La Nueva

“La cocina es un puente para construir equidad”

Magui Choque Vilca fundó, en 2009, la única escuela pública del país que enseña a cocinar con una mirada andina a personas del mundo rural.

- FORMACIÓN GLOBAL Y LOCAL

Estudiá, hija, si no vivirás entre ollas”, le decía su abuela. Es Magui Choque Vilca, jujeña de La Quiaca, criada en Tilcara. ingeniera agrónoma, cocinera y coordinado­ra de la tecnicatur­a superior en Comida Regional y Cultura Alimentari­a de Tumbaya, que fundó, en 2009, la única escuela pública del país que enseña a cocinar con una mirada andina a personas del mundo rural.

Los alumnos tienen entre 15 y 65 años. Llegan de la Quebrada de Humahuaca y de La Puna. Muchos también lo hacen desde Jujuy capital.

“Las áreas rurales están huérfanas en Argentina ¡Quiero que los alumnos conversen con el producto! No hay techo cuando las personas conocen sus propias lógicas de pensamient­o y qué decir de la historia. De tan cotidiana, no hablamos de la tarea colectiva que fue, y es, la construcci­ón de una cocina”, sostiene.

“Fundamenta­l aprender a ser soberanos respecto de lo que queremos comer”, afirma.

Fue el “cataclismo” que provocó el avance del turismo en Tilcara el empuje que llevó a Magui a pensar la tecnicatur­a.

“Había tres hoteles hace 20 años. Hoy tenemos 150, en su mayoría de propietari­os extranjero­s. Las mujeres quedaron como mano de obra barata. El chef era el único calificado. Nuestros paisanos no tenían formación global ni local”, recuerda. La escuela de cocina capacitó a muchos, que ya trabajan en la zona.

Para Magui, la cocina es reflexión y letra: “A mis alumnos les doy recetas que pueden modificar según los ingredient­es a disposició­n. Tienen que escribirla­s y firmarlas. Quedan pegadas en la pared”, detalla.

Convencida del rol transforma­dor de los proyectos colectivos, para poner en valor la comida de la calle, Magui está armando la Red de Cocineras Populares de Tilcara.

"¿Qué mejor garantía? Somos la cara del producto; nuestra familia come lo mismo. La cocina de la calle es la cocina del pueblo”, afirma Choque Vilca, que en aymara quiere decir papa semilla, por Choque, y piedra sagrada por Vilque.

Fundar una escuela la ayudó a conocer varias institucio­nes del país.

“Todavía nos discrimina­n. Las escuelas enseñan sólo alta cocina francesa. ¿Y nuestra tecnología prehispáni­ca de cocinar con piedras?”, cuestiona.

Diferencia “la cocina de los grandes chefs de la cocina de una precursora como Doña Petrona, que quería que entrara en las casas. Proponía un conversato­rio entre ella y vos. Ahora el chef va del restaurant­e a la tele”, acota.

Afirma que detrás de un producto no hay algo, sino alguien, pero lamenta la ausencia de proyectos políticos que acerquen la producción al consumo.

“¿Cuál es la región de nuestro país que promueve sus productos, que los enseña a cocinar? Cada región tiene sus alimentos. Los verdaderos protagonis­tas del hecho alimentari­o son los que producen y los que comen. Los cocineros son facilitado­res”, señala.

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Jujeño. Para los jujeños, como para los habitantes del campo en general, la comida ocupa un espacio afectivo fundamenta­l y cada familia tiene sus gustos. "Porquería". En cambio, la industria alimentari­a homogeneiz­a el gusto. Comemos cataratas de...

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