DT.
"En el segundo tiempo la posesión del balón fue de Huracán, pero Olimpo mantuvo el orden, contragolpeó con criterio, atacó por donde lo debía hacer y creó situaciones para aumentar el marcador. Por eso digo que el triunfo, además de ser justo y merecido, fue tremendamente valioso", sentenció.
--¿Por qué no jugaron ante Arsenal como si lo hicieron frente a Huracán, con dientes apretados y como si fuera la final del mundo?
--Después de Arsenal mantuvimos muchas charlas individuales y grupales. Todo el plantel entendió que Olimpo, sea a nivel deportivo o dirigencial, está haciendo un gran esfuerzo por mantenerse en Primera, y que no podíamos tirar todo por la borda. Les pedimos a los jugadores una dosis más de sacrificio, que valía la pena por el grupo, porque futbolísticamente, comparándonos con los rivales que están en la misma que nosotros, nos encontrábamos mejor.
"Además, el equipo siempre demostró estar vivo, porque le metieron varios ca- chetazos y reaccionó. Me preocupó la caída con Arsenal, porque vi a los jugadores abatidos, pero nunca dejé de creer en ellos, en que se iban a brindar por completo y a dar el máximo contra Huracán tras una derrota tan dura como la que sufrimos en Sarandí. Estaba enojado, triste, angustiado, aunque hoy (ayer) estos pibes me devolvieron la alegría. Por eso se los agradezco, porque dar vuelta un resultado en el momento que atravesamos, con convicción y determinación, es para valorarlo y resaltarlo".
Hubo dos momentos claves en el partido: la salvada de Carlos Rodríguez, quien con la punta de su botín y con el último aliento evitó que Briasco ponga el 2-0 para su equipo; y el ingreso de Pérez Guedes como tercer volante central para equilibrar un trámite que era netamente favorable a la visita.
"Los defensores tienen que defender, y `Paco' Rodríguez hizo lo que tenía que hacer: defender. En esa jugada, lo que me preocupó es que habíamos quedado mal parados, descompensados y lejos de las marcas. Y en el segundo tiempo, el ingreso de Pérez Guedes fue para reagruparnos mejor en la zona media, para tapar un poco a Montenegro y para sacarle un poco la pelota a ellos. Lo logramos retrasando un poco más a Villarruel y presionando más alto con Tellechea, Pérez Guedes y Coniglio, que había quedado como único punta.